Villa 20: cuatro años después de la toma, el predio Papa Francisco recibe a las primeras familias
La calle Chilavert atraviesa la villa 20 de una punta a la otra. Funciona como la avenida principal en ese entramado de casitas colocadas como en un juego de Tetris, encajadas una sobre otras, pegadas, superpuestas, separadas por pasillos que nacen en esa vía y se introducen en lo profundo de un macizo de hormigón, hierros, cables y escaleras caracol. Por uno de esos pasadizos se llega a la casa de Ana Marilú Rotela y Javier Gamarra; la humedad penetra en las fosas nasales y una oscuridad cavernosa repele hasta el más ínfimo haz de luz.
En rigor, es lo que queda de la casa. Varios obreros ya empezaron a derrumbar las paredes y el techo, a mazazos, mientras Ana y Javier acomodan las cajas de la mudanza que llegaron hace pocos minutos a su nueva vivienda: un departamento con dos habitaciones, cocina, comedor y balcón, que compartirán con sus hijos Evelyn y Francisco en el predio de Villa Lugano situado sobre la avenida Fernández de la Cruz que hace cuatro años fue escenario de una extensa toma.
"Parece Puerto Madero, es nuestro Puerto Madero en el mismo barrio donde vivíamos", suelta Ana con una sonrisa dibujada que no se quita durante toda la charla con LA NACION. "Nunca imaginamos tener esto. Quiero ver las caritas de los niños cuando entren, no lo podrán creer. Evelyn pedía su habitación, quería pintarla de rosa, aunque tendrá que compartir con su hermano. Era increíble, ahora es creíble", agrega.
Esta semana y durante las próximas cinco, 368 familias como la de Ana se mudarán a los departamentos construidos por el Instituto de la Vivienda (IVC) con financiación del Ministerio del Interior de la Nación y del gobierno porteño. Todo el proceso contó con la participación de los vecinos, que aportaron sus ideas para decidir en forma conjunta cuáles eran las casas que se debían derribar para construir pulmones de manzana o abrir calles. A fines de año se mudarán otras 244 familias y, en abril de 2019, se completarán las 1702 que ocuparán los 21 módulos habitaciones edificados donde en 2014 creció el asentamiento Papa Francisco.
Historias de desarrigo
Desde el lunes pasado, más de 70 operarios del IVC y ocho camiones de mudanzas están a disposición de los vecinos que se convertirán en propietarios mediante créditos hipotecarios a 30 años.
Como muchas de las 28.000 personas de la villa 20 que habitan 4600 viviendas y 30 manzanas, según el censo del IVC, Ana y Javier llevan consigo una historia de desarraigo de otro país, la llegada a Buenos Aires para buscar trabajo y techo, y la ayuda de algún familiar que viajó primero a la Argentina y sirvió de sostén.
Los dos llegaron desde Paraguay, de una zona rural cercana a Caacupé. Ella, para trabajar en la limpieza de casas y comercios; él, como cafetero y mozo en bares de Once y Parque Chacabuco. Hace 14 años alquilaron una habitación por $100 mensuales, más pequeña de la que ahora tendrán sus hijos para dormir. Luego compraron su casa por $4000, lo mismo que le saldrá la cuota mensual del crédito hipotecario.
"Cuando me entregaron el departamento me emocioné mucho…", recuerda Javier con los ojos que le explotan de lágrimas. Y sigue: "En realidad no pensé que… Soy extranjero, hace 14 años que estoy acá…Cuando vine… Perdón, vine con una camperita de cuero, un bolsito chiquito, con plata en los bolsillos. Siempre laburé, soy de familia humilde… Agricultores. Fui panadero, ahora soy mozo… Nunca pensé que iba a tener esto". Las lágrimas no saltan, pero siguen ahí.
Desde el balcón del comedor, que conduce a la habitación principal, se ve el patio interno que se comunica con otros departamentos. En todas las ventanas de ese edificio se ven movimientos típicos de mudanza, con cajas apiladas, colchones apoyados contra la pared, bicicletas y ladridos de perro. También se siente el olor a comida, en la hora del almuerzo. Alguien ya estrenó la cocina.
"Desde el primer día, vecinos y vecinas del barrio nos demostraron que querían trabajar para salir adelante y tener los mismos derechos y responsabilidades que el resto de los porteños. Nos sentimos orgullosos de haber acompañado su esfuerzo y de ver que hoy pueden tener una vivienda en la que sus hijos e hijas puedan desarrollarse y crecer", sintetiza Juan Maquieyra, presidente del IVC, en medio de la primera tanda de mudanza.
La transformación del predio es notable. En febrero de 2014 se inició la toma que se extendió hasta agosto del mismo año con al menos 700 familias instaladas en el predio que se utilizaba como depósito de vehículos secuestrados por la Policía Federal. El día de la ocupación una pelea a tiros provocó la muerte de Osvaldo Soto, de 30 años; seis meses más tarde, el asesinato de Melina López aceleró el desalojo. Un año después empezó el saneamiento de la tierra contaminada con metales pesados e hidrocarburos, en simultáneo con la realización de las mesas de gestión participativa en las que los vecinos de cada manzana definieron cuáles serían los planes por seguir. Así pasó Papa Francisco de la toma y la violencia a las nuevas viviendas para la urbanización de la villa 20.