Villa Lugano: la escuela que depende de la UBA y busca formar ingenieros
Es la Escuela Media Técnica y depende de la UBA, priorizan el ingreso de alumnos residentes en el barrio
“Mi mayor sueño es ser ingeniero en Sistemas, por eso elegí esta escuela”, dice Marcos, que es alumno de tercer año de la Escuela Media Técnica, de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en Villa Lugano. Quienes se gradúan en la escuela pueden obtener los títulos de Técnico en Tecnología de la Información y Comunicación o Técnico en Mecatrónica (robótica), según la especialidad que elijan. Pero este título no es suficiente. Miguel Marzullo, rector de la escuela, está decidido a que Marcos cumpla su sueño. “Necesito que los chicos de Lugano vayan a la universidad”, dice.
La escuela brinda, además de excelencia académica, un régimen de promoción individualizado, que contribuye a evitar la deserción escolar. También ofrece un novedoso sistema de aprendizaje por proyectos y sus directivos tienen la ambición de que los chicos se gradúen con posibilidad de acceso directo a las carreras que elijan.
La UBA creó, en 2014, una sede de la universidad que permite cursar el Ciclo Básico Común en Villa Lugano. En 2015, crearon la Escuela Técnica, que en sus comienzos funcionó en ese mismo espacio y hoy ya tiene su propio edificio en las avenidas Roca y Escalada. El proyecto apunta a la inclusión educativa de jóvenes de la zona sur de la Ciudad.
La Escuela Técnica de Villa Lugano es una de las cuatro medias que funcionan bajo la órbita de la UBA. Las otras son el Colegio Nacional de Buenos Aires, la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini y la Escuela de Educación Técnico Profesional de nivel medio en Producción Agropecuaria y Alimentaria. “Mientras los dos primeros tienen una impronta tradicional muy fuerte, las dos escuelas técnicas, son innovadoras”, dice Oscar García, secretario de Educación Media de la UBA. Todas cuentan con financiamiento estatal que proviene del presupuesto de esa universidad. “Las escuelas de la Universidad garantizan un alto nivel académico”, añade García.
Existe un quinto colegio asociado a la UBA, pero con características diferentes: el Instituto Libre de Segunda Enseñanza (ILSE). Tiene una doble dependencia con el Ministerio de Educación de la Nación y la UBA. Además cobra una cuota mensual; es una escuela pública, de gestión privada.
La construcción del edificio de la Escuela Técnica de Villa Lugano se dividió en dos etapas. La primera parte se inauguró en noviembre pasado. Actualmente está en construcción la segunda etapa, que concluirá con la edificación total de la escuela y un centro de atención primario de la salud que funcionará las 24 horas.
La escuela registra un incremento en el número de inscriptos, año a año, donde se prioriza el ingreso de los alumnos residentes en Villa Lugano, que conforman el 78% de la matrícula. Mientras que en 2015 se inscribieron 130 chicos para primer año, en 2017 alcanzaron los 300, que luego participan del sorteo para las vacantes. Ya está abierta la inscripción para 2018.
Sin examen de ingreso pero con calidad
Difiere de las otras escuelas de la UBA en que no requiere de examen de ingreso. Sin embargo, el compromiso de calidad académica que da la UBA se mantiene. El director, Miguel Marzullo, indica que existen dos factores fundamentales que garantizan el buen nivel de la escuela: el plan de estudios y el equipo docente y directivo de primer nivel.
El plan de estudios fue elaborado por una comisión curricular formada por profesores de las facultades de Arquitectura, Exactas e Ingeniería. “Esa ya es una vara altísima”, sostiene Marzullo. Agrega que quienes lo armaron desconocían el tipo de población al que iba a estar dirigido.
El equipo docente cuenta con muchos profesores universitarios. Además “tengo un elenco de asesores pedagógicos de Ciencias de la Educación de la universidad de primer nivel de”, dice. También destaca el equipo de conducción que cuenta con tres vice rectores que no están divididos por turno, sino que por área crítica: formación técnica, pedagógica y socioeducativa. El mismo rector se desempeñaba, en su cargo anterior, como subsecretario de planificación educativa de la facultad de Ciencias Económicas de la UBA.
El régimen de promoción de la escuela está adecuado a las necesidades de los alumnos. Es de trayectoria individualizada, cada alumno tiene su recorrido propio. “Hay chicos que van a tiempo estándar y otros que necesitan tiempos diferentes”, dice el rector. De los 70 alumnos que ingresaron en 2015, hoy hay 47 que cursan tercer año y 17 que cursan algunas materias de segundo y algunas de tercero. También hubo cinco alumnos a quien el rector acompañó con el pase a otra escuela por una cuestión vocacional. Hay sólo un caso de deserción escolar real.
Otra particularidad de la escuela es que apuntan a dejar la enseñanza por materias. Quieren que el ciclo profesional, de tercero a quinto año, trabaje por proyectos, y el ciclo inicial, con nudos problemáticos. El objetivo de esta modalidad es que puedan adaptar los contenidos a la realidad.
El ciclo profesional está orientado a la formación ciudadana y la formación para continuar con los estudios. “Tenemos la ambición que estos chicos tengan ingreso directo a las carreras ligadas a las profesiones que ellos estudien”, agrega. La idea no es que ahorren el Ciclo Básico Común de la UBA, sino que lo anticipen mientras están en la escuela, al igual que lo hacen las otras escuelas medias de la universidad.
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