La Libertad Avanza se impuso con el 66% de los votos en la zona que va de Recoleta a San Isidro; muchos exvotantes de Bullrich terminaron eligiendo al libertario
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María Marta Varela (85) camina por el empedrado sanisidrense con una sonrisa implacable. “¡Viva Milei!”, festeja al cruzar miradas con el trapito de la Catedral de San Isidro, a quien conoce de toda la vida. Hace unos meses no hubiese imaginado que hoy iba a alegrarse tanto por el triunfo un hombre a quien define como un “loquito iracundo de tono vehemente”. Pero ahora lo vive con naturalidad: “uno se va acostumbrando. Hoy él me despierta esperanza. Antes había votado a Patricia. Todas mis amigas viejas hicieron lo mismo”, dice la vecina, antes de ingresar a la Catedral para rezar. El hecho de que su candidato del balotaje haya definido al Sumo Pontífice como el “representante del maligno en la tierra” no le agrada, pero no cree que “vaya a hacer nada malo”.
“Antes que Massa, cualquier cosa”, dice otra feligresa, Luisa Steffanut (64), jubilada farmacéutica, al salir del templo. Aunque ella sí comparte con Milei el desagrado frente a la “actitud del Papa”: “Francisco se volvió político, eso no me gusta. Milei ayer en su discurso dijo: ‘Que Dios nos bendiga’. Eso me dejó tranquila”, sigue. También es simpatizante de Bullrich, pero apoyó a Libertad Avanza en el balotaje. Este patrón se repite en todo el corredor norte, el bastión de Patricia Bullrich que el presidente electo supo capitalizar. En promedio, entre los distritos de San Isidro, Vicente López, Núñez, Palermo y Recoleta, La Libertad Avanza (LLA) se impuso con el 65,97%, superando ampliamente al ministro de Economía, Sergio Massa, que cosechó apenas el 34,03%.
La popularidad del flamante presidente electo es nueva en la zona, ya que en las generales había contado con el apoyo de apenas el 20,16% de sus electores, mientras que Patricia Bullrich, el del 49,03%
“No es que estamos contentos de que haya ganado Milei, estamos contentos de que haya perdido Massa. Mieli no nos gustaba, pero no había opción”, afirma Jorge Pillado (71), empleado de comercio, mientras toma el desayuno en el clásico Café de París de Vicente López, junto a su mujer, Beatriz (69), que es gestora previsional, al igual que todos los sábados, domingos y feriados. “Nos trató a los mayores de viejos meados, se metió con el Papa…no nos quedó otra que votarlo. Pero hoy lo escuché en la radio, con Longobardi y me pareció creíble, me dio esperanza. Me gusta que, como no tiene equipo, tenga que sumar a gente del Pro. Ahora lo importante es que lo dejen gobernar”, comenta, y retoma la lectura del diario. A pocos pasos, sobre la estación Vicente López de la línea Mitre hay un afiche de campaña donde se lee: “Con Massa a tus hijos los despedís en Ezeiza. Kirchnerismo o libertad. Milei Presidente”, intervenido por un usuario del tren, que escribió: “Con Milei, en la morgue”.
Por la avenida Libertador, la misma que ayer a la noche se sumía en bocinazos y gritos de “Viva la libertad, carajo”, hoy se siente el alivio de un electorado contento, aunque todavía alerta. En los cafés se generan discusiones entre amigos y parejas, pero una mayoría se siente aliviada.
“Vivo en Punta del Este hace cinco años y vine especialmente al país para votar -comenta Nicolás Levy (45) mientras toma una limonada con amigos en la vereda del histórico Café Tabac, en Coronel Díaz y Libertador–. Se debatían dos modelos de país muy diferentes. Creo que Argentina necesita un cambio. Me parecen cautivantes sus ideas, aunque en las elecciones anteriores voté a Patricia.” Levy está a favor de las privatizaciones que hoy ratificó el presidente electo. En su mesa de desayuno no hay consenso. Su amigo Lucas Gros (47) lo tilda de “gorila” y asegura que está de acuerdo con que el país necesita un cambio, pero que Milei no le da confianza. “No creo en los cambios bruscos, tengo miedo a que venga lo mismo por dos: que le salga todo mal y que vengan 35 años de kirchnerismo. Yo voté en las PASO a Larreta y después a Massa”, dice.
Una comensal de Café Tabac asegura ser la única kirchnerista de su edificio, ubicado en Callao y Libertador. “Ayer estuve encerrada, deprimida, rodeada de los gorilas de mi barrio”, dice, a la vez que afirma que sus vecinos no festejaron mucho: “No tienen la alegría peronista; la gente paqueta no festeja”, comenta la mujer, quien prefirió no dar su nombre, mientras desayuna con un cachorro salchicha sobre su regazo.
Sin dudas el distrito del corredor norte donde Milei obtuvo el mayor apoyo fue Recoleta. Allí cosechó ayer el 72,23% de los votos, mientras que su contrincante electoral, solo el 27,76%. De gorra y alpargatas, el vecino Ignacio Laffaye (39) pasea a su perro jack russell por la plazoleta de Libertad y Alvear y comenta: “Si tenía alguna duda de votarlo o no, se me fue cuando vi que estaba con Macri”, dice el hombre, que se dedica al turismo y a los caballos. “No me esperaba que ganara. Me puse contento, aunque a la vez sé que no va a ser fácil, hay que pasar una crisis económica terrible”, suma.
A diferencia de muchos simpatizantes de Massa, que aseguran que con Milei la democracia corre riesgo, Laffaye cree lo opuesto: “Hay esperanza de democracia profunda. Más peligro es lo que vivimos en los últimos años, donde el poder estaba muy centralizado, no creo que tengamos. Además, cuando ves cómo está compuesto el Congreso, te das cuenta de que el Presidente solo no puede representar un peligro”, concluye.
Con la colaboración de Florencia Rodríguez Altube y Melanie Prokopiec
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