“Vivimos una situación muy traumática”: la odisea que atravesó un contingente de turistas argentinos en Israel
Abraham Kaul organiza viajes a ese país; junto a 32 personas, llegó a Jerusalén pocas horas antes de que se produjera el ataque de Hamas; “señor, estamos en guerra, mire las noticias”, le avisó el recepcionista del hotel en el que se alojaba
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Abraham Kaul, que fue presidente de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) entre 2002 y 2005, es el responsable de la agencia de viajes Taiar, que organiza, entre otros paquetes, tours a Medio Oriente. El sábado pasado aterrizó en Jerusalén con un grupo de 31 argentinos y un brasileño. Llegaron al hotel cerca de las 4 y se fueron a dormir. Kaul le pidió al recepcionista que los despertara recién a las 12.30. De ese modo podrían descansar después de un largo vuelo. En ese momento, faltaban solo pocas horas para que se produjera el ataque del grupo Hamas.
“Era mi grupo 222, no me voy a olvidar más de ese número. La idea era conocer Israel, luego ir a Petra, en Jordania. Después, muchos tenían pasajes para ir a Egipto o a otros destinos. Estábamos con pasajeros de Misiones, Entre Ríos, Río Negro, Neuquén, Mar del Plata, y de muchos lugares del país. Nos encontrábamos durmiendo en el hotel y el teléfono sonó. Era el recepcionista, le dije que me tenía que despertar más tarde y me contestó: ‘señor, estamos en guerra, mire las noticias´”, relata en diálogo con LA NACIÓN.
Kaul se levantó de inmediato: “¿Cómo que comenzó una guerra? No entendía nada, luego me dijeron que no podíamos salir del hotel. Me vestí y llamé a nuestra oficina en Tel Aviv y me explicaron la situación. Me dijeron que en Sabbat rompieron las rejas que nos separan de la Franja de Gaza y atacaron Israel”.
Mientras Kaul y el grupo descansaba, lo que se desató en Israel fue un ataque jamás visto en la historia del país. Los integrantes de Hamas quemaron casas, masacraron familias enteras y secuestraron israelíes. Hasta ahora, el golpe, que fue por agua, tierra y aire, dejó casi 1000 muertos y más del triple de heridos. Además, si bien aún las cifras no logran ser del todo precisas, estiman que hay alrededor de 100 civiles y soldados secuestrados. Ahora, Hamas amenaza con matar a un civil israelí por cada nuevo ataque contra el territorio que ellos dominan.
“Ese sábado nos quedamos en el hotel e hice una reunión con la gente. Estábamos esperando indicaciones del Ministerio de Turismo de Israel. Lo que hacemos nosotros no es un tour religioso, en nuestro grupo la mitad eran judíos y la otra, católicos, pero cuando la gente va a Israel las ganas de salir a conocer son muchas. Es un viaje muy especial, de mucha conexión con lo espiritual”, describe Kaul.
El domingo los autorizaron a viajar al norte del país. Fueron a Galilea, pero la situación era inestable. “Yo no puedo mantener a la gente encerrada en el hotel, pero para emprender el viaje a Galilea hice que todos firmaran un papel asumiendo el riesgo que eso implicaba. Mientras estábamos allí escuchamos detonaciones, entonces nos ordenaron volver urgente a Jerusalén. Yo ahí les dije a los pasajeros que sé del esfuerzo económico que hicieron para viajar y las expectativas que tenían, pero que estábamos en un estado de guerra y ahora la prioridad pasaba a ser salir de Israel”, señala.
El día anterior al viaje a Galilea, Kaul ya había contactado al teléfono de emergencia de la Cancillería argentina para comunicarles que estaba con 31 compatriotas y que iban a tener que regresar al país. A pesar del estado de guerra, el lunes algunos de los pasajeros que estaban con él quisieron conocer el Muro de los Lamentos y el Santo Sepulcro, que se encuentran a poca distancia uno del otro.
“El lunes estábamos en el desayuno y la gente me planteó que, ya que estaban en Israel, querían ir de todos modos a conocer lugares sagrados. Algunos salieron con un guía y tuvieron que meterse dos veces en los refugios antibombas. La cosa empeoraba todo el tiempo. De hecho, yo tengo dos amigos que tienen a sus hijos tomados como rehenes o desaparecidos. Esto es inconcebible”, lamenta Kaul.
Cuando estaban deliberando si viajar a Jordania u a otro país árabe y de ahí tomar un vuelo hacia alguna parte del mundo, a Kaul lo llamó un gerente de Turkish Airlines y le comunicó que un vuelo de la empresa, que fue la que los llevó hasta Israel, saldría al día siguiente, es decir, ayer, con destino a Estambul.
“Puse el teléfono en altavoz, la persona de la aerolínea dijo que después de ese vuelo probablemente no habría otro. Todos aceptamos y nos subimos a ese avión. Ahora estamos en Estambul y volveremos en unos días a Buenos Aires. Vivimos una situación muy traumática, nosotros no estamos acostumbrados a que la sensación de muerte se haga presente. Aún tenemos argentinos en Israel y están buscando la forma de salir”, concluye Kaul.
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