Una de las iglesias más antiguas celebró renovada su fiesta patronal
Nuestra Señora de Balvanera se consolidó entre 1799 y 1842; aloja el santuario de San Expedito, que visitan miles de personas; fue restaurada con aportes de particulares
Puestos y comercios que venden estampitas, cruces, medallas, velas e imágenes de San Expedito invaden Bartolomé Mitre y Azcuénaga, donde los creyentes ruegan al popular santo de las causas justas y urgentes. Se lo venera en la iglesia en esa esquina de Once, Nuestra Señora de Balvanera, que ayer conmemoró las patronales de la Virgen española en un templo de 200 años totalmente renovado. Gracias al aporte de miles de fieles, fue restaurada gran parte del edificio y también la imagen del mártir.
"Realizamos las refacciones con ayuda de los devotos de San Expedito y de la Virgen de Balvanera, personas sin mucho dinero, oriundas de todas partes. Pero además recibimos colaboración de distintas comunidades de Once: la china, la judía, la peruana y la venezolana. La pequeña ofrenda hace una gran ofrenda y, si todos ponemos un poco, alcanza", contó a LA NACION el párroco, Walter Marchetti, durante un recorrido por el templo.
La iglesia estaba muy deteriorada; su recuperación comenzó en 2016. Hasta el momento las obras demandaron unos $5 millones, pero todavía falta para alcanzar un estado óptimo. Marchetti, junto con un grupo de laicos y la especialista en conservación que lideró los trabajos, presentaron una propuesta al programa de mecenazgo porteño para concluir el altar y reparar los vitrales. Además, en un futuro necesitarían colaboración para poner en valor la cúpula, una de las más valiosas de Buenos Aires según Giselle Canosa, la experta que tuvo a cargo las obras.
De todas maneras, el cambio es notorio. Vecinos y creyentes celebraron ayer la patronal con un templo renaciente. "Es necesario mantener un lugar histórico como este. Lo interesante es que dejaron todo como fue originalmente", dijo Patricia Sciaroni. "Hace 20 años que venimos a rezarle a la Virgen, los felicito por los trabajos que hicieron", afirmaron Gabriel Pérez y su esposa, Lida. En tanto, mientras compraba unas estampitas de San Expedito fuera de la iglesia, Andrés Villafañe remarcó: "Adentro está todo divino. Me gusta".
Se trata de una de las iglesias más antiguas de Buenos Aires. Su historia se remonta a 1799, cuando se erigió un oratorio público, que fue puesto bajo la advocación de Nuestra Señora de Balvanera. En España, esta devoción de la Virgen se denomina Valvanera. En 1839 empezó la refacción del templo, que fue solemnemente inaugurado y bendecido en 1842.
Para el párroco fue fundamental reparar la figura del santo, dado que el oratorio es el segundo del país en importancia, luego del de San Cayetano. La iglesia es incluso más conocida como Santuario de San Expedito que como Nuestra Señora de Balvanera, de ahí que los especialistas se centraron con dedicación en la imagen, que tenía dos grietas estructurales profundas.
Una vez estabilizada se siguió con su limpieza química, tarea que resultó complicada por anteriores malas intervenciones. Además, para alzar y proteger al santo, Marchetti sugirió que se usaran los balaustres que pertenecían al altar original. Ahora, el mártir reluce a la derecha de la entrada, protegido por una vitrina.
La figura de San Expedito, a quien se le comenzó a rendir tributo en Francia, fue encontrada casualmente detrás de un altar en 2004 por un sacerdote mientras limpiaba el templo de Balvanera. "Estaba llena de tierra, pero la ofrecimos para la veneración, y el lugar explotó por la cantidad de gente. Por eso en 2015 se transformó en santuario", recordó el párroco. Y agregó que cada 19 de abril, día del santo, pasan por Bartolomé Mitre 2411 para rendirle culto hasta 30.000 feligreses.
Cuando empezaron a reparar la nave en la que se emplazaría la imagen renovada del santo, descubrieron un diseño figurativo debajo de la pintura de obra, contó la conservadora. Hicieron cateos en las paredes y "a partir de allí, se pudo comenzar a realizar un falso histórico en la zona del Vía Crucis, para que la obra quedara a ojos del observador como una pieza más del conjunto", detalló.
Gracias a fotografías halladas en antiguas revistas parroquiales, descubrieron que el autor de los marouflages, una antigua técnica de encolado, había sido el reconocido italiano Andriano Bordellini. Asimismo dieron con Ignacio Fusilier, nieto artista de las pinturas de la nave central, Antonio Fusilier, que brindó documentación detallada sobre el trabajo realizado por su abuelo.
Más adelante, se prevé reformar los confesionarios y crear una nueva imagen de San Expedito con tecnología 3D para que el público pueda disponer de dos imágenes para venerar.
Fotos: Patricio Pidal / AFV
Edición fotográfica: Fernanda Corbani
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