Está ubicado entre Miramar y Mar del Sur; el lugar fue habilitado por el Concejo Deliberante de General Alvarado
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MIRAMAR.– Para llegar hay que avanzar por un sendero flanqueado de una frondosa arboleda, un kilómetro más al sur del tan destacado Bosque Energético y en el inicio del tramo de la ruta 11 que lleva desde el Vivero Municipal Florentino Ameghino hasta la vecina localidad de Mar del Sur.
Es una bajada que se había habilitado hace algún tiempo para vehículos de doble tracción y que, ahora, a partir de este premiso precario otorgado a un privado y servicios que se empiezan a sumar poco a poco, permite un lugar no exclusivo, pero sí pensado para la comunidad judía ortodoxa. El primero que asoma en esta costa atlántica.
Sobre la arena, también en el mar, se ven las primeras referencias de una religión que tiene un fuerte arraigo en esta zona, que es pionera en el desarrollo y en el crecimiento del distrito, y que en cada temporada busca la posibilidad de disfrutar de la playa sin resignar los parámetros de su religión.
Las niñas con sus vestidos bien largos, del cuello hasta media pantorrilla, y las mujeres adultas con el cabello cubierto son una constante en Vaiam, el parador que a fines del año pasado habilitó el Concejo Deliberante de General Alvarado por la ordenanza municipal 381/24 y que, en este arranque de enero, comienza a tomar forma.
“La comunidad judía tiene un particular arraigo con esta ciudad, en especial la ortodoxa, y nos pareció una oportunidad generarles un espacio donde encuentre las condiciones para que puedan disfrutar de nuestras playas sin desatender sus mandatos religiosos”, contó Matías Janises, el responsable del lugar.
No es parte de la colectividad, pero sí tiene vínculo con ella desde hace ya un largo tiempo, cuando desarrolló y habilitó con sus socios un complejo de cabañas en Miramar en donde advirtió que casi el 80% de sus primeros clientes eran miembros de la comunidad judía.
“Escuché sus necesidades y generamos en un autoservicio una góndola donde podían encontrar alimentos kosher”, contó sobre aquel punto de partida que fue MyM. No solo funcionó, sino que al cabo de un tiempo, en particular después de la pandemia, lo hizo exclusivo de estos productos. “Es el único en la costa atlántica, vienen incluso de Villa Gesell a comprar acá”, remarcó.
Algunos de esos artículos ya están en una suerte de food truck que se instaló en lo alto del médano, a menos de 100 metros de la pendiente de arena que permite llegar a una de las playas más extensas, amplias y bonitas de este sector de la costa atlántica. Tiene verde en las alturas y un arroyo que desemboca en el mar.
“Es un lugar muy lindo, que nos gusta mucho por la calidad de la playa y porque todos podemos estar aquí más tranquilos”, contó Iair, que jugaba en la orilla con su esposa y sus hijos, uno en brazos y otros dos que intentaban montar una suerte de castillo de arena que las olas se encargaban de derrumbar, una y otra vez.
“Nos llama la atención que la gente que no es de la colectividad venga y se instale justo aquí, a veces bien al lado, cuando hay una franja de playa muy amplia e incluso en los extremos quizás es más bonita”, señaló otro joven que se encontraba con su esposa y con su hijo, al reparo de una sombrilla.
Convivencia
El parador no marca límites precisos ni impide el acceso a quienes no profesan esta religión. Es, incluso, un lugar de paso para quienes bajan a la playa con vehículos 4x4, con los que se puede ir hacia uno y otro extremo: al norte, más cerca de Miramar. En sentido contrario, hacia Mar del Sur, un sector caracterizado por buenas oportunidades de pesca.
Esa dificultad de convivencia, se explica, tiene que ver con un postulado religioso que lleva a que las mujeres no expongan su cuerpo. En ese ámbito no hay bikinis y ni siquiera mallas enterizas. La indumentaria de playa femenina es un vestido largo, con mangas y que llega casi hasta los tobillos. Las adultas optan por un pañuelo que les cubre la cabeza. Se lo llama Tijel, se lo considera indicio de modestia y hasta puede confirmar que quien lo lleva es una mujer casada o está en pareja.
Diego, guardavidas del lugar, hace años que trabaja en ese sector de la costa miramarense y señala que hace tiempo que la comunidad ortodoxa había buscado esa zona para escapar de las grandes concentraciones céntricas. De hecho, en estos días, Miramar empieza a vivir uno de sus picos de ocupación, con playas repletas de turistas. “No cambia demasiado, solo estar atentos también a que no se den situaciones por diferencias o convivencia”, explicó a LA NACIÓN.
Los propios asistentes suelen requerir intervención para no generar problemas. Se busca a través del diálogo explicar que en esa franja de unos 200 metros de ancho se entiendan y respetan las creencias y comportamientos de esta religión.
El parador
Es que, más allá de esta concesión que se brindó desde el Concejo Deliberante a partir de una iniciativa privada, el lugar no deja de ser una bajada pública a playa. “El pedido es de guardar respeto a una profesión de fe porque hay muchos kilómetros de playa para que disfruten todos”, señaló el intendente de General Alvarado, Sebastián Ianantuonny, apenas se confirmó esta novedad para Miramar.
Recordó entonces que la comunidad judía tiene una profunda historia con Miramar y que incluso las primeras inversiones que se dieron en esta ciudad, por la década del 70, tienen que ver con esta colectividad. “Tenemos una sinagoga y condiciones como para que nos elijan año tras año”, remarcó.
Si bien en la actualidad ya hay una importante presencia de miembros de la comunidad, se espera que en la segunda quincena se incremente. Pero quienes conocen bien el distrito afirman que la presencia es más notoria y tiene su pico durante la primera mitad de febrero.
Todas las comidas tienen una certificación kosher, que implica la participación de un rabino. Esos alimentos, que pueden ser carnes o lácteos, están identificados. De hecho utilizan aplicaciones en teléfono celular que, por código de barras, les permite confirmar que son de las partidas supervisadas.
El parador está en pleno desarrollo. No tiene unidades de sombra y brinda por ahora estacionamiento, baños y esta propuesta de comidas kosher que se habilitaría a pleno este fin de semana, una vez que se disponga de conexión eléctrica.
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