“Vivir en un tembladeral”: cómo las crisis económicas moldearon la psicología de los argentinos
La renuncia del ministro Martín Guzmán despertó, otra vez, la incertidumbre y la preocupación de la población; expertos en salud mental describieron el impacto de vivir atravesados por la inestabilidad
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El sábado pasado, la noticia de la renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía de la Nación interrumpió la tarde de los argentinos y se convirtió en el principal tema de conversación en el país. Su salida se suma a una larga lista de sucesos que desde hace años vienen sacudiendo el escenario político económico de la Argentina lo que genera incertidumbre y preocupación entre los ciudadanos.
Tras la devaluación de finales de 2019 y el cambio de Gobierno, llegó la pandemia de Covid-19, y ahora que la situación epidemiológica comenzaba a mejorar, la renuncia de Guzmán descalabra una vez más no solo el panorama político-económico nacional sino también la estabilidad emocional y psicológica de los argentinos. Especialistas consultados por LA NACION señalaron que la angustia, la ansiedad, la dificultad para proyectar un futuro y la resignación son algunas de las características psíquicas de quienes viven atravesados por crisis económicas.
“Las crisis económicas recurrentes son acontecimientos que muchas veces toman dimensiones traumáticas. Un problema que se crea en la subjetividad colectiva de los argentinos es el de una teoría de la inevitabilidad del destino. Es decir, se cree que tenemos un destino inevitable y congénito que es vivir en crisis, como si no hubiera nada que hacer frente a ello”, explicó José Eduardo Abadi, médico psiquiatra y psicoanalista.
Según el experto, ese pensamiento genera un sentimiento de malestar crónico, cuadros de ansiedad y pesimismo que a veces lleva a la tristeza o a la depresión. Y además, se crea una fragilidad de los vínculos y lazos interpersonales que lesionan un proyecto de comunidad. Es decir, no solo se atenta contra la estabilidad personal sino también contra la grupal.
Por su parte, Miguel Espeche, psicólogo y psicoterapeuta especialista en vínculos, dijo que las problemáticas más habituales relacionadas con las crisis recurrentes son la dificultad para proyectar y la ansiedad que genera el no saber cuáles son las reglas de juego y la arbitrariedad con la que esas reglas pueden modificarse.
“El ser humano siempre supo que la naturaleza es bastante arbitraria, pero cuando eso se traslada en forma recurrente a las reglas de juego humanas, se genera una peculiar ansiedad y una sensación de inestabilidad que afecta mucho a las personas. Ni hablar de los cuadros de angustia de aquellos que tienen alguna patología y requieren asistencia, pero no pueden acceder a ella o la percepción de que uno no puede ayudar a quienes lo necesitan porque a gatas llega consigo mismo. Se genera un malestar psíquico muy traumático para todos”, detalló.
La economía en la consulta
De acuerdo con un estudio realizado por el licenciado Modesto Alonso, la Argentina es el país con más psicólogos por cantidad de habitantes, lo que permite pensar que una buena parte de la población realiza algún tipo de terapia psicológica.
José Sahovaler, psicoanalista miembro de APA y autor del libro La erótica del dinero, sostuvo que en la Argentina se piensa mucho en dinero y en cómo llegar a fin de mes, por lo que resulta muy difícil que los pacientes no hagan comentarios en el diván sobre lo que está sucediendo en la política o en la economía.
“Si vos no podés comer, te duele el estómago y entonces no podés pensar en otros temas. La angustia económica oculta y tapona otros tipos de angustias”, dijo.
Espeche también comentó que las preocupaciones del plano económico se cuelan en las consultas como un elemento que influye sobre las demás circunstancias. “Se ve, por ejemplo, en la angustia de los padres al ver que sus hijos no pueden progresar. Ni hablar cuando los afecta directamente con dificultades de hacerse cargo de obligaciones económicas o modificaciones en su estilo de vida. Las crisis impactan de forma diversa a la gente de acuerdo al estilo de vida de cada uno. Hay gente que no puede tomar el colectivo, por lo cual no llega a una consulta psicológica y uno supone que están viviendo una situación muy difícil, y están aquellos que sienten una tristeza por el estado de las cosas, pero su heladera no se ve en jaque. Sin embargo, la angustia es transversal a todos los argentinos”, dijo.
De acuerdo a Abadi, cuando estallan las crisis económicas, devienen en una situación de emergencia como puede ser un accidente, una enfermedad o una pérdida sorpresiva y eso naturalmente ocupa gran parte de la atención y compromete la exploración de angustias menos urgentes, pero no menos importantes.
“Algo sólido en un tembladeral”
A pesar del pesimismo que describen los especialistas, LA NACION les consultó si es posible rescatar algo positivo de las crisis.
“El plano afectivo de la Argentina es muy valorado. Posiblemente sea, y esto no es más que una hipótesis, porque de una forma u otra se ha tenido que apostar a aquello que queda incólume frente a los avatares económicos, que es el plano afectivo. En muchos ámbitos se fomenta la familiaridad, la amistad y la afectividad, quizá como una manera de armar algo sólido en un tembladeral”, comentó Espeche, quien también mencionó como rasgo positivo de los argentinos la capacidad de resiliencia.
“En la Argentina muchos conocemos hasta qué punto podemos caernos y volvernos a levantar. Esto para algunos es un valor superlativo y para otros es casi una burla decir que eso es positivo, pero dado que la desgracia existe, entender algo de nosotros mismos a través de la desgracia es algo que nos enriquece”.
Por el contrario, Sahovaler no encuentra nada positivo en las crisis. “La sensación que tiene el argentino es que va a cualquier lugar del mundo y se las arregla como una especie de sobreviviente a los vaivenes políticos y sociales, pero es una falsa sensación porque todos los países son difíciles. Creerte Gardel no te hace Gardel. Las crisis económicas no son positivas, no forjan el espíritu, duelen. La resiliencia es sobreponerse a algo terrible y no creo que sea bueno tener cosas terribles”, sostuvo.
Además, dijo que como consecuencia de las crisis permanentes, muchos jóvenes creen que solo hay dos opciones: o suponen que la vida siempre tiene que ser así, como vivir en un tembladeral o, los que tienen posibilidades, piensan cómo irse.
Juan Eduardo Tesone, psiquiatra de la Universidad de París XII y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), concluyó: “La repetición de las crisis en nuestro país, ligadas a los ciclos de incertidumbre económica, de inestabilidad del valor del dinero, el aumento de la pobreza y la inseguridad generan una angustia en la población, que se refleja en el aumento de consultas por crisis de ansiedad, angustia, depresión y/o síntomas en el cuerpo como pueden ser crisis cardíacas. Cada crisis es disruptiva para el psiquismo y su prolongación en el tiempo deja huellas potencialmente traumáticas. Hace ya varios años que vienen aumentado las consultas en los consultorios y servicios de salud mental sin que las políticas públicas adviertan la importancia de dar respuesta a esta problemática”.
Las consecuencias psicológicas
- Ansiedad: Espeche la definió como un temor cronificado que genera una anticipación de las situaciones. La persona se sale del tiempo presente y se focaliza mucho en lo que podría llegar a venir y actúa de manera estresada con ideas anticipatorias que lo angustian. Muchas veces tiene un correlato físico como sudoración, modificación de la química corporal y dificultades para respirar.
- Angustia: Tesone explicó que la angustia es la sensación de que se cierra la garganta y las vías respiratorias. La palabra viene de angosto, es decir, de estrecho y es una sensación de ahogo que tiene un concomitante corporal: “La angustia es para el psiquismo lo que la fiebre es para el cuerpo. Así como la fiebre indica que hay algo en el cuerpo pero hay que ver el origen, la angustia puede ser la punta de iceberg de una problemática que hay que averiguar de dónde proviene. Es el síntoma que traduce que algo en el psiquismo no está bien”.
- Depresión: Tesone la describió como una enfermedad que hay que diferenciar del duelo, que es un momento de tristeza normal por una pérdida. La depresión es una entidad que genera una serie de síntomas, el más común es la tristeza pero también puede haber abulia o falta de sueño.
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