"Una pesadilla". Está varada en Miami y toda su familia en Buenos Aires tiene coronavirus
Todavía no había barbijos, ni aislamiento obligatorio cuando Macarena Menini, de 30 años, subió al avión que la llevaría de vacaciones a Japón, el pasado 7 de marzo. Jamás pensó que no podría volver a su casa. Tampoco imaginó que en la Argentina, a miles de kilómetros de distancia, su familia entera se contagiaría de coronavirus. Varada en Miami desde hace más de un mes, es una de los más de 20.000 argentinos que aún no pudieron regresar al país.
"Es una locura haber viajado muy cerca de China, ahora estar varada en uno de los países con más contagiados [Estados Unidos] y que yo esté bien. Y mi familia está en la otra punta del universo toda contagiada. Nada tiene sentido", dijo Menini, que debía regresar el 22 de marzo después de unas vacaciones de 15 días. Planificó el viaje con un año de antelación. Recortó sus gastos al mínimo y ahorró todo lo que pudo para poder pagárselo.
Macarena no solo sufre la angustia de no saber cuándo volverá. Hace unos pocos días, se enteró de que su hermana mayor, Maricel, su tío Mario y su madre se infectaron de coronavirus. Todos, incluso la propia Macarena, trabajan en M. Menini Sepelios, la cochería que la familia tiene en San Martín. Fue allí donde contrajeron la enfermedad, luego de recibir a una mujer fallecida por Covid-19 en el Centro de Salud Norte de Vicente López. Junto a los familiares de la fallecida, denunciaron a la clínica por negligencia, al considerar que ocultaron la verdadera causa de muerte de la mujer. La clínica fue clausurada por la Justicia hace poco más de una semana, pero luego reabrió.
Macarena está preocupada por su madre, de 57 años, que es hipertensa. "Cuando les hicieron el test, mi mamá me mandó una foto en la ambulancia y me agarró un ataque de nervios. Ellos [por sus familiares] me dicen que por suerte no tienen síntomas graves. Pero el miedo siempre está. Me mata mi vieja. Está a 7000 kilómetros de distancia. Hace dos años perdí a mi papá. Parece mucho, pero no es tanto tiempo. Y ver a mi vieja llorar por estrés o por extrañarme, y yo estar acá sin poder decirle que me subo a un avión para ir a verla, es lo peor que me puede pasar", dijo, visiblemente angustiada.
Pudo volar desde Japón hasta Nueva York, donde debía hacer una escala antes de regresar a Buenos Aires. El segundo tramo de su pasaje se canceló. Ella había escuchado que los vuelos de repatriados salían de Miami, y por eso viajó a esa ciudad. "No puedo hacer nada. Solo me queda esperar. La impotencia te destruye. Nos llevan a cuentagotas y no es sano para ninguna cabeza eso", afirmó.
Durante 18 días se alojó en un hotel cerca del aeropuerto de Miami. Ahora está viviendo en un departamento de una amiga de su familia. Sabe que será una de las últimas personas en volver: "Somos miles de argentinos acá. Hay gente mayor, gente que toma medicación o familias con nenes chiquitos. Yo no tengo hijos, soy joven. Y no tengo ningún problema de salud, así que quedo para lo último de lo último", afirmó.
Nunca recibió una respuesta concreta del Consulado acerca de su regreso: "Me cansé de mandar mensajes y mails. No contestan absolutamente nada. Aerolíneas Argentinas contesta con mensajes automáticos", sostuvo.
El factor económico es otro dolor de cabeza para la familia Menini. Al estar todos infectados, debieron cerrar la cochería temporalmente. "Si no trabajamos en la cochería no entra nada. No tenemos otro ingreso. Ando media preocupada con eso", explicó Macarena, que al mismo tiempo enfrenta los altos costos de mantenerse en el exterior.
"Yo laburo para viajar, que es algo muy lindo. Pero no tengo tanto margen de soporte. Ahora estoy endeudándome hasta la rodilla", agregó.
"Parece una pesadilla". Así describe Maricel Menini, de 37 años, la situación que atraviesan ella y su familia. "Con Maca en el exterior se hace todo más pesado. Estamos angustiados porque ella está angustiada. La extrañamos. Nunca imaginamos que podía quedar varada. Pensábamos que se iba a ir de vacaciones por 15 días y que ya la teníamos devuelta en casa", sostuvo Maricel.
Ella y su madre tuvieron algunos síntomas de coronavirus. Su tío, en cambio, es asintomático. "El otro día tuve por primera vez dificultades respiratorias. Tengo un malestar general. Me duele mucho el cuerpo y estoy cansada. Ayer a la tarde no tenía fuerzas para levantarme de la cama", explicó Maricel, que además es una de las denunciantes en la causa judicial contra el Centro de Salud Norte, donde ya hubo 30 contagios.
"Todos los días se van sumando más infectados por la negligencia de la clínica. Este reclamo no es solo por nosotros, acá hay un montón de vidas en juego. Muchas familias perjudicadas. La clínica sigue funcionando a pesar de todo. No acataron ninguna de las medidas que pidió la jueza", concluyó. Si bien la clínica primero fue clausurada preventivamente, luego reabrió sus puertas. La jueza de la causa, Sandra Arroyo Salgado, ordenó la intervención médica.
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