Vigilia: Cómo se vivió el debate de la legalización del aborto en frente al Congreso
El reggaeton sonaba a todo volumen en la intersección de las avenidas Callao y Corrientes, y los simpatizantes del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)bailaban, cantaban y tomaban. A minutos de la medianoche, la esquina, ubicada a cuatro cuadras del Congreso de la Nación, se había convertido en el epicentro de una manifestación con aires de fiesta callejera, a pesar de que el debate aún no estaba definido.
De allí en adelante, el acceso peatonal al Palacio Legislativo era casi imposible. Entre las carpas de las agrupaciones sociales y políticas, se amontonaba, parada y sentada, la muchedumbre que miraba por las pantallas la proyección del debate que ocurría dentro de la Cámara de Senadores.
"‘¡Por ahora, hay 32 votos en contra de los derechos y 36 a favor!", anunció a toda voz una de las conductoras del acto desde la tarima. Los manifestantes respondieron con aplausos esporádicos y cantos. A pesar de que aún faltaban horas para que se definiera la votación, ya se auguraba la aprobación de la ley, que había obtenido media sanción de Diputados hace semanas, y ambos bandos, celestes y verdes, lo sabían.
Mientras que en el lado verde primaba el espíritu optimista y festivo, en el celeste, los ánimos eran moderados, pero muchos todavía mantenían la última esperanza: que alguno de los senadores que aún no había votado cambiara de bando en pleno recinto y decidiera rechazar el proyecto.
Para las 00:30, el lado celeste de la plaza comenzaba a descomprimirse. "Los chicos ya están cansados", explicó Verónica Gibson, de 42 años, mientras se alejaba del Congreso por la calle Yrigoyen junto a sus tres hijos, de entre seis y 10 años, y su marido. La familia había llegado a la manifestación a eso de las seis, horario en que inició la convocatoria oficial del acto de Unidad ProVida. "Soy católica, pero más allá de eso, creo que el proyecto es inconstitucional. La vida no se debate", argumentó la mujer, mientras sostenía bajo el brazo varios afiches celestes.
Desde que comenzó la vigilia, a eso de las cero horas, tres de los cuatro senadores indecisos, aquellos que definían el resultado, ya habían anunciado que votarían a favor del proyecto.
"El panorama es malo, pero la esperanza es lo último que se pierde", afirmó la abogada constitucionalista María Teresa Mockevich, de 48, quien viajó desde Tucumán hacia Buenos Aires exclusivamente para participar del acto. "Si la ley se aprueba, los efectos van a ser más graves que el Covid: van a morir a mansalva los más débiles", expresó con preocupación.
A pocos metros, un sacerdote daba una misa y unas 200 personas arrodilladas y paradas a su alrededor lo escuchaban. En las últimas horas, aseguran los manifestantes, se realizó una misa cada 15 minutos.
A pesar de que algunos se encuentran unidos en la oración, no todos los "celestes" comparten credo y menos ideología. Entre los provida están las personas que eligen darle a la cuestión una impronta religiosa y quienes rechazan esa postura y se oponen al aborto por una "cuestión ética".
Entre quienes apoyan la legalización del aborto también existen rupturas. Jeanette Cisneros, de 28 años, miembro de Juntas y a la Izquierda e integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, lo explica con claridad: "El oficialismo produjo un proyecto recortando el nuestro. Nosotras venimos presentando el tema hace años y casi logramos que se apruebe en 2018", afirma la joven. Entre las principales objeciones que manifiesta con respecto al proyecto que se debatió hoy, destaca la objeción de conciencia institucional. Para nosotras eso genera que quizás provincias enteras se nieguen a practicar un aborto. Nosotras festejamos, pero estamos dejando afuera a muchas compañeras", afirmó.
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