Valerie Taylor: quién es la australiana que acaricia tiburones y lucha por protegerlos
Tiene 85 años y aún no colgó su traje de neoprene; la conservacionista todavía disfruta de nadar junto a una de las especies más temidas del océano
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Parada sobre una rejilla en la parte trasera de un bote y con una soga con un pez muerto en la mano, Valerie Taylor atrae a un tiburón blanco hacia ella. Tiene los pies sumergidos en el agua. Cuando llega a su lado, el tiburón abre la boca, pero no la muerde ni ataca, sino que se come lo que ella le ofrece. Está frente a un ejemplar de uno de los máximos depredadores del océano, pero no le tiene miedo, y cuando el tiburón termina de comer, ella se acerca aún más para acariciarlo.
La escena es real y se puede ver en el documental de National Geographic Jugando con tiburones, que hace un recorrido por la vida de Taylor, una conservacionista australiana de 85 años. Ella y su marido Ron, quien murió en 2012, dedicaron su vida a registrar imágenes subacuáticas y proteger a esta especie que cuenta con una atemorizante reputación.
La pareja se introdujo en el buceo en la década de 1950 al competir en pesca submarina, pero rápidamente los tiburones se robaron su corazón: pasó de perseguirlos con un arpón a jugar con ellos y luchar por cambiar los preceptos que muchos tienen sobre estos predadores acuáticos. “Los tiburones no son los monstruos que nos hicieron creer”, repite una y otra vez Valerie Taylor. Ella misma cuando vio un tiburón por primera vez se sintió aterrada. “Pensé que eran asesinos”, explicó. Con el tiempo, cambió esa idea.
“Un día, con mi marido salimos del agua y vimos a todos los peces muertos por deporte, juntos, y eso cambió nuestra forma de ver la realidad”, explicó la australiana en diálogo con LA NACION. En una oportunidad, mientras todavía competía en pesca submarina, disciplina en la que fue campeona, Valerie mató un tiburón. Hoy lo lamenta, pero también destaca que, en ese entonces, la población de tiburones en el océano no estaba amenazada. “Uno podía tomar [del mar] lo que quisiera y eso no hacía la diferencia”, dijo.
Ella y Ron aprendieron de tiburones, nadando con ellos. Cuando abandonaron la pesca, se dedicaron a tomar fotografías y videos subacuáticos; incluso fueron contratados para filmar tiburones blancos para Tiburón, la película de Hollywood dirigida por Steven Spielberg.
En los últimos 50 años la población de tiburones ha disminuido drásticamente. Un estudio reciente de la revista Nature reveló que el número de ejemplares en el océano abierto disminuyó en un 71% desde 1970, principalmente debido a la sobrepesca. De acuerdo con el Fondo de Conservación de Tiburones (SCF, por sus siglas en inglés), aproximadamente 100 millones de tiburones y rayas mueren cada año debido al precio alto que se paga por sus aletas, carne, hígados y branquias, y casi un tercio de todos los tiburones y rayas están en peligro de extinción, lo que los coloca entre los vertebrados más amenazados del mundo.
Orgullosa de sus logros, entre los que destaca la prohibición de matar tiburones solo por sus aletas en Australia, Valerie insiste en la importancia de prohibir su caza internacionalmente y en la creación de más parques nacionales marinos a nivel mundial. “Estamos destruyendo los ecosistemas y eso no es muy inteligente”, afirmó Taylor en diálogo con LA NACION.
Sobre el documental
El documental dura una hora y media y está disponible en la plataforma de streaming Disney Plus. A través de entrevistas actuales a Valerie, combinadas con imágenes de archivo que ella y su marido grabaron a lo largo de los años, recorre la vida de los conservacionistas.
“Esta es la historia de una mujer con mucho coraje que inspira y empodera a otros, y también creo que es una historia sobre que no es tarde para conectarnos con la naturaleza”, resumió a LA NACION Bettina Dalton, productora de Jugando con tiburones.
“No podés evitar sonreír”, dijo Sally Aitken, directora del documental, quien está nominada a los premios Emmy. Destaca la habilidad de Valerie de comunicarse y de enviar un mensaje claro para todas las generaciones. Ante la consulta de LA NACION sobre cuál es su secreto, Taylor respondió: “Es muy simple, encontrá una buena historia, no mientas, registralo con tu cámara. Cualquiera puede hacerlo”.
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