Una nueva frustración por la falta de liderazgo

Otra conferencia para acordar la respuesta al cambio climático concluye con frustración. El cambio es irreversible por la acumulación de gases de efecto invernadero que ya hay en la atmósfera. La respuesta debería orientarse a mitigar lo que no se puede revertir y adaptarse a las consecuencias negativas. Se había hablado de avanzar en arreglos para asistir a los países en desarrollo y de crear un mecanismo para atender las pérdidas y los daños causados por fenómenos extremos. No ocurrió. La causa más obvia es que el mundo no se ha recuperado aún de la crisis de 2008. No hay humor para esfuerzos financieros ni ánimo para transformar modalidades de producción insostenibles.

Cuando en Kyoto se decidió que los compromisos serían diferenciados, en las fórmulas que se ofrecían resultaba que quien había hecho la propuesta haría la menor reducción de emisiones. Esta reticencia no varía si el número de negociadores se reduce, como lo ha demostrado el ejercicio entre las 18 mayores economías, iniciado por Bush y continuado por Obama. Para contrarrestar este fenómeno se requiere un liderazgo convencido, transparente y confiable, que no está a la vista.

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