Una pulpería de 1830 empezó a hacer delivery para sobrevivir a la pandemia
"Cuando supe que la pulpería iba a hacer delivery, aplaudí!", comenta Mónica Vaccarezza, vecina de Mercedes, en la provincia de Buenos Aires, al recibir en la puerta de su casa el pedido más deseado: una porción de locro, otra de pastel de papas y una docena del tesoro máximo que esconde este viejo boliche de campo: las "empanada de Cacho". Para darle continuidad a un establecimiento que nació en 1830, y dentro de la imposibilidad de abrir al público –por las medidas de prevención por el covid-19-, la Pulpería de Cacho (la más importante de la provincia) halló la manera de trasladar los sabores que la caracterizan a todos los vecinos de esta tradicional localidad bonaerense con un servicio de delivery que resultó un éxito.
"La idea "La Pulpería en tu casa" se centra en un delivery de nuestros platos más emblemáticos, es la mejor manera de acercarnos a través de los sabores. Sabores auténticos", afirma Fernanda Pozzi, sobrina del considerado "último pulpero", don Cacho de Catarina, fallecido en 2009, pero presente en toda Mercedes a través de su pulpería, ícono del turismo tradicionalista. "Los primeros días cuando tuvimos que cerrar fueron muy duros, mucha incertidumbre, pero con el delivery encontramos la manera de continuar con un legado que tiene más de 150 años", sostiene.
El menú y las promociones se ofrecen en redes sociales, Instagram y Facebook. La pulpería, a puertas cerradas, recibe los pedidos durante toda la semana y, de jueves a domingo, entrega a domicilio. El éxito de la propuesta fue inmediato y agotan la producción. Es la primera pulpería que halló la manera de continuar trabajando en tiempos de pandemia. "Este nuevo modo de trabajo, nos llevó también a rediseñar ciertas estrategias para lograr conectarnos más con nuestra comunidad", advierte Fernanda. Antes tomaba los pedidos detrás del mostrador, hoy, desde su celular.
"Nuestros clientes nos llamaban, extrañaban los sabores", recalca Fernanda. "Nuestras recetas no han sido modificadas, son las mismas de siempre", cuenta Pozzi, "quizás ese sea nuestro secreto", confiesa.
Desde 1910 su familia está a cargo de este faro de tradición que conserva en sus estanterías botellas y artículos camperos que no han sido tocados desde hace un siglo. "Hemos hecho una cocina nueva, es lo único que cambiamos de la pulpería y trabajamos según todos los protocolos sanitarios", ejemplifica Pozzi.
"El delivery es una forma de que la conexión con los clientes continúe", sostiene. Desde mediados de marzo, la pulpería cerró sus puertas pero la demanda por las redes sociales evidenciaba un deseo colectivo en la localidad, la fidelidad de la clientela se asemeja al de un lazo familiar. "Detrás de cada entrega, se recibe además una historia, una receta familiar que forma parte de la tradición mercedina. Ver nuevamente activa a una pulpería de 1830, acomodándose a nuevos desafíos, nos pone muy felices", confiesa Pozzi.
Empanadas y loco patrio
El menú con el que inició la propuesta se basa en las afamadas empanadas (de carne, algo picantes "con la receta del último pulpero") que se hacen de la misma manera desde la década del 50 del siglo pasado, pero también platos de olla, como "el locro patrio", el guiso de lentejas y el guiso carrero. Pan casero, y la tabla de picada con el patrimonio gastronómico por excelencia de Mercedes: su salame quintero. En las próximas semanas tienen pensado agregar pastas caseras y carnes asadas. De postre ofrecen dos emblemas criollos: los pastelitos y el flan.
"Recibir la comida de la pulpería para mí es muy particular porque siempre vamos con mi novio, si bien no es como estar allí, es lo que más te acerca en estos momentos", cuenta Lucía Florella, vecina de Mercedes, habitué de la pulpería.
"Se sintió mucho la ausencia, la pulpería es parte de la historia de Mercedes, pero también de mi familia, vamos siempre ¿qué pedimos? Locro y empanadas", resume Lucía Girard en su casa.
Abierta desde 1830, entonces era conocida como "La Pulpería del Puente", en referencia al puente que une las orillas del río Luján, que cruza a pocos metros. Don Segundo Ramírez solía frecuentarla, este gaucho se hizo inmortal porque es quien usó de modelo Ricardo Güiraldes para su inolvidable novela gauchesca Don Segundo Sombra. Entre las reliquias, se puede ver el pedido de captura de Juan Moreira, incorregible gaucho que se dejaba ver en esta esquina.
"Sentí mucha tristeza cuando tuvimos que cerrar, pero ahora con el delivery estoy contenta, porque está de pie", concluye Aída di Catarina, hermana de Cacho, quien como él nacieron en este boliche de campo que atravesó gran parte de la historia nacional.
"Qué decirles a las pulperías que están cerradas", se pregunta Fernanda. "Debemos sumarnos a este nuevo modo de trabajo, pero manteniendo la esencia de los nuestro. Saber transmitir la esencia de estos lugares para que cuando las cosas vuelvan a la normalidad, la gente sienta que ha conservado esa conexión, y nada mejor que la comida para lograr esto", sentencia.
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