Violación grupal en Palermo: “Era mejor tenerlo de amigo que de enemigo”, dijo una compañera de colegio de uno de los acusados
La joven conoció a Franco Lykan en 2012, en una escuela de Villa Ballester, donde según dijo a LA NACION, ya mostraba un comportamiento violento; reclama justicia por la víctima
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“Siento mucho asco e impotencia que seis varones le hayan hecho algo así a una mujer, contra su voluntad”, aseveró Camila (su nombre es ficticio para preservar su identidad), acerca de la violación grupal por parte de seis hombres, de entre 20 y 24 años, a una joven, ocurrido el pasado lunes en el barrio porteño de Palermo.
Camila conoció a uno de los acusados, Franco Lykan, en un colegio privado de Villa Ballester, en el partido bonaerense de San Martín, cuando él repitió el segundo año, en 2012. “Era muy violento. Se peleaba con los profesores todo el tiempo, les gritaba y lo terminaban echando del aula. Ni siquiera la dirección sabía cómo manejarlo. También se peleaba con los alumnos y una vez marcó a un amigo mío de una cachetada. Incluso revoleaba las sillas contra la pared”, describió.
Continuaron siendo compañeros hasta su graduación, en 2017, y se formó una amistad entre ambos. “Al principio de conocerlo me daba un montón de miedo. Recuerdo que un día él estaba enojado conmigo, nos estábamos peleando por alguna pavada de adolescentes, y él puso su cara sobre la mía, violento. Pero a lo largo del tiempo se iba dando cuenta de cuando hacía algo mal y te pedía perdón y charlaba un rato con vos. Como compañeros, fuimos generando una amistad porque se fue dando, no es que el pibe fuera todo el tiempo violento. Tenía otra parte buena onda y simpático, calmado”, agregó Camila.
Una amistad que concluyó tras conocerse que Lykan, de 24 años, es uno de los acusados y de ser parte de la violación grupal. “No soy amiga de Franco Lykan desde el lunes. Me da mucha pena no haber tenido el poder de darme cuenta, como no lo tuvieron sus amigos y su familia. Muchos me preguntan cómo pude ser amiga de un violento. A Franco era mejor tenerlo de amigo que de enemigo, porque si estabas del otro lado, ya está, cagabas”, relató la joven.
“Trastorno”, se hacía llamar en el colegio. “Tenía el autoestima súper baja siempre. Era una persona muy nerviosa, que se comía las uñas todo el tiempo. La ausencia de su padre le afectó un montón al principio. No tenía mucha relación con él, porque vivía en otro país, y después, a finales de segundo año, falleció y lo pasó mal. Se crió con su abuela y su mamá”, recordó.
"Que se haga justicia por ella, por su familia y por todas las mujeres. Ellos tienen que pudrirse en la cárcel, para siempre. Son unos violadores"
La última conversación entre ambos fue alrededor de hace un mes y medio. “Me dijo de juntarnos, pero nunca sucedió, por suerte. Capaz no nos veíamos tan seguido, pero cuando lo hacíamos era como si no hubiese pasado el tiempo. Nos reíamos y la pasábamos bien, como cualquier amistad. Jamás se propasó conmigo. La última vez que le vi, vino a mi casa con un par de amigos en común, cenamos y la pasamos bien. Pero él había fumado un montón de marihuana y estaba en una sintonía completamente diferente al resto”, relató.
“Desde que nos egresamos, se empezó a juntar con gente que estaba muy en las drogas. Como amiga podía ayudarlo, pero él estaba muy decidido a consumirlas; igual las drogas no tuvieron que ver con lo que pasó y mucho menos justifica que hayan violado a una chica. Es un hecho aberrante”, sentenció Camila.
Justicia
“No me lo podía creer, se me puso la piel de gallina. ‘¿Es Lykan?’, le dije a mi amigo tras ver su posteo. Me dijo: ‘Sí, ¿no te enteraste?’. Al instante, lo bloqueé de todos lados. Todos veían lo violento que era, pero los que tuvimos un vínculo cercano y vimos la otra cara, no nos lo esperábamos”, aseveró la joven.
Y agregó: “Ojalá se haga justicia y que la víctima pueda salir adelante de la mejor manera. Que se haga justicia por ella, por su familia y por todas las mujeres. Ellos tienen que pudrirse en la cárcel para siempre. Son unos violadores”.
Debido a su amistad en el pasado, Camila recibió amenazas a través de sus redes sociales. “Me acosan. Recibo un montón de comentarios deseando que me violen él y los otros cinco. Me dicen que tengo la culpa por no haberme dado cuenta o me acusan de haberlo hecho y no hacer nada para impedirlo. Dicen que soy amiga de un violador y que me aleje de él, como si ya no lo hubiera hecho. No se dan cuenta de que jamás pensé que alguien a quien consideraba un amigo iba a hacer algo así”, dijo.
“Hostigamiento”
Luis (también es un nombre ficticio para preservar su identidad) también conoció a Franco en el secundario. Tomó la iniciativa de acercarse a él cuando repitió de curso. “Me pareció que estaría bueno integrarlo y al principio fue una relación de amistad, que continuó hasta un año después de nuestro egreso. Después comencé a tomar un poco de distancia y terminé alejándome por completo”, relató.
Este distanciamiento fue propiciado por las actitudes violentas de Lykan. “Siempre fue así. Nunca lo cuestioné, porque asociaba sus reacciones a su situación de fondo, que no era para nada fácil; pero nunca imaginé que fuera capaz de llegar a este extremo”, agregó.
Luis también fue señalado en redes sociales. “La gente cruzó un límite al hostigar a aquellos que tuvimos una relación con Franco o con alguno de los otros acusados, también a las familias. Se nos señala por un delito en el cual no tuvimos injerencia. No puedo hablar por la familia de nadie, pero la madre y la abuela de Franco son dos mujeres que siempre se preocuparon por él e intentaron hacer siempre lo mejor para él”, concluyó.
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