Unos 21 bebés por día son anotados primero con el apellido materno en la Ciudad
Desde el 1° de agosto de 2015, cuando entró en vigencia el nuevo Código Civil y Comercial (CCC), uno de los cambios que se incorporaron fue la igualdad en las parejas heterosexuales al momento de registrar a sus hijos. Dejó de tener prioridad el padre por sobre la madre. Tras ese cambio y hasta fines de abril, en la Ciudad de Buenos Aires se registraron 21.695 bebés con el apellido materno delante del paterno, según datos a los que accedió LA NACION.
Aunque representan tan solo el 9% del total de nacimientos porteños, en la actualidad el promedio diario es de 21 recién nacidos de parejas heterosexuales que en su acta en el Registro Civil figuran primero con el apellido de la madre.
"Creo que el CCC vino a dar respuesta a un reclamo de la sociedad en varios puntos. Muchos de estos puntos tienen que ver el tema de la igualdad en materia de género. Ha sido un paso muy importante que lo que hizo fue materializar un reclamo que existía. Este lugar de igualdad de la mujer era una deuda que existía a nivel legislativo ", dijo a LA NACION Mariano Cordeiro, director del Registro Civil porteño y agregó: "Responde a una realidad de la dinámica actual de las parejas que, de un tiempo a esta parte, se han modificado. Me parece que las mujeres optan por esto como una manera de regularizar una situación que, ya de por sí, necesitaba ser un hecho. Poder ponerle primero el apellido de la madre es también esta idea de igualdad en la patria potestad donde el hijo es de los dos y los dos están reflejados en la identidad".
Consultada por LA NACION, Eleonor Faur, doctora en Ciencias Sociales de FLACSO e investigadora de relaciones de género, familia y políticas públicas, consideró: "Las razones de la elección sobre cuál apellido inscribir primero deben ser múltiples y difíciles de señalar sin una investigación que las identifique. Lo interesante de este cambio es, en primer lugar, que pone en evidencia que la regulación anterior respondía a un cierto patrón de familia y sociedad, en la cual se jerarquizaba la potestad de los padres varones sobre los hijos, incluso después de haber modificado la ley hacia la potestad compartida".
"El hecho de que haya parejas que no sólo naturalicen la inscripción con ambos apellidos (algo que en otros países latinoamericanos era una constante, pero en la Argentina no se acostumbraba) sino que además elijan nombrar a un hijo o hija con el apellido materno modifica el patrón de jerarquías de género. Lo vuelve flexible", detalló la especialista, y añadió: "Es posible que, con ello, simplemente se derogue la noción jerárquica, entonces se elija por la musicalidad de los apellidos o por orden alfabético. Habrá que indagar".
Según los datos oficiales, en 2015 fueron 6595 los bebés inscriptos de esta manera, al año siguiente, el número fue de 6876; en 2017 fueron 6357, y en los primeros cuatro meses de este año ya son 1867.
Azul Cancela Kirchuk tiene 3 meses y es uno de los 1867 bebés que en este 2018 llevan primero el apellido de su madre. "Que Azul tenga primero mi apellido parte de una decisión política y de un proyecto de familia acorde a los tiempos que estamos viviendo a nivel social y también personal de ambos. Pensamos que ir en contra del orden establecido por el patriarcado nos ayuda a construir y deconstruir vínculos donde la igualdad de género es fundamental para vivir en un mundo mejor o al menos más justo", dijo a LA NACION Paula Cancela, de 30 años, que es directora teatral, docente y dramaturga.
¿Una conquista femenina?
"Cuando se avanza en términos de igualdad, no sólo es una conquista para el grupo antes discriminado (en el caso de la filiación: las mujeres) sino que es una conquista para toda la sociedad. Es un avance también para sus hijos e hijas, cuyo apellido materno forma parte también de su identidad reconocida por el Estado", sostuvo Faur.
En ese punto coincidió Cordeiro, el titular del Registro Civil que depende del Ministerio de Gobierno porteño: "Más que una conquista solo de las mujeres, fue una conquista de toda la sociedad. Es muy válido para todos que los hechos vitales que se registran respondan a una realidad", señaló.
Cordeiro consideró que esta tendencia crecerá con los años "ya que, al establecer por defecto que deben llevar el doble apellido, necesariamente hará que el número aumente y la tendencia se consolide y llegue a equipararse".
"Romper con la tradición machista no tuvo más que buenos comentarios y reflexiones positivas en nuestro círculo íntimo de amigos y familia. Si bien al principio, como toda novedad, es impactante por la falta de costumbre, no nos tardó mas de dos minutos compartir el 'por qué'' o el 'por qué no'", aseguró Cancela sobre la decisión de que su hija llevara primero su apellido.
"No sabemos si cambió o cambia en algo, pero sí fue un gran estímulo y refuerzo para fortalecer nuestras ideas y convicciones. Ahora si hablamos de burocracia, (clínicas, centros médicos, registros y etcétera) es más conflictivo el asunto. Somos interpelados a menudo y ¡hasta tenemos que dar explicaciones!", relató.
"Antes lo aclarábamos, ahora los dejamos pensando"
El caso de Marcela y Nicolás se adelantó un par de años a la entrada en vigencia del nuevo CCC y fueron unos de los primeros en poder anotar a su hijo con el apellido de la madre en primer término.
En diálogo con LA NACION, Marcela explicó cómo surgió la idea: "Fue a instancias de Nicolás. Nos conocimos cuando Juan Martin (mi hijo que hoy tiene 11 años) ya tenía más de un año y conformamos una familia ensamblada. Nicolas tenía esta idea desde antes de conocerme, por casos de otros países donde es exactamente al revés, la madre pone el apellido en la familia".
"En casi todos los casos de familias ensambladas, los hijos viven con la madre y pensamos en lo injusto que es que los hermanos que viven en un mismo hogar tengan apellidos distintos. Pretendíamos que nuestros hijos tengan el mismo apellido. No pudimos avanzar en ello ya que teníamos que intercambiar los apellidos de Juan Martín y al final no hubo acuerdo de la otra parte", detalló la comunicadora y agregó: "A medida que pasaba el tiempo más nos convencíamos de la decisión. Sentimos que es un acto de igualdad en nuestro hogar, donde mi palabra vale tanto como la de él. Era nuestro grano de arena para construir una sociedad igualitaria empezando por el hogar".
"La decisión la tomamos conscientes de concebir a la familia como el ámbito donde se puede cambiar el mundo", añadió.
"Nuestros amigos comparten estos valores. Por lo tanto, podríamos decir que fue una decisión de todos. Con la familia fue un poco más difícil, alguien me insinuó que Nicolás buscaba no hacerse cargo o les preocupaba que no tenga el apellido del padre. Hablamos con todos y despejamos dudas. Además, mi marido tiene una hermana mujer y no tiene primos varones, así que algún argumento fue que se cortaba el apellido, pero no le dimos demasiada importancia", detalló.
Ni bien se enteraron que Leandro estaba en camino, Marcela y Nicolás comenzaron a hacer averiguaciones para poner el apellido de ella primero. "Recurrimos a Andrés, hoy padrino de Leandro, para empezar a construir la herramienta jurídica que nos permitiera concretar la decisión. En medio del embarazo conocimos el primer caso bonaerense que lo había conseguido vía trámite administrativo. Así que solo hicimos el pedido en el registro civil sin necesidad de pasar por la justicia", detalló.
Ante la consulta de si tuvieron algún problema al momento de hacer un trámite o anotar en el colegio Leandro, Marcela contestó: "Problemas administrativos tuvimos al principio hasta conseguir el DNI, ya que tardó más de la cuenta. También fue un poco complicada, por ejemplo, la afiliación a la obra social. Al no tener el documento, andábamos con una carta del registro civil, y algún otro trámite administrativo". Una vez que Leandro obtuvo su DNI, ya no hubo problemas con los trámites.
"Lo que nos sigue pasando a veces es que cuando lo llaman a Leandro en el club, en la calle o en el médico, por ejemplo, lo hacen por el apellido paterno. En ese caso, es el mismo Leandro que les aclara que es Bazterrica Andrada. Al principio dábamos alguna explicación cuando se sorprendían, hoy los dejamos pensando", concluyó Marcela.
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