Nueva asistente judicial: Donna, la cachorra que ayuda a declarar a chicos víctimas de delitos
La perra de raza golden retriever tiene cuatro meses y se suma al equipo de Titán y Brownie, que ya acompañaron a más de 1000 niños y adolescentes a declarar en el Ministerio Público Tutelar porteño
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Se llama Donna. Llegó hace dos meses al Ministerio Público Tutelar porteño para formar parte del equipo de perros de asistencia judicial que acompaña a los niños y adolescentes que tienen que declarar en la sala de entrevistas especializada, más conocida como Cámara Gesell. Son chicos que, en un 80 % de los casos relevados, fueron víctimas de abuso sexual y también de grooming, maltrato o lesiones, y que están allí porque tienen que revivir esa traumática experiencia mediante el relato. Una etapa importante en el proceso judicial, y en el que los perros juegan un papel clave.
Donna es un perra de raza golden retriever. La semana próxima cumple cinco meses y es muy juguetona, y desde que tenía 60 días de vida comenzó a ser entrenada para trabajar con niños y adolescentes. Su adiestrador es Carlos Agudo, el mismo que adiestró a sus compañeros Titán, el primero en ocupar ese puesto inédito, en 2019 y también a Brownie, un labradoodle que resultó ser una excelente compañero. Donna, ahora, es la novata del grupo, y en el Día del Perro que se celebra hoy, decidieron hacer su presentación oficial.
Hace cinco años, el Ministerio Público Tutelar inauguró la primera sala de entrevistas especializada (SEE) que sigue las normas establecidas en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. Se diferencia de la tradicional Cámara Gesell, según explican los expertos, en varios aspectos. La sala está distribuida en dos pisos. En el 12 del edificio, al que se ingresa por Perú 143, está la sala de entrevistas y en el piso 10, la de observación, con lo cual los chicos nunca se cruzan con los adultos que han sido denunciados por el delito, ni con los funcionarios judiciales ni con las partes involucradas, que pueden presenciar por circuito cerrado de audio y televisión toda la entrevista.
El trabajo de los perros de asistencia es decisivo en dos instancias: antes de entrar a la sala, y al terminar la entrevista. Lo que suele ocurrir, de acuerdo con la experiencia en estos más de 1000 casos en los que los perros de asistencia participaron del proceso, es que cuando los chicos llegan al lugar suelen estar estresados, con cuadros de ansiedad, angustiados, y cuando se encuentran con Titán, Brownie y ahora también Donna –siempre bajo su consentimiento– se da un intercambio de cariño que los ayuda a distenderse.
Un abrazo
Laura Grindetti es la asesora general adjunta de Niños, Niñas y Adolescentes, y está a cargo de la coordinación integral de la SEE. Está muy satisfecha con el trabajo de los perros, y se entusiasma al relatar cómo fue la primera intervención de Donna, que participó ayer de su primer caso junto a Brownie. “Era una chica de 16 años. Tenía puesto un buzo con capucha que le tapaba la cara. No levantaba la vista ni miraba a la psicóloga que le iba a tomar la declaración. Cuando aparecieron Donna y a Brownie los miró enseguida. Brownie se acercó a su cara y ella le sonrió. Ahí se sacó la capucha para verlo mejor, lo abrazó y le hizo una pregunta al entrenador –detalla Grindetti–. Donna es muy juguetona y eso ayuda mucho también. De hecho, cuando terminó la entrevista y luego de haber respondido las preguntas de la psicóloga, pidió volver a ver a los dos. Los abrazó fuerte”.
En cuanto al comportamiento de los perros, Agudo explica que un chico puede apretarlos fuerte, tirarles de la cola o pisarlos sin querer, y ellos nunca van a tener una reacción violenta. Están adiestrados bajo el método cognitivo emocional, y al ser capaces de interpretar todas esas posibles conductas como parte de un juego, siempre responderán de la misma manera: buscando caricias y mimos.
La incorporación de Donna al equipo se debe a los resultados positivos obtenidos hasta el momento. De acuerdo con los reportes del equipo de psicólogos que realizan las entrevistas, la presencia de los perros –algo que se comprobó en las primeras intervenciones de Titán hace ya casi cuatro años– ayuda a disminuir el estrés en los chicos y mejora la calidad del relato. Los perros no suelen entrar a la sala, pero cuando termina la entrevista están esperando con la lengua afuera del otro lado de la puerta. Luego de la declaración, según los informes, el encuentro con los perros sirve para neutralizar la movilización emocional que generó haber evocado el hecho traumático, explica Grindetti.
“De las misiones más importantes que tenemos en el Ministerio, una de las primordiales es garantizar el derecho de chicas y chicos a ser escuchados, y los perros contribuyen a ello. Titán, Brownie y Donna, a través del juego, generan un vínculo que produce distensión y favorece muchas veces al buen desapego de su referente afectivo, necesario para poder ingresar de manera independiente a la sala”, agrega Grindetti.
A diferencia de lo que ocurre con los procesos judiciales que involucran a menores en otros distritos a nivel nacional, en el Ministerio Público Tutelar porteño los chicos solo pueden ser llamados a declarar en Cámara Gesell por única vez, y las entrevistas duran un máximo de 45 minutos. Hubo casos, afirman las autoridades, en los que los chicos han sido llamados a declarar hasta cinco veces, y antes de entrar a la sala se cruzaron con el victimario. Esta instancia, insisten, debe ser el comienzo de una reparación, y muchas veces se convierte en una nueva revictimización.
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