Vacaciones con amigos, una prueba de convivencia
Compartir el mismo techo puede desatar conflictos inesperados; cuáles son los desafíos y las maneras de superarlos
Qué mejor que los amigos para compartir el tiempo libre y las vacaciones. Pero mejor será considerar ciertas cuestiones básicas para una convivencia adecuada. No vaya a ocurrir que una relación de años termine de un día para el otro, como suele ocurrir con muchos de los "amores de verano".
El primer gran desafío es superar el compromiso de compartir el mismo techo, el mismo baño y lo que puede ser mucho peor, la misma heladera.
El primer gran desafío es superar el compromiso de compartir el mismo techo.
¿Quién se comió mi comida? ¿Por qué no repone la bebida que acaba de terminar? Lo que se juega de fondo es la administración del dinero que suele ir al "pozo común".
No es tarea sencilla ir de compras y ver cómo el otro carga, muy decidido, en el chango una botella de leche a la que uno no está acostumbrado.
Están quienes han optado por hacer compras individuales: cada uno elige y paga lo que prefiere consumir. Algunos, incluso, han llegado al extremo de rotular sus paquetes o envases para que nadie los toque. Si bien esto puede causar cierta gracia o crítica, hay grupos que han convertido lo que pudo ser un chimento cargado de avaricia en un mecanismo preventivo acertado. Todo lo que se es consensuado es válido para el grupo, aunque para otras personas o grupos pueda parecer algo ridículo.
Otras de las reglas o normas que la mayoría han asumido es la necesidad de repartir las tareas de la casa, en forma equitativa o acorde a los talentos de cada uno.
El azar suele ser buen consejero cuando nadie quiere hacerse cargo de determinada situación.
Si lo que interfiere es que hay un baño para cinco (o los que sean), es aconsejable poner tiempos y rotar los turnos para utilizarlo. Si no hay acuerdo sobre dónde duerme cada uno, dejar las camas en manos de la suerte. El azar suele ser buen consejero cuando nadie quiere hacerse cargo de determinada situación.
Más allá de los talentos o posibilidades para la "repartija" de actividades, habrá que tener presente las características o estilos de personalidad de cada miembro. Si bien los amigos suelen conocerse bastante, durante una convivencia pueden ponerse en evidencia facetas, vicios o costumbres nunca antes distinguidas.
Lo mismo ocurre con quien suele tener un rol de líder o con los subgrupos habituales dentro de un mismo ecosistema. Si por sobre todas las cosas el plan es distender y divertirse, debe prevalecer la predisposición para "bajarse del caballo", evitar tomar partido y solucionar cuanto antes las diferencias que puedan llegar a poner en riesgo el plan original. Reglas claras conservan la amistad... y ayudan a pasar el verano.
Durante una convivencia pueden ponerse en evidencia facetas, vicios o costumbres nunca antes distinguidas.
Todo parece ser cuestión de coordinar y prever de antemano. De haber aceptado el viaje y sus condiciones, todo es responsabilidad de "todos por igual".
Lejos de pensar que alguien tiene que "abandonar la casa" antes de tiempo, como si fuera Gran Hermano, se puede llegar a consensos y disfrutar. La experiencia de vacaciones con amigos es inolvidable.
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