Hicieron historia: las anécdotas de los pilotos suizos que dieron la primera vuelta al mundo en un avión solar
En una entrevista con LA NACION, Bertrand Piccard y André Borschberg cuentan cómo vivieron la hazaña, que los llevó por 40.000 kilómetros en 16 meses; cuál será su próxima aventura
Cuando en una familia se llevan a cabo grandes proyectos, hay dos alternativas: sentir presión ante los logros alcanzados, o aprovechar la oportunidad para inspirarse e ir por más. En 1931, el suizo Auguste Piccard fue el primer hombre en conquistar el espacio. Ascendió a la estratósfera en una cápsula y observó la curvatura del planeta. Su hijo, Jacques Piccard, en 1960 descendió al punto más profundo que se haya conocido del océano. Buscaba demostrar que en ese lugar también había vida, en momentos en que los gobiernos analizaban tirar la basura radioactiva al mar. Con estas raíces, Bertrand Piccard, tomó la exploración científica de su abuelo y el cuidado del medio ambiente de su papá y, este año, se convirtió en el primer hombre en dar la vuelta al mundo en un avión impulsado por el Sol, sin una gota de combustible.
En julio de este año, al arribar con la nave en Abu Dhabi, el psiquiatra Bertrand Piccard y el ingeniero André Borschberg hicieron historia. Si bien hay antecedentes de vuelos con aviones solares, el proyecto de los suizos, denominado Solar Impulse, fue el primero en dar la vuelta al mundo, con una tecnología para poder viajar durante el día y almacenar energía para continuar a la noche. Sin emitir gases tóxicos, viajaron 40.000 kilómetros durante 16 meses, con el objetivo de dejar un claro mensaje: que se puede llevar a cabo cualquier actividad con el uso de la energía renovable.
En una entrevista con LA NACION, los aventureros suizos Bertrand Piccard y André Borschberg contaron sus anécdotas más fascinantes, sus futuros proyectos y se atrevieron a soñar con aerolíneas que lleven pasajeros en aviones solares.
“No quisimos hacer historia en la industria de la aviación, sino en el ámbito del consumo de energía. Queríamos demostrar que con la tecnología, se puede hacer lo que sea con fuentes renovables. Ahora lo tenemos que trasladar a nuestras propias vidas, porque el mundo está complicado. Hay contaminación, cambio climático y nos estamos quedando sin recursos”, alertó Bertrand Piccard.
Las anécdotas más inolvidables
Un viaje en un inmenso avión solar, que atravesó desde las pirámides de Egipto, Hawai y la Estatua de la Libertad, estuvo inevitablemente plagado de anécdotas. Si bien la vuelta al mundo se llevó a cabo en un año y cuatro meses, se hizo en 17 tramos, en 558 horas de vuelo.
A Bertrand Piccard no le cuesta pensar en el momento más feliz. Fue a miles de metros de altura, en el medio del océano Pacífico, cuando conversó vía satélite con Ban Ki Moon, secretario de las Naciones Unidas, en el encuentro mundial donde se debatía el Acuerdo de París sobre el cambio climático.
“Todos los jefes de Estado observaban la entrevista en una pantalla gigante. Pude hablarles a los mandatarios de todo el mundo sobre cuáles creo que son las aplicaciones de las energías renovables. Me prestaban atención y tomaban como ejemplo mi proyecto. En ese momento, estuve seguro que todo tenía sentido”, recordó.
Por su parte, para el piloto suizo André Borschberg, las emociones más fuertes se vivían cuando llegaban a un destino y charlaban con los chicos que se acercaban a preguntarles sobre el viaje. “Recuerdo un nene de 8 años al que los ojos le brillaban. Nos preguntaba absolutamente todo, y, al mismo tiempo, sentí que entendía perfectamente lo que estábamos haciendo. Se quedó un buen rato con nosotros y cuando se fue, dijo que lo habíamos inspirado”, contó.
Ambos coincidieron en que las situaciones más estresantes fueron los problemas técnicos que tuvo el avión. Uno de los más graves fue el año pasado en Hawai, donde tuvieron que esperar ocho meses para seguir viajando porque se les habían roto las baterías de la nave. Pero el más dramático, fue hace cuatro años, antes de que arrancara la aventura. Se les había roto la parte central de las alas y había muchas posibilidades de que nunca más pudieran levantar vuelo.
“Ese problema nos retrasó un año. Pero decidimos superar la situación, y al mismo tiempo, generar una oportunidad. En vez de pensar que había perdido un año, pensé que lo habíamos ganado. Porque estaba claro que se necesitaba más tiempo de trabajo. Y durante ese año que supuestamente habíamos perdido, surgieron varios inversores con los que pudimos completar la inversión”, detalló el ingeniero André Borschberg.
40.000 kilómetros en un avión solar: ¿y ahora?
El médico psiquiatra y aventurero Bertrand Piccard ya tiene nuevos planes. “Esta vez para realizarse en la tierra, no en el cielo”, dijo entre risas. Está llevando a cabo un Comité Internacional de Tecnologías limpias (ICCT, por sus siglas en inglés). El comité va a ser una organización no gubernamental que agrupará a las más de 400 organizaciones que trabajan sobre estas temáticas en el mundo.
“Quienes buscan una cultura verde, lo hacen en forma aislada, porque en sus países están solos. Quiero reunir a todos para que tengamos una voz fuerte. Busco darles una formación para luchar contra los gobiernos”, explicó Piccard.
Por el otro lado, el ingeniero y piloto André Borschberg sigue con sus ideas en el cielo. Planea crear drones solares para poder llevar a la estratósfera.
“Los drones solares pueden servir para observación, investigación o como satélites de comunicación. Así, se va a poder analizar lo que pasa en el planeta con equipos que no contaminan el espacio y sólo necesitan energía para seguir volando. Desde el cielo vamos a poder observar qué está pasando con la agricultura, la deforestación o la contaminación”, detalló Borschberg.
El futuro de la aviación solar y el rol de los gobiernos
Los aventureros suizos se muestran más que optimistas en cuanto al futuro del uso de las energías renovables. Creen que depende de cada persona, pero también saben que tiene que haber una preocupación por parte de las naciones.
En este sentido, Bertrand Piccard encontró una fácil solución: “Las economías están estancados. Hay pobreza, desempleo y falta de crecimiento. Transformar una sociedad para que sea sustentable traería trabajo, avance tecnológico y una gran ganancia para los países”.
En la misma línea, Andre Borschberg opinó: “Los Gobiernos necesitan votos. Si para la gente se vuelve una preocupación ser una sociedad con energía limpia, entonces los jefes de estado van a promover políticas de estas temáticas para así obtener más votos”.
Cuando hablan de futuro, se refieren a un período cercano: “Me atrevo a decir que en menos de diez años va a haber aviones eléctricos con energía solar, que lleven 50 pasajeros como mínimo”.
Después de dar la vuelta al mundo, algunos creen que los pilotos suizos son meros idealistas. Lo mismo pasó hace casi un siglo, en 1927, cuando el estadounidense Chales Lindbergh fue el primero en cruzar el Océano Atlántico en un vuelo sin escalas. En ese momento, ni se pensaba que la gente pudiese viajar en aviones. Y hoy, los aviones son considerado uno de los medios más seguros del mundo. ¿Qué diremos en algunas décadas de la hazaña de los pilotos suizos?
Las características del avión solar
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