Una réplica de Curiosity, el robot que exploró Marte, visita el Planetario
Se apagan las luces y una voz anuncia que comienza la cuenta regresiva para el despegue. Chicos y grandes se acomodan en los sillones de la sala principal del Planetario porteño para ver la función. En el domo, se proyecta el lanzamiento del cohete que en 2011, y durante 245 días, llevó a bordo el robot Curiosity para la exploración del planeta rojo . A los pocos segundos, la voz advierte: "El momento crítico ha finalizado. Amartizaje exitoso" y, de pronto, en el centro del auditorio se "despierta" una réplica del Curiosity que continúa con el espectáculo, que desde el sábado pasado vieron más de 10.000 personas.
Desde una consola, Nicolás Arce opera el robot explorador que construyó con otros 16 estudiantes de una beca de dos años para cursar la tecnicatura en mecatrónica, una combinación de electrónica y mecánica, que se dicta en el país. El grupo aplicó sus principios a la robótica.
"Demoramos un año en fabricar el Curiosity. Buscamos los planos originales e hicimos una reducción en escala a un robot 50 centímetros de largo. El que envió la NASA a Marte medía 2,70 metros y pesaba 900 kilos", recuerda Arce antes de una de las funciones, que se repiten cada hora, entre las 11 y las 18, durante las vacaciones de invierno.Para construir la réplica, el grupo usó 384 piezas hechas con impresoras 3D que operan como la versión original.
Sobre una superficie que imita el suelo marciano, la versión local del Curiosity se desplaza, toma muestras con un brazo para analizar y enviar la información al centro de control terrestre y hasta se saca una "selfie" que se proyecta en el domo, como hizo el rover hace seis años.
"Tiene instrumentos que pueden medir la temperatura, la humedad y la presión ambiente, tiene una cámara con la que puede grabar y transmitir. Se podría usar para explorar un lugar, tomar objetos o muestras y hacer otras determinaciones", cuenta Arce, de 22 años.
Tras egresar como técnico electrónico del Instituto Cardenal Stepinac de Hurlingham, se presentó a la beca del sistema dual alemán en el Centro de Formación Industrial (CFI) Hölters con especialización en mecatrónica que desde hace cuatro décadas ofrece la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana. Ahora, estudia la carrera de comercio internacional. "La beca da la posibilidad de hacer experiencia muy joven porque lo que se va aprendiendo en el CFI, se va aplicando en una empresa. Por eso es un sistema dual", indica.
La tecnicatura en mecatrónica es un título de amplia utilización local, aunque aún está sin validar en nuestro país.
Espectáculo interactivo
Este show interactivo de "Un curioso en Marte" es una iniciativa del Planetario Galileo Galilei y la Fundación Siemens al inicio de tres espectáculos en el domo sobre estrellas, asteroides y piratas, que es para los más chiquitos. Cada uno dura casi una hora.
Las entradas cuestan 120 pesos (los menores de 6 años y los jubilados no pagan) y se pueden comprar antes por Internet aquí donde también está disponible el programa de actividades gratuitas de 14 a 18 hasta fin de mes, o en la boletería de la atracción ubicada frente a los Bosques de Palermo.
Una vez que finaliza la "misión" del Curiosity, comienza otra aventura que, a la vez, permite aprender, refrescar o actualizar conocimientos. De pronto, proyecciones con imágenes de alta calidad y excelente sonido, el auditorio se convierte en el interior de una nave espacial que permite viajar al espacio y disfrutar de las estrellas o mirar bien de cerca el Sol sin quemarse.
Los chicos se animan y van respondiendo a las preguntas que se oyen en el auditorio. Casi todos quieren ser "comandantes" o "pilotos" de la nave espacial. Y son más los que levantan la mano cuando se les pregunta si saben de planetas, que de estrellas o galaxias.
"Es muy interesante", dicen, a la vez, Jazmín Gómez, de 10 años, y Iara Pucheta, de 7 años, mientras sus madres organizan abrigos al terminar la función. "Lo que más me gustó fueron los planetas", aclara Jazmín. "¡A mí también!", replica Iara, que agrega: "Me hubiese gustado saber si el agujero negro tragaría al mundo si estuviera cerca".
Juana, de 6 años, asegura que le pondría "10 puntos" al robot y el espectáculo que acaba de ver. Su mamá, Daniela Stoisa, coincide. Son de Rosario y viajaron a la Ciudad por las vacaciones de invierno. "Lo que más me gustó fue ver el planeta Júpiter", dice Juana.
En el centro del auditorio, chicos, adolescentes y adultos se apuran para acercarse al Curiosity y sacar fotos. "Papi, pusieron esas luces para que parezca lava. Debe haber lava en Marte", comenta Joaquín mientras señala la escenografía que replica el suelo marciano mientras el padre se hace lugar para mirar los detalles del robot.
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