Lo integran ocho islas con riquísima biodiversidad en excelente estado de conservación; empieza a abrirse al turismo
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ISLA EL RICO, Santa Fe.– Todo empieza y termina en el Paraná. El recorrido fluvial, la historia del lugar, su riqueza y potencial; su pasado, presente y futuro. Durante tres fines de semana de julio y agosto, después de una espera larga de más de una década, abrió finalmente al público –de forma experimental por ahora– el Parque Nacional Islas de Santa Fe, el primero de la provincia y el único de la Argentina enteramente insular. Solo se puede acceder navegando a esas ocho islas del delta medio de este poderoso río, formadas durante cientos de años al compás de los pulsos de creciente y bajante y poseedoras de una riquísima biodiversidad en excelente estado de conservación, que ofrecen lo mejor de tres ecorregiones: el humedal del Paraná, el espinal y la selva paranense.
Con sede administrativa en Puerto Gaboto, donde en 1527 Sebastián Gaboto fundó el primer asentamiento europeo del país, el parque nacional abarca 4096 hectáreas donde estalla la vida: allí habitan cerca de 200 especies de aves (garzas moras, pepiteros, caranchos, chajás, biguás), unas 30 especies de mamíferos (carpinchos, zorros, lobitos de río, gato montés), tres decenas diferentes de anfibios, reptiles como los yacarés y una multiplicidad de peces, con el sábalo como emblema.
Por haber sido reserva militar y provincial y haber quedado al margen de actividades productivas como la ganadería de islas, así como por sus propias características geográficas, el estado de conservación y desarrollo de las especies vegetales en esas islas “es extraordinario”, según cuenta Fernando Aiello, ingeniero agrónomo y director de Bosques de Santa Fe. Timbós, espinillos, curuíes, laureles de río y ceibos se mezclan en un paisaje hecho de arroyos, madrejones y albardones, bajo el amparo del canal principal del Paraná.
“Es un orgullo tener un parque nacional en un bosque con estas condiciones de conservación. Es un sitio con una gran calidad ambiental, para la provincia es muy promisorio porque es una oferta de naturaleza en buen estado cerca de grandes centros urbanos”, agregó Aiello, para quien el potencial del lugar para turismo de naturaleza “es tremendo”.
Experimento exitoso
Durante los últimos años, Islas de Santa Fe fue sumando infraestructura básica para poder funcionar ofreciendo condiciones mínimas de estadía en la isla principal, llamada El Rico, adonde están la casa del guardaparque y un área de servicios que incluye baños, mesas para picnic y fogón. A eso se suman dos senderos interpretativos señalizados, uno que bordea un espejo de agua y otro que se adentra en el monte isleño. Ambos invitan a conocer de cerca la flora y fauna del lugar, son de baja dificultad y tienen un recorrido muy accesible de un kilómetro cada uno.
Durante los dos últimos fines de semana de julio y el primero de agosto, el parque realiza una apertura experimental al público para ver cómo puede funcionar el lugar teniendo en cuenta una dificultad mayor: aún no hay un servicio de embarcaciones a gran escala que hagan el trayecto hasta allí y solo pueden acceder quienes tengan embarcación o contraten a algunos lugareños que ofrecen el traslado con lanchas habilitadas.
Desde el gobierno provincial hicieron una valoración muy positiva de la apertura: “Es uno de los sellos de esta gestión provincial que va a trascender. Hasta ahora existía solo en un papel, nunca había tenido gobernanza. Desde 2020 hasta ahora trabajamos en la gestión para tener una administración, guardaparques y la infraestructura necesaria para que sea visitado”, dijo Erika Gonnet, la ministra de Ambiente y Cambio Climático de Santa Fe, para quien “contar con senderos, sanitarios y un área de recreación, así como con un cuerpo de guardaparques, es un gran paso porque marca un rumbo que se puede fortalecer. Que Santa Fe tenga un parque nacional cuya superficie buscamos duplicar son decisiones que han fortalecido nuestras políticas de conservación”.
Una explosión de biodiversidad
La visita al parque, que está dentro del sitio Ramsar Delta del Paraná (un humedal considerado de importancia internacional por sus servicios ecosistémicos), tiene dos momentos impactantes: la navegación desde Puerto Gaboto hasta El Rico, que dura unos 40 minutos, y la propia estadía en esa isla.
Lautaro Tombessi y Camila Varela viven en La Plata y eligieron Santa Fe como destino para sus vacaciones de invierno. “Me enteré por las redes de este parque y decidimos incluirlo en nuestro recorrido. Es hermoso, increíble, tanto el tramo en lancha como los senderos y la naturaleza. Nos encontramos con una Santa Fe que no nos imaginábamos”, contaron a LA NACION. Para llegar hasta el lugar contrataron los servicios de Alejandro Carrasco, un isleño de toda la vida: “Fue buena idea venir con alguien del lugar porque nos contó historias locales, fue una navegación muy linda”, agregaron.
Cerca de la pareja, una familia rosarina aprovechaba el espacio para picnic junto a sus dos hijos. Néstor Muñoz y Gabriela Elizburu explicaron que se enteraron de la apertura por los medios: “Es un paseo buenísimo, nos gusta el río y acá todo es más silvestre y conservado que en las islas frente a Rosario. La navegación es hermosa, realmente vale la pena venir y volver”, describieron, contentos con el servicio de lancha de Gonzalo García, lugareño de la zona.
El guardaparque Guillermo Lier, intendente del Islas de Santa Fe, no duda en repetir que el lugar “es un paraíso”. “Vemos muy buena respuesta de la gente y valoran encontrar un lugar con servicios en medio de las islas. Disfrutan de los senderos y de los animales que se pueden avistar, como yacarés, zorros y carpinchos. El parque tiene gran abundancia de fauna”, afirmó.
“Es un lugar mágico, un oasis dentro de las islas. Hay bosques muy bien conservados, con especies con portes impresionantes, se nota la ausencia de actividad ganadera y de los incendios. Es un lugar para conocer otra isla con naturaleza en excelente estado, dentro del entorno que ofrece el río”, agregó.
La naturaleza como motor de desarrollo
El llamado turismo de naturaleza es una tendencia que, pospandemia, se afianzó en todo el mundo y la Argentina tiene mucho para ofrecer en ese sentido. Matías Fantín es parte del desarrollo turístico Carcaraes, ubicado a apenas cinco kilómetros de Puerto Gaboto por el río Carcarañá. “Hace mucho que trabajamos en turismo regional y tener un parque nacional significa muchísimo. No es solo el parque, es tener un atractivo más dentro del circuito de la región, que tiene gran valor histórico”, consideró.
“Toda la experiencia del parque es maravillosa: es un recorrido único de navegación hasta llegar, hay mucha fauna para ver, es un lugar con historia y ofrece un entorno natural increíble con dos senderos casi vírgenes. Se puede disfrutar de un día de naturaleza y tranquilidad en armonía con el entorno. Es toda una experiencia que incluye lo fluvial y, luego, las caminatas y contemplación del lugar”, apuntó el empresario.
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