Vivir en fase 2: “Acá hasta el cine está abierto pero las escuelas están cerradas”
En 22 municipios bonaerenses todavía no volverán las clases pese a la baja de casos; los colegios que se encuentran en distritos que están en fase 3 y 4 están habilitados desde ayer a extender las cuatro horas de clases presenciales
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“Acá están abiertos hasta el cine y el teatro, pero las escuelas siguen cerradas. Nos olvidaron, nos abandonaron en fase dos”, dice Teresita Sioli, mamá de Isabel, de 8 años, de Inés, de 5 y Juana de 3. Hace algunos días, cuando las estaba llevando a su clase de gimnasia artística, Inés le preguntó: “Mamá, ¿por qué puedo ir a gimnasia y no puedo ir al colegio?”. La mamá no supo qué contestarle. “Es que no tiene lógica. En nuestro pueblo todo volvió a abrir. Menos las escuelas”, dice. Viven en Lincoln, en la provincia de Buenos Aires, que es uno de los 22 municipios que todavía siguen en fase 2. Hasta esta semana eran 37, pero esta mañana se anunció que 15 de ellos pasaban de fase y retomarían las clases. No fue el caso de Lincoln ni de otros 21 municipios en los que los habitantes no entienden por qué no se vuelve a la presencialidad. Aunque las autoridades dicen que se debe a una suba de los contagios en los distritos, los vecinos se indignan cuando contrastan los números que llegan desde la Municipalidad.
“Tenemos unos 200 casos activos, un tercio de casos que había en el verano, cuando estábamos en fase 3. Las terapias no están desbordadas y los médicos locales hicieron un comunicado recomendando la vuelta a clases. Nuestros hijos llevan un año y medio sin colegio. Acá los chicos no van a clases en colectivo porque no hay transporte público. No tiene sentido. La situación es desesperante. Y vemos que en la provincia se amplían los horarios, pero a nosotros nos dejaron olvidados”, cuenta. Los número oficiales de la Municipalidad de Lincoln dicen que hay 232 casos activos, la mitad en localidades rurales fuera de Lincoln y que la ocupación de las camas de terapia está al 71%. LA NACION quiso consultar al intendente local Salvador Serenal (Juntos por el Cambio), pero hasta el momento no obtuvo respuesta.
El sábado pasado, Teresita participó de una reunión vía Zoom entre miembros de la agrupación Padres Organizados de estos municipios con los intendentes. Especialmente fueron los de la región educativa 14. Solo participaron seis de los ocho intendentes convocados. Los que no responden al gobernador de la provincia. “Les pedimos que nos cuenten qué están haciendo. Pero nos encontramos con personas que no tienen más herramientas, porque la vuelta a clases se decide en La Plata”, dice Sioli.
En una situación similar están los municipios de 9 de Julio, Bolívar, Carlos Tejedor, Chacabuco, Coronel Pringles, Florentino Ameghino, General Belgrano, General Lavalle, General Viamonte, Hipólito Yrigoyen, Junín, Leandro N. Alem, Lincoln, Lobería, Maipú, Monte Hermoso, Pehuajó, Pellegrini, San Cayetano, Suipacha, Trenque Lauquen y Tres Lomas. Otros municipios como Balcarce, Coronel Suárez, General Arenales, General Paz, General Lamadrid, La Costa, Magdalena, Necochea, Puan, Rauch, Rivadavia, Roque Pérez, Saladillo, San Andrés de Giles y Torquinst pasaron de fase esta mañana según anunció el Gobierno de la Provincia.
LA NACION consultó a la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense desde donde se informó que los cambios de fase se anuncian a nivel del Gobierno provincial. “Los cambios de fase son anunciados por Jefatura de Gabinete de Ministros en las conferencias semanales sobre la situación epidemiológica”, informó la vocera.
Cierres y aperturas
“Son unos 200.000 chicos que están sin colegio. Con un sistema de educación a distancia que no es real y que en la práctica significa que los chicos no tienen ningún contacto con la escuela. En la mayoría de estos municipios tampoco funcionó el programa de Escuelas Abiertas, que suponía una vinculación presencial para los alumnos que lo necesitaran”, dice Carla Rigoli, miembro de Padres Organizados que coordina el reclamo a nivel de la provincia.
“No podemos hablar de chicos que abandonan las escuelas. Aquí fue la escuela la que los abandonó a ellos”, apunta.
Los habitantes de los municipios en fase 2 aseguran no entender los criterios provinciales de las restricciones, que en la práctica lo único que implican en muchos casos es que sean las escuelas lo único cerrado y todas las demás actividades, desde peluquerías, cines, centros de actividades recreativas o extraescolares, bares y lugares de paseo, todo esté funcionando.
En las últimas horas era fuerte la versión de que el cambio de fase era inminente. Algunos intendentes decían que las clases volverían uno o dos días antes de las vacaciones y otros que el retorno sería después del receso invernal.
Valeria Massarolli es mamá de cuatro chicos que no tienen clases. También vive en Lincoln, donde trabaja como empleada doméstica. Sus hijos asisten a una escuela pública y dice que la conexión de los más grandes, que están en secundaria, con el colegio fue inexistente. “Con todo el esfuerzo compré un celular y puse internet en casa, pero resulta que los docentes no dan clase virtual. Mandan trabajos por WhatsApp. Y los chicos ya no entienden ni lo que tienen que hacer. Thiago, mi hijo mayor, de 16 años, me dijo ayer cuando me quise sentar con él a ver la tarea, que no entendía, que necesitaba un profesor que le enseñara. Yo no entendía tampoco, no sabía como ayudarlo. Pero esa instancia de un profesor que enseñe, directamente desde hace un año y medio que no existe”, dice con dolor.
Ludmila, de 14 años es la que más se las arregla sola, pero con Leonel, de 11 y Dante, de 7 es muy difícil. “El más chiquito va a pasar a tercer grado y no sabe leer ni escribir. La maestra le manda tarea, por ejemplo un cuento y responder preguntas. Pero se lo leo yo, yo le digo las respuestas y lo ayudo a escribir. No sirve de nada. A nuestros hijos nos los abandonaron”, dice.
En Lincoln, por ejemplo, no existe transporte público. Los chicos van al colegio caminando, en bicicleta, a caballo o en auto. Había un sistema de colectivos escolares que hace tiempo dejó de funcionar. Por eso los vecinos no entienden que se use el argumento del aumento de la circulación y los contagios. Son unos 10.000 chicos que en lugar de estar en la escuela, están dando vueltas por el pueblo.
“La gente en algunos lugares ni barbijo usa. Este fin de semana había gente por todos lados y con el partido, ni existía la distancia. Aún así los casos no son tantos, no entendemos el criterio de las fases para cerrar las escuelas”, dice Massarotti.
Estefanía Asusmendi es contadora, vive en Vedia, cabecera del departamento de Leandro N. Alem, donde tampoco hay clases. Es mamá de José Ignacio, de 9 años, de Valentina, de 8 y de Josefina, de 7. “En este momento, en todo el partido hay 66 casos activos”, dice mientras chequea las cifras oficiales de la municipalidad. Con una población de 18.000 habitantes, no entiende el criterio para sostener la fase 2. No solo esos números: el 96,5% de la población que se inscribió para vacunarse ya tiene al menos una dosis. Y eso incluye a los docentes. Aún así, en el departamento las clases no volvieron.
“Es muy difícil. Yo trabajo en mi estudio, que está al lado de mi casa, pero tengo que ir y venir. Les dejo abierta la computadora, con mi WhatsApp y les dejo el despertador para que se levanten y desayunen solos. Y después, los más grandes se van turnando para hacer los Zoom. A los docentes les insistimos que nos armaran cuadernillos con agenda de actividades para cada día. Porque sino, no pueden trabajar. Ellos ya saben que no hacen la actividad del día, sino la del día anterior, que es la que ya envió la docente en el horario de clases. Hacemos lo que podemos”, dice.
Con la más chica, el sistema es distinto. Como está en primer grado, la virtualidad es muy difícil y sobre todo por la complicación de conectar a tres chicos con una sola computadora.
Entonces Estefanía y su marido, dedica el sábado a enseñarle a leer y a escribir a Josefina. “Hacemos todo lo que podemos, con los horarios que tenemos. Si un día me tengo que ir a hacer un trámite, los chicos vienen conmigo y se pierden la clase. No tiene sentido seguir con estas restricciones, porque los chicos tienen que volver a la escuela, lo antes posible”, asegura.
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