Una situación postergada
Con una decisión unánime, la Corte Suprema de Justicia ha fallado en favor del aborto en los casos de violación. Tanto las mujeres como los médicos y la sociedad toda necesitábamos una normativa clara para evitar la judicialización de estos casos sobre la base de distintas interpretaciones del artículo 86 del Código Penal.
Independientemente de que la sociedad pueda estar en contra o a favor de este fallo por motivos propios que atañen a las creencias, la religión o la moral, el fallo viene a resolver un punto que jurídicamente afectaba el desenvolvimiento coherente de estas situaciones. Las mujeres solicitaban la interrupción del embarazo, parte de los médicos estaba de acuerdo en hacerlo sobre la base de la normativa vigente, parte de los médicos no dudaban de la interpretación de los distintos jueces, parte de los médicos ejercían su objeción de conciencia y como tal se abstenían de efectuar el aborto, las autoridades del hospital estaban preocupadas por las consecuencias legales de esta práctica, la defensoría de menores siempre o casi siempre interponía una acción de amparo, lo que llevaba a dirimir estas dificultades con una dificultad aún mayor que era la intervención judicial y en las idas y venidas o no se efectuaba la intervención o se efectuaba tardíamente.
Estas desavenencias constituían un escenario realmente desagradable tanto para las mujeres violadas como para el personal de salud, que se veían tironeados en discusiones legales y académicas interminables. Pareciera que hoy el escenario es claro y el cumplimiento de la ley debe ser igual para todos. Hoy la mujer violada puede interrumpir una gestación si lo solicita, y los médicos no serán penalizados. Entiendo que se ha logrado resolver una situación largamente postergada.
Algunos podrían pensar que se ha allanado el camino hacia la despenalización del aborto. Creo, de alguna manera, que la situación del aborto por violación tiene bastante poco que ver con el resto de los abortos. Días pasados en el ámbito ferroviario fallecieron un número considerable de personas. Por aborto inseguro, por año, el número de mujeres fallecidas podría triplicar o cuadruplicar a las víctimas de la estación Once. Si la sociedad gusta, puede creer que en ambos casos hay un accidente que ocasiona las muertes. En mi caso, considero que en ambas situaciones hay una política de Estado ausente que es responsable de esta situación. Los legisladores tienen la palabra. La Corte Suprema de Justicia ya ha emprolijado una situación. No debiera ocuparse del resto del problema.
El autos es médico de la División Tocoginecología del Hospital Italiano de Buenos Aires
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