“Una mujer de mundo”: así era la argentina que murió en un tiroteo en EE.UU. y que, con su empresa, llegó a The New York Times
Laura Jauregui, de 64 años, estaba en un centro comercial en Austin cuando fue asesinada; vivía en el departamento de Rocha, en Uruguay
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Un hombre ingresó a una casa de té cerca del centro comercial al aire libre The Arboretum, en Austin, Texas, en los Estados Unidos, disparó y tras herir a varias personas se suicidó. Una de ellas fue Laura Jauregui, de 64 años, una argentina radicada en Uruguay hacía varios años, que falleció en el lugar.
La información fue confirmada por la jefa del Departamento de Policía de Austin, Robin Henderson, durante una conferencia prensa el jueves pasado por la noche. De acuerdo al reporte policial, cerca de las 17, un testigo alertó al 911 que habían escuchado múltiples disparos en Teapioca, el local donde se encontraba Jauregui. La segunda víctima, que no fue identificada, fue trasladada a un hospital local con heridas graves, mientras que el agresor, identificado como Tang-Kang Dave Chiang, también murió en el lugar.
Los investigadores determinaron que el agresor no conocía a las víctimas, el motivo del crimen todavía está bajo investigación y buscan testigos que puedan aportar videos y fotos para aclarar el trágico suceso. “Este caso está siendo investigado como el homicidio número 42 de Austin en lo que va de 2023″, cierra el informe policial.
Definida como “una mujer de mundo” por algunos de sus allegados, según pudo saber LA NACION, Jauregui, ingeniera informática y amante del yoga, solía pasar la mitad del año en Texas, donde había estudiado. Tenía pensado regresar a Uruguay, de donde se había ido en abril, a finales de noviembre. Solía vivir durante la temporada baja uruguaya en Estados Unidos, donde reside su hermano Jorge.
Mientras que regresaba al país limítrofe, donde había hecho raíces comerciales hacía tiempo, con el comienzo de la temporada alta. Era dueña del hotel boutique, Brisas del Este, en La Pedrera, el balneario uruguayo en la costa del departamento de Rocha, ubicado a unos 230 kilómetros de Montevideo.
“Laura era una mujer muy valiosa para La Pedrera. Llegó aquí en 2008 y, al poco tiempo, compró un antiguo hotel en ruinas y lo transformó en una maravilla”, recordó una de sus amigas de esa localidad uruguaya que prefirió no dar su nombre.
Brisas llegó a The New York Times, en 2011, en una nota que definía a Rocha como el próximo “escondite bohemio chic” de América del Sur. Allí relatan que Jaureguí compró el hotel y renovó sus 14 habitaciones, donde faltan a propósito televisores y teléfonos, con una “mezcla de hallazgos de mediados de siglo y muebles de ratán hechos a medida”.
“La costa uruguaya siempre ha sido muy popular y progresivamente se ha ido desplazando hacia el norte”, dijo Jauregui en ese momento y se mostró sorprendida por el crecimiento del lugar tras un año de la apertura y agregó que habían agotado las reservas para toda la temporada, desde Navidad hasta Carnaval.
Años más tarde, el hotel sería elegido por ese medio como uno de los 52 lugares para visitar en 2014. “Una posada de 14 habitaciones en lo alto de un acantilado restaurada por una magnate de la tecnología argentina, sin comprometer los encantos naturales de la zona: kilómetros de playa no desarrollada, pastos ondulantes y una cultura donde los gauchos y los pescadores con botes de madera no son solo accesorios”, describían.
También obtuvo su mención en la Conde Nast Traveler, la revista especializada en turismo de lujo, en la que destacaban el riesgo de Jauregui de apostar a un concepto distinto y casi metropolitano en un entorno rural. “Pero fue un éxito desde el primer día”, dijo ella. Y relató: “Ha sido un trabajo difícil, muy duro y una experiencia fantástica. Pero ya lo he hecho y es hora de seguir adelante”.
Según pudo saber este medio, uno de sus futuros proyectos era transformar este hotel en departamentos de lujo.
Jauregui no tenía hijos, residía, junto a sus dos gatos Ricardo y Enrique, a unos 7 kilómetros de La Pedrera, en el balneario San Antonio a unos 500 metros del mar.
“En 2020 como consecuencia de la pandemia se quedó aquí todo el año y se dedicó a recorrer todo el departamento en bicicleta. Era esa clase de persona, infatigable, curiosa, entusiasta. Un horror que se haya ido así. Aquí estamos en shock”, dijo su amiga a LA NACIÓN. Y la describió: “Muy inteligente, muy trabajadora y muy emprendedora, tenía una energía inagotable. Es una pérdida enorme para nuestra comunidad”.
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