Vino de visita de Madrid, fue a hacer un trámite bancario y quedó atrapado en la caja de seguridad
Esteban Cervi vive en la capital española y llegó ayer a Buenos Aires; entró a retirar un recuerdo de su papá al banco y se lo olvidaron adentro 40 minutos; lo rescataron tras un llamado al 911
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“¿Me abren por favor?”, tuiteó Esteban Cervi desde la caja de seguridad de una sucursal del banco Santander. Es que, luego de ingresar para buscar un reloj que pertenecía a su padre que falleció en 2013, se encontró atrapado entre las rejas y sin un método para volver a llamar al empleado que le había facilitado el ingreso. Cervi había llegado a hacer esa diligencia ayer, desde Madrid, donde vive.
“Hola, Santander. Me dejaron encerrado en las cajas de seguridad. ¿Me abren por favor? Me cansé de gritar y no tienen timbre, por suerte llegan datos móviles”, escribió Cervi, desde su cuenta de Twitter, y su pedido de auxilio se viralizó a los pocos minutos.
Si bien el hombre gritó y trató de hacerse escuchar, nadie se percató de su problema adentro del banco. Tampoco atendieron sus llamados ni sus mensajes directos en Twitter. La solución llegó con un llamado al 911: 10 minutos después de contactarse con la Policía de la ciudad de Buenos Aires, Cervi fue rescatado.
“No vivo en la Argentina, no tengo nada acá”, aclaró, en diálogo con LA NACION. ”Fui a sacar el reloj que era de mi papá que ya no está, lo tenía guardado por una cuestión sentimental”, detalló, y agregó que también fue a cerrar la cuenta.
El episodio ocurrió este lunes hacia el mediodía en la sucursal ubicada sobre la avenida Santa Fe, a pocos metros de la avenida Scalabrini Ortiz, en el barrio porteño de Palermo.
De acuerdo al relato de Cervi, sacó un turno para su primer día en la ciudad de Buenos Aires y tuvo que esperar casi una hora para poder ingresar a la bóveda. “Cuando entro, paso a las cajas y cuando voy a salir veo que no hay un timbre”, recordó. Y continuó: “Empiezo a gritar, no viene nadie. Empiezo a mover las rejas. Hice señales a las cámaras, pero no venía nadie”.
En medio de la desesperación y de un mal momento que duró alrededor de 40 minutos, probó todo tipo de recursos para lograr ser rescatado. “Llamé al banco, les escribí por Twitter, pero no respondieron”, dijo, además de los gritos y gestos a las cámaras.
Finalmente, Cervi recurrió a la policía para poder salir del lugar: “Llamé al 911, vino un patrullero a los 10 minutos. Escucharon que estaba gritando de adentro. Entonces un empleado vino a sacarme”.
Por otro lado, el hombre planteó que hay pocos empleados en la sucursal. “El banco está completamente saturado, faltaba personal que atienda a la cantidad de clientes que tiene el lugar”, cuestionó. El gerente del banco se disculpó, luego de que la policía lo contactara.
“Me quedé muy nervioso”, comentó Cervi, pocas horas después de salir de la caja de seguridad. Respecto al tratamiento que recibió de Santander, dijo: “El banco me preguntó si seguía adentro de la caja cuando ya había salido”.
“Te pedimos disculpas por las molestias ocasionadas. Ya estamos con vos por privado. Aguardamos tu respuesta”, le respondió Santader, a la primera publicación de Cervi. Sin embargo, según el damnificado, no recibió ningún mensaje privado ni pudo contactarse con ellos mientras estuvo encerrado.
Desde el banco le indicaron a LA NACION que “no se trató de un olvido”, sino de una “demora”. En ese sentido, sostuvieron: “El tiempo de espera fue corto pero no se puede dar detalle por temas de seguridad y que de mencionarlos podrían vulneran normativas del BCRA. El lugar de espera del cliente no fue en la bóveda o caja de seguridad, sino en las salitas aledañas a la misma”.
Además, lamentaron lo sucedido y confirmaron que se disculparon con el cliente. “El banco reforzará los procesos de atención en la sucursal para que no vuelva a ocurrir un hecho de este tipo”, aseguraron.
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