Verano 2023. Cuánto cuesta salir a comer afuera en la costa argentina
Si bien hay quejas de los turistas, muchos comerciantes de Pinamar afirman que aumentaron los precios por debajo de la inflación
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PINAMAR (De un enviado especial).— “La verdad que los precios están muy parecidos a la ciudad de Buenos Aires. Puede ser que algún lugar frente al mar sea más caro, pero la verdad que no noto mucha diferencia. De todos modos, todo es caro y uno elige solo algunas noches para salir a cenar, y el resto solemos cocinar en el departamento”, cuenta Micaela Urquiza, de 48 años, que vino de vacaciones a Pinamar junto a su marido y su hijo, Kevin, de 18.
Esta temporada de verano el bolsillo juega un rol importante. Durante todo el año los precios, para citar una frase célebre, subieron por ascensor mientras los salarios subían por la escalera. Y eso los comerciantes lo saben, por eso, a pesar de que la inflación anual será cercana al 100%, muchos decidieron aumentar los precios por debajo del índice que difunde el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
Marcelo Leuzzi es el dueño de algunos de los restaurantes más importantes de esta ciudad balnearia, como Tante, el parador La Gamba, dos locales del bar Temple, Divisadero, entre otros. Él explica que los proveedores fueron incrementando los valores en distintas medidas, pero que en todos sus locales decidió no aumentar más del 76% el valor de los productos en la carta.
“Aumentamos menos que la inflación. Hubo proveedores, especialmente los de lácteos, que aumentaron un 120% en todo el año que acaba de terminar. Los alquileres de los locales también se incrementaron en un 100% aproximadamente, pero nosotros tratamos de no subir el precio más que un 76% porque sabemos que no siempre el poder adquisitivo de las personas crece a la par que la inflación”, describe Leuzzi.
Choclos, helados y churros
En la playa los precios también aumentaron apenas por debajo de la inflación. Una docena de churros está $1300, según Mariano Giménez, el churrero, un 80% más que el año pasado. Los choclos salen $500 y los helados de agua $400, mientras que los de crema están entre $600 y $800.
“Hay un límite de lo que podés aumentar. No podemos andar vendiendo un helado de agua más caro que $400 porque no te lo compra nadie. Una cosa es lo que suben los productos y otra distinta es cómo impacta en la gente el número que uno les dice”, sostiene Juan Barrios, que vende helados en una playa céntrica de Pinamar.
Julieta Torres, de 41 años, está en Pinamar con sus tres hijos y su actual pareja. “Nosotros por día de playa, entre bebidas y algún que otro helado nos terminamos gastando $2500 por día. Subieron bastante los precios, como en todos lados. Ya un billete de $1000 no te rinde para nada”, se lamenta.
Comer frente al mar
Juan Ignacio Silletta, de 50 años, vino a Pinamar durante una semana junto a su esposa, Karen. Ellos, como parte del descanso, salen a comer afuera para el almuerzo y la cena, por eso en vez de venir una quincena, se toman solo siete días.
“Preferimos venir menos días y no tocar el horno ni lavar un plato. Ya cocinamos y limpiamos todo el año. Estamos gastando en comida, almorzando y cenando afuera, aproximadamente $15.000 por día, porque muchas veces al mediodía compartimos un plato”, indica Silletta.
José Blanco, de 54 años, es de Bahía Blanca y está de vacaciones en Pinamar. Él tiene una mirada crítica respecto de los aumentos, aunque sabe que no es algo exclusivo de esta ciudad. “Me duele pagar la cuenta. Está todo muy caro, no solo en Pinamar, sino en todos lados. Ayer fui a comer a la noche con mi hijo a Cariló y pagamos $8000 por persona. Es cierto, tomamos vino y pedimos una entrada para compartir, dos platos principales, un postre y dos café, pero cuando ves el ticket de $16.000 te querés morir. Es difícil acostumbrarse a los nuevos precios”, lamenta Blanco.
Guillermo Crinigan es el dueño del parador El Atlántico, uno de los clásicos de Pinamar. Allí, señala, los precios aumentaron alrededor del 80% respecto del año pasado. “Un cubierto promedio es de $3200 al mediodía y $4200 a la noche. Tratamos de ser razonables con los aumentos, por más que los proveedores incrementen los valores aún más que nosotros. La gente está un poco más gasolera, la situación económica no está nada fácil”, detalla Crinigan. En cuanto a las carpas, en El Atlántico, que tienen un valor dentro del promedio general, el alquiler mensual en enero sale U$S600 y U$S500 en febrero.
En Rada Beach, uno de los paradores más exclusivos de Pinamar, los precios subieron un 65% respecto de la temporada pasada. Este año, los que visiten Rada Beach, además del ya conocido restaurante, contarán con un nuevo espacio al aire libre para almorzar. “Siempre tratamos de acompañar al cliente con más servicio, optimizaciones en infraestructura y mobiliario, y acuerdos con tarjetas. Este año, los clientes del BBVA acceden a un 30% de descuento tanto en el alquiler de carpa o sombrillas como en el menú del restaurante”, comentó Walter Zenobi, socio de Rada Beach.
Marina Bavato Bonorino es la dueña de Rosarito, un café de especialidad en Cariló. Ellos aumentaron cerca de un 80% el valor del café en los últimos 12 meses, pero su principal insumo, que es el grano colombiano, obviamente es importado y eso encarece el producto. “Trabajamos con los mejores insumos y hacemos todo de manera artesanal. Nuestro principal producto, el café, es importado, por lo que el precio está muy atado al dólar. En Rosarito un espresso sale $490 y un flat withe, que tiene dos shots de café, sale $790″, detalla Bavato Bonorino.
Alquileres
Los hospedajes también tuvieron importantes aumentos. Según fuentes del sector inmobiliario, los incrementos de los alquileres en pesos durante esta temporada fueron del 80%, en promedio. Mientras que en dólares aumentaron alrededor de un 10%.
En Cariló, la noche de hotel en un tres o cuatro estrellas cuesta alrededor de $35.000 para arriba. La misma categoría de hotel en Pinamar parte de los $20.000 por noche.
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