Una tarea para muchas disciplinas
Se estima que en la Argentina ocurren 100.000 accidentes cerebrovasculares (ACV) por año, de los cuales el 40% persiste con secuelas leves a moderadas y el 30% permanece con discapacidad severa. Si bien no existen estadísticas al respecto, aproximadamente uno de cada tres pacientes accede a algún tipo de rehabilitación.
A diferencia de la mayoría de las ciencias de la salud, la rehabilitación neurológica es una especialidad muy joven, que tiene sus raíces en el siglo pasado. Las dos guerras mundiales y la epidemia de poliomielitis fueron el sustrato para su desarrollo.
En sus comienzos, la rehabilitación neurológica se enfocó exclusivamente en los problemas motores porque eran los más evidentes, tanto en los heridos de guerra como en las víctimas de la polio. Ya promediando el siglo XX, Howard Rusk introdujo la innovación más revolucionaria: la rehabilitación interdisciplinaria. Conocido como el "padre de la rehabilitación integral", fue nominado al premio Nobel de la Paz en 1981, cuando tenía 80 años.
La rehabilitación interdisciplinaria es clave para la recuperación del ACV. La secuela neurológica más frecuente es la inmovilidad en la mitad del cuerpo. Sin embargo, otras complicaciones como la depresión, la ansiedad, los cambios en la personalidad y la alteración de las funciones cognitivas ejercen un poderoso efecto negativo sobre la calidad de vida. Estas consecuencias impactan directamente en la vida afectiva y en las relaciones familiares, sociales y laborales.
El objetivo del abordaje interdisciplinario en la rehabilitación del ACV es que la persona se recupere íntegramente. A través de la neuropsicología, la fonoaudiología, la terapia ocupacional, la musicoterapia, la psiquiatría, la psicoterapia y la neurología, trabajando en forma coordinada, es posible alcanzar este objetivo en la mayoría de los casos.
Luis Pasteur pudo concretar sus más importantes logros científicos a pesar de haber sufrido un ACV a los 45 años. En 1892 la Sorbona lo homenajeó a propósito de su cumpleaños número 70. Su estado de salud era frágil, por lo que su hijo debió leer el discurso que el científico había preparado. Un célebre pasaje de la exposición decía: "Mi creencia inquebrantable es que la ciencia y la paz triunfarán sobre la ignorancia y la guerra; que las naciones se unirán, no para destruir, sino para construir, y que el futuro pertenece a aquellos que más hagan por la humanidad que sufre". Según Howard Rusk, las palabras de Pasteur expresaban lo que siente todo profesional involucrado en la rehabilitación: "Creer en la rehabilitación es creer en la humanidad misma".