“En la diaria no nos cambia nada”: la reacción de directivos ante la reforma en el secundario bonaerense
Ayer el gobierno provincial aprobó modificaciones en áreas centrales del esquema escolar; los establecimientos ya trabajaban de manera informal con las medidas implementadas
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Ayer se aprobó una reforma educativa en la provincia de Buenos Aires que, a partir de este ciclo lectivo, cambia formalmente aspectos centrales de la escuela secundaria: el año se divide en dos cuatrimestres, los alumnos son calificados con conceptos cualitativos y las tradicionales mesas de exámenes se transforman en otro tipo de instancia evaluadora.
Sin embargo, la noticia no sorprendió a los colegios, en donde las tres modificaciones funcionan de manera informal desde 2020, cuando la Dirección General de Cultura y Educación (Dgcye) bonaerense las autorizó como medidas provisorias dentro del contexto de la pandemia de Covid-19.
“En la diaria no nos cambia nada. Nosotros, y creo que todas las escuelas de la provincia, ya veníamos trabajando en este esquema desde la pandemia. Esto tiene luces y sombras. Por un lado, es bueno poder reiniciar a mitad de año y poder ver, al comenzar del segundo cuatrimestre, cómo compensar el primero. Por otro, se acusa de laxitud al período de intensificación porque la evaluación puede no ser tan rigurosa. Lo que sería bueno es dar flexibilidad para que cada colegio pueda tener autonomía de acuerdo a su realidad”, dijo Sergio Grimozzi, director académico del colegio Michael Ham, con sedes en Vicente López y Tigre.
Hacia el mediodía, tanto en ese establecimiento como en todos los consultados por LA NACIÓN, aún no habían recibido la notificación oficial de las reformas. “Este tipo de noticias siempre salen en los medios antes de que se notifique a los colegios”, señaló Grimozzi.
Desde la Escuela de la Paz, ubicada en San Nicolás de los Arroyos, Alejandra Ramos, coordinadora del establecimiento, explicó que los cambios aprobados ayer ya estaban en funcionamiento desde la pandemia, pero consideró que las reformas “no están acordes con la modalidad del nivel secundario”, en el que “las cargas horarias son elevadas y los docentes circulan por distintas escuelas y tienen un gran número de alumnos a cargo”.
Los cambios
El documento aprobado por el Consejo General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires señala que las instancias de intensificación son períodos específicos del ciclo lectivo (diciembre, febrero y marzo) en los que se pauta un tiempo de enseñanza y aprendizaje con vistas a la acreditación de una materia
“Las instancias de intensificación son individuales. Cada estudiante trabaja sobre los contenidos no aprendidos con el docente que tuvo a cargo la materia. Dura dos semanas posteriores a la finalización de las clases o durante la segunda mitad del mes de febrero. Es un trabajo de acompañamiento, pero, por supuesto, de evaluación. El docente define qué tipo de recurso evaluador va a llevar adelante. Pueden ser pruebas escritas, exámenes orales, trabajos integradores, trabajos prácticos”, indicaron desde la Dgcye. Y aclararon que las comisiones evaluadoras —las tradicionales mesas de examen— seguirán vigentes para las materias pendientes de años anteriores.
El documento también plantea que el ciclo lectivo se organizará a partir de materias anuales divididas en dos cuatrimestres. “En general, es algo muy valorado por los docentes, ya que les otorga un tiempo más prolongado para la planificación de la enseñanza”, dijeron al respecto voceros de la Dgcye.
En tercer lugar, la reforma establece que los estudiantes serán calificados cualitativamente al promediar cada cuatrimestre, en mayo y octubre, y al finalizar los esos períodos mediante el Registro Institucional de Trayectorias Educativas (RITE), que contempla tres categorías: trayectoria educativa avanzada (TEA), en el caso de que alcanzaran los aprendizajes correspondientes y sostuvieran una buena vinculación pedagógica; trayectoria educativa en proceso (TEP), en el caso de que no lograran de forma suficiente los aprendizajes correspondientes, pero que mantuvieran una buena vinculación pedagógica; o trayectoria educativa discontinua (TED), en el caso de que no alcanzaran los aprendizajes correspondientes y tuvieran una escasa vinculación pedagógica.
“Consideramos que el RITE describe más exhaustivamente las trayectorias de los estudiantes, exhibe aquello que no aprendieron y por qué. De todas formas, la calificación numérica se sigue utilizando al aprobar la materia a fin de año o bien al cierre del ciclo lectivo en febrero”, sostuvieron.
Cuestionamientos
Según Martín Zurita, titular de la Asociación de Colegios Privados de la Provincia de Buenos Aires (Aiepba), el principal problema de la reforma es lo confuso que es el concepto de intensificación.
“Lo que ya está sucediendo es que los docentes dan, por ejemplo, una clase para quinto año, pero tienen también alumnos intensificando el año anterior, entonces ese docente se tiene que desdoblar y lo que termina haciendo es darles un trabajo práctico, lo que no es una real situación de aprendizaje. La teoría está bien, pero la forma en que está instrumentada no está buena, no favorece el aprendizaje. Lo que tenemos que perseguir es que los alumnos aprendan, que se mejore la calidad educativa y eso requiere una reforma más estructural que estos cambios cosméticos”, dijo.
Y agregó: “Se esta manteniendo mucho de algo que fue excepcional, pero no hubo una evaluación de si eso funcionó bien o mal”.
Por su parte, Guillermo Legnazzi, director del Instituto Sendas Verdes, ubicado en Longchamps, partido de Almirante Brown, consideró que los cambios tienen aspectos positivos y negativos. Por un lado, destacó la división del año escolar en dos cuatrimestres ya que prepara a los alumnos para la vida universitaria. Sin embargo, dijo que la implementación de los periodos intensificadores van en el sentido contrario.
“A partir de la intensificación, un alumno no se lleva la materia completa a examen porque se entiende que hay contenidos acreditados. Eso es beneficioso para el alumno, pero pensando en una instancia de educación superior, cuando un alumno tenga que preparar una materia completa para un final, no va a tener la praxis. Suena muy lindo, pero también es complejo para el docente, porque en esas dos semanas, en vez de preparar la mesa examen tiene que armar una propuesta individual de acreditación para cada alumno”, dijo.
Por último, desde el Instituto José Hernández, en el partido de Merlo, consideraron que los informes conceptuales que contempla el RITE permiten un seguimiento más específico de la trayectoria del alumno y que la nota numérica no sea lo único que acredite saberes, pero, por otro lado, cuestionaron que esa forma de acompañamiento no condice con la realidad que eventualmente enfrentarán los egresados al ingresar a una carrera de estudios superiores. “Desprovistos de cualquier experiencia en instancias de exámenes orales o escritos, esto es llevarlos al fracaso porque no resisten el ritmo que requiere la continuidad de estos estudios”, dijeron.
Desde la Dgcye explicaron que el objetivo central de las reformas es dar continuidad a lo que se viene desarrollando desde hace tres años.
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