Virginidad y contrato familiar: Por qué los novios judíos ortodoxos están urgidos por casarse incluso en cuarentena
Iban a casarse a fin de marzo, con una boda de 600 personas en el Sheraton. Música en vivo, catering kosher, boda en el estacionamiento de la sinagoga, bajo las estrellas y fiesta hasta el amanecer. Pero apenas tuvieron noticias de que se venía la cuarentena por el nuevo coronavirus, cuando se restringieron las clases y algunas actividades, los novios, de 20 y 22 años, hijos de dos familias tradicionales de la comunidad ortodoxa del Once, decidieron dar un golpe de timón. Tal como lo hicieron en el pasado sus abuelos, que tuvieron que adelantar una boda por causa de la guerra, ellos decidieron casarse antes de que empezara el aislamiento social.
Cambiaron la megafiesta por un sencillo encuentro. La novia usó su vestido blanco, el novio rompió una copa bajo la jupá, el palio nupcial, mientras los familiares gritaban "¡Mazel tov!" Pero apenas invitaron a 20 personas, los más cercanos. Unos días después, el presidente Alberto Fernández anunció que comenzaba una cuarentena que se iba a prolongar sin fecha cierta de finalización. Y que obligó a cientos de parejas de novios de esta comunidad a una reprogramación infinita.
"Solo para marzo y abril teníamos organizadas 30 bodas de la comunidad. Ya las reprogramamos para mayo, para agosto y ahora todas pasaron para noviembre. Además de todas las de mayo, junio. Tenemos más de 100 casamientos en espera. Y sí, los novios nos llaman todo el tiempo, están desesperados. Algunos hasta nos llamaron para organizar todo lo antes posible. O para armar una boda chica. Pero el problema es que no se puede. La ley no lo permite. El registro civil no trabaja y las bodas judías no se pueden celebrar si no hay al menos diez hombres de la comunidad presentes. Me llaman todos los días y mi respuesta a todos es, por ahora no se puede", explica Damián Cohen, que es wedding & bar mitzva planner.
Las bodas secretas de varias parejas judías en Almagro y Once en plena cuarentena y en un caso con fiestas de más de 150 personas despertaron la polémica. "Ningún ritual religioso está eximido de respetar el aislamiento. Les pedimos que denuncien este tipo de convocatorias para que podamos intervenir o anticiparnos", sostuvo el Fiscal General Juan Bautista Mahiques.
En una de las bodas, los novios terminaron detenidos, lo mismo que los padres y el rabino que los casó, y ahora afrontarán cargos por haber violado el decreto presidencial que restringe las reuniones. La fiesta fue organizada por un rabino de la comunidad sefaradí Shuba Israel. Esta comunidad ya había sido noticia por el fallecimiento por coronavirus del rabino Yabra y de su padre.
Horas más tarde, el abogado de los novios dijo que los protagonistas, que tienen 20 y 21 años, estaban arrepentidos. Pero que en esta comunidad, "la ley de Dios está por sobre la de los hombres". Sus palabras despertaron más controversia. Y muchos, influenciados por lo que se conoce de las bodas judías en la serie de Netflix Poco ortodoxa, comenzaron a hablar de extremismo religioso.
"Esto no tiene que ver con un extremismo religioso. Más bien todo lo contrario. Tiene que ver con la condición humana. Los novios son personas de carne y hueso y llegan vírgenes a la boda. La chica y el chico. Los noviazgos en nuestra comunidad no son largos. Porque ni siquiera se tocan. Ni la mano se dan", dice a LA NACION el rabino Tzvi Grunblatt, director de Jabad Lubavich, una de las seis comunidades ortodoxas en el país.
"Tenemos muchas parejas que se están aguantando. Esperando y no saben hasta cuándo. No se puede justificar lo que hicieron, porque la ley hay que cumplirla y lo primero es resguardar la vida. Pero hay que entender que estas parejas ya suspendieron dos veces el casamiento y no sabían cuándo se iban a poder casar", apunta el rabino.
"Dejo en claro que está prohibido participar en esos casamientos, minianim o reuniones", asegura el rabino Yosef Feigelstock, miembro de otra de las comunidades ortodoxas, que también rechazó los casamientos secretos y que tomó medidas estrictas con quienes hubieran participado del casamiento. "Si una persona ya estuvo en una de esas actividades, debe quedar aislado de nuestra comunidad por lo mínimo por 35 días, con 14 días no alcanza, y debe cumplir la cuarentena en su casa. Especialmente porque en la comunidad en la que se llevó a cabo el casamiento hay enfermos, y también hay quien ya descansa en el Bet Hajaim [murieron] por esta enfermedad", dice el rabino.
Contrato con fecha de matrimonio
Un noviazgo religioso, explica el rabino, dura tres o cuatro meses "como mucho". Una vez que las familias se ponen de acuerdo para que sus hijos se casen, se celebra un compromiso y se firma un contrato matrimonial en el que las partes se comprometen a no casarse con otras personas, a guardar la virginidad y se fija una fecha para la celebración de la boda, que será un día de semana, ni viernes ni sábado, cuando se guarda el shabat. En ese contrato se establece un día y hay que cumplirlo. Debido a la cuarentena, las familias de los novios tuvieron que prorrogar las fechas acordadas, no solo de palabra, sino por escrito. El temor que tienen algunos padres, aunque nadie lo dice en voz alta, es a que el compromiso se disuelva y la boda ya no se realice.
El rabino Grunblatt explica otra urgencia: "Los noviazgos religiosos son cortos. Yo me casé en tres meses. Salimos un par de veces con mi mujer y después nos casamos. Antes de casarnos, no podemos ni darnos la mano, no hay besos, nada. Un noviazgo general es distinto porque ellos no guardan la virginidad. Por eso la cuarentena apremia. Tenemos en nuestra comunidad muchas parejas que están esperando muy ansiosas para poder casarse. Ya postergaron la fecha y la cuarentena no se ve cuando termina. Es una olla presión que si no se abre, explota", afirma el rabino.
El organizador de bodas de la comunidad ortodoxa lo confirma. "La salud es lo primero de todo. Muchos rabinos de todas las comunidades repudiaron los casamientos en secreto. Ellos, los novios, no aguantaban más. No lo avalo, pero no soy quién para juzgar. En los noviazgos religiosos no existe el contacto físico de ningún tipo. Llega un momento que se hace muy difícil. Son de gente muy joven, que tienen entre 20 y 24 años, dice Cohen.
Piden bodas con distanciamiento social
Hace una semana, distintas autoridades de la comunidad judía se reunieron con el secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri, y le plantearon la necesidad de la comunidad de que se habilitaran ciertas actividades. Entre ellas, apunta Grunblatt, la posibilidad de autorizar casamientos religiosos con distanciamiento social, que se celebren en estacionamientos al aire libre, bajo las estrellas, como es la costumbre de la comunidad. "Pero no se ha avanzado en ese pedido", dice.
No es sencillo, porque aunque se trate de un festejo únicamente con la familia directa, serán al menos unas 100 personas. "Los miembros de nuestra comunidad tienen al menos siete hijos, están sus esposas, además la familia de la novia tiene otra cantidad similar", explica el rabino. Además, está la obligación de que al menos haya presentes diez hombres de la comunidad como testigos de la boda. Y es uno de los pocos ritos que solo se puede hacer de forma presencial.
Bar Mitzva por Zoom y catering por delivery
Las comunidades ortodoxas se adaptaron rápidamente para seguir con sus cultos a través de las redes. Todas las tardes, los chicos hacen sus plegarias por Facebook, y piden por el fin del coronavirus, entre otras cosas. También, depositan una ofrenda en una alcancía y escuchan la enseñanza de la Torá por parte de algún rabino. También hay cursos de estudio por Zoom y para Pesaj se organizaron para hacerles llegar a todas las familias unas cajas con los alimentos necesarios para celebrar en el hogar. Casi todas las celebraciones pasaron a hacerse en las casas. Los que más extrañan las salidas son los hombres, ya que ellos deben ir al templo al menos una vez al día para rezar con otros hombres y llevar esa cobertura espiritual a su hogar.
Los ritos y celebraciones tradicionales, como los bar mitzva y las circuncisiones, se están realizando por videollamada. David, el hijo mayor de Damián Cohen, cumplió los 13 años hace un mes y el rabino les explicó cómo harían. Todo iba a ser a distancia. "Vos te quedás en tu casa y no invitás a nadie. Todo se hace por Zoom", le dijo.
Ocurre que cuando un varón nace en la comunidad judía, ese mismo día se le asigna una fecha para la realización de su bar mitzva: el día que cumple los 13. No puede ser ni antes ni después y no se puede postergar. Así, Damián y su familia decidieron enviarle por delivery a toda la familia una caja con el mismo catering para que cada uno festeje en su casa, después del evento religioso. Todos se quedaron conectados por Zoom y hasta hubo un DJ en vivo que animó la fiesta, explica Cohen.
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