Viruela del mono. ¿Estoy protegido? Qué grupos etarios se encuentran en riesgo frente al nuevo virus
La mayoría de los niños y adultos con un sistema inmunitario sano no enfermarán gravemente, dicen los expertos consultados
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NUEVA YORK.- En un mundo harto de luchar contra el coronavirus, el brote de viruela del mono nos pone frente a una pregunta crucial: ¿Estoy en riesgo?
Y la respuesta es tranquilizadora: la mayoría de los niños y adultos con un sistema inmunitario sano no enfermarán gravemente, dicen los expertos consultados. Pero hay dos grupos de alto riesgo.
El primero es el que comprende a los bebés de menos de seis meses, pero ellos todavía no han sido afectados por el brote actual. Y muchos adultos mayores —el grupo etario con más probabilidades de sucumbir al virus de la viruela del mono— al menos tienen la protección parcial que les brinda la vacunación de hace décadas contra la viruela común, según sugieren las investigaciones.
Los adultos mayores vacunados podrían infectarse, pero muy probablemente solo tengan síntomas leves.
“La conclusión es que incluso los que fueron vacunados hace muchas décadas conservan niveles altísimos de anticuerpos y la capacidad de neutralizar el virus”, dice el doctor Luigi Ferrucci, director científico del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos.
“Aunque hayan sido vacunados hace 50 años, la protección tiene que funcionar”, dice Ferrucci.
En Estados Unidos, la vacunación de rutina contra la viruela fue descontinuada en 1972. Los militares continuaron con su programa de vacunación hasta 1991, como precaución contra un ataque bioterrorista.
El doctor Anthony Fauci, máximo asesor del gobierno de Biden en materia epidemiológica, recuerda que tras el atentado con ántrax del año 2001 surgieron dudas sobre la durabilidad de la vacunación contra la viruela. Era razonable suponer que la mayoría de los vacunados seguían protegidos, dice Fauci, “pero la duración de la inmunidad varía en cada persona”.
Vacunas
“No podemos garantizar que una persona que fue vacunada contra la viruela vaya a estar protegida contra la viruela del mono”, aclara Fauci.
El brote de viruela del mono ha ido creciendo: ya hay 260 casos confirmados y miles más en estudio en más de 20 países. La infección empieza con síntomas respiratorios pero hace eclosión rápidamente con un sarpullido característico, primero en la boca, luego en las palmas de manos y pies, y gradualmente va tomando el resto del cuerpo. Ese sarpullido en determinado momento se ampolla y se llena de pus.
Cada pústula contiene virus vivos, y al abrirse puede contaminar la ropa de cama, las toallas y otros objetos, con el consiguiente riesgo para el entorno cercano. Las personas infectadas también deberían evitar refregarse los ojos, porque el virus puede dañar gravemente la visión.
“Antes de que Jenner desarrollara la vacuna contra la viruela, la causa número uno de ceguera en el mundo era la viruela”, dice Mark Slifka, inmunólogo de la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón, y explica que los infectados son contagiosos hasta que las pústulas forman cáscara y esta se desprende.
Al igual que otros expertos, Slifka subraya que si bien la viruela del mono puede ser grave y hasta mortal, difícilmente el brote actual escale en forma de epidemia.
“Tenemos la suerte de contar con vacunas y tratamientos”, dice Anne Rimon, epidemióloga de la Universidad de California en Los Ángeles, que ha estudiado la viruela del mono en África. “Tenemos los medios para frenar este virus.”
12 días
La viruela del mono puede tardar hasta 12 días en manifestar síntomas, o sea que los médicos tienen al menos cinco días después del contagio para vacunar y frenar la enfermedad. (Ese enfoque, llamado “profilaxis post exposición” (PEP), no es una opción para los pacientes con covid, ya que el coronavirus empieza a atacar el cuerpo apenas un par de días después del contagio.)
Lo importante es recordar que el virus de la viruela del mono, o “viruela símica”, no se propaga en ausencia de síntomas, o sea que no hay “propagadores” asintomáticos. Por eso, si estamos atentos a la aparición de síntomas y los infectados hacen cuarentena, el brote no debería avanzar, dice Rimoin.
La mayoría de los casos actuales son hombres menores de 50 años, y muchos se identifican como homosexuales o bisexuales, dato que parece confirmar el posible origen del brote en un evento del Orgullo Gay en las Islas Canarias. (Los expertos aclaran que el brote perfectamente podría haber comenzado en un gran evento de personas heterosexuales.)
La enfermedad no se ha cobrado ninguna víctima fatal. Lo que preocupa particularmente a los expertos, sin embargo, son los contactos estrechos de los contagiados, como niños, adultos mayores o personas por alguna razón tienen su sistema inmunológico comprometido.
Además, la duración de la inmunidad de la vacuna contra la viruela es un tema controvertido.
Refuerzos
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) recomiendan refuerzos de las vacunas contra la viruela cada tres años, pero solo “para personas en riesgo de exposición laboral”, según informó el organismo a través de un comunicado
“Hasta que sepamos más, seguiremos usando las vacunas disponibles para las personas que han tenido contacto estrecho con casos confirmados y las personas con mayor riesgo de exposición laboral, como los trabajadores de la salud que tratan a pacientes con viruela del mono”, informó el CDC.
Estados Unidos y varios países europeos han comenzado a inmunizar a los contactos estrechos de pacientes infectados, una estrategia conocida como “vacunación en anillo”.
Es posible que la mayoría de los grupos vulnerables ya estén protegidos. En un estudio, Slifka y sus colegas extrajeron sangre de 306 voluntarios vacunados, algunos de los cuales habían sido inmunizados hace décadas, —incluso uno que había sido vacunado hace 75—, y la mayoría conservaba altos niveles de anticuerpos contra la viruela.
En otro estudio, Slifka y sus colegas demostraron que hasta los anticuerpos producidos por una sola dosis de la vacuna contra la viruela disminuyen muy lentamente en el cuerpo, y recién se reducen a la mitad después de más de 90 años de la inoculación.
La evidencia de laboratorio sobre los anticuerpos no prueba que la vacunación contra la viruela pueda proteger contra la viruela del mono. Pero para responder a esa pregunta los participantes del estudio tendrían que infectarse deliberadamente con viruela o un virus relacionado, un experimento obviamente prohibido por la ética científica.
Por la misma razón, desde hace tiempo las vacunas y medicamentos contra la viruela solo se prueban en animales.
Los interrogantes sobre la duración de la protección de la vacuna han cobrado especial relevancia a partir del aumento de casos en todo el mundo. La viruela del mono resurgió entre los humanos en Nigeria en 2017, y desde entonces hubo alrededor de 200 casos confirmados y 500 casos sospechosos.
En el Congo se han registrado 58 muertes y casi 1300 casos sospechosos desde principios de este año.
En las aldeas africanas, la gente solía contraer la viruela del mono durante las expediciones de caza, pero rara vez infectaban a otros. “La extensión de los contagios es muy reciente, un fenómeno de los últimos años”, dice Rimoin en referencia al aumento del número de casos.
La caída de la inmunidad, sumada al aumento de la población y a una mayor cercanía con animales en estado salvaje, podrían provocar brotes más frecuentes de viruela del mono, advirtieron Rimoin y sus colegas en 2010.
Un brote sin freno ni control, especialmente entre personas inmunodeprimidas, le daría al virus más oportunidades de mutar en una variante más resistente, tanto en personas como en animales.
“Si la viruela del mono logra instalarse en una reserva de vida silvestre fuera de África, el problema de salud pública sería enorme”, dice Rimoin. “Y en mi opinión, esa sí es una preocupación legítima.”
Por Apoorva Mandavilli
(Traducción de Jaime Arrambide)
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