Una hora más de clase. Se demora la puesta en marcha de la iniciativa del Gobierno nacional: las razones

Una hora más de clase por día en todas las escuelas primarias del país. Esta mañana se trató la propuesta que anunció el ministro de Educación, Jaime Perczyk, en el Consejo Federal de Educación (CFE), en Tierra del Fuego, y si bien la medida constituía el tópico principal de la asamblea, finalmente no entró al plenario de votación, según confirmaron fuentes oficiales. Lo que se decidió fue abrir una mesa de trabajo conjunta con los diferentes sectores, como los gremios docentes que habían cuestionado la iniciativa, y así avanzar en los lineamientos de esa extensión horaria, que involucra al 86% de los alumnos que asisten al nivel primario en todo el país.

La mesa de trabajo, en consecuencia, dilatará la puesta en marcha del plan, que según habían deslizado desde el Ministerio de Educación, comenzaría a implementarse de manera gradual, a partir de mayo próximo. De todas formas, según fuentes de ese ministerio, la Nación cuenta con los fondos previstos -18.000 millones de pesos como ya lo había anunciado-, para hacer operativa la propuesta. Por eso, si alguna de las jurisdicciones lo considera oportuno, podría iniciar con la extensión horaria a partir del mes próximo.

Una de las condiciones que impusieron los gremios fue la “previa apertura de las paritarias nacionales”, ya que entre los motivos de rechazo que esgrimieron los principales sindicatos están las condiciones laborales, las horas de trabajo y la remuneración. Como ratificó ayer mediante un comunicado la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera), la medida implicará “una sobrecarga laboral” y “afectará los puestos de trabajo” de los docentes. “Exigimos urgente convocatoria a la paritaria nacional docente para discutir toda reforma que el Gobierno esté pensando y que, de una u otra manera, afecta los puestos y procesos de trabajo docentes, la organización institucional de las escuelas, las condiciones laborales y los derechos adquiridos”, consignó el comunicado.

También cuestionó la iniciativa Roberto Baradel, secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), que se mostró enojado por no tener ningún tipo de conocimiento sobre el proyecto y por el hecho de haberse enterado de la propuesta a través de los medios de comunicación. “Rechazamos cualquier iniciativa que precarice el trabajo, sea una sobrecarga laboral que no se haya discutido en paritaria y que no aporte a mejorar la educación”, argumentó el gremialista docente.

De 4 a 5 horas por turno

Sergio Romero, secretario general de la Unión Docentes Argentinos (UDA), fue uno de los primeros en manifestar que lo primero que debería hacer el Estado “es dialogar con lo gremios”, porque en este nuevo esquema entra en juego el trabajo de los maestros, con el agregado de una hora más a la jornada laboral. “Nunca estuvimos en contra de la extensión de la jornada en lo que se refiere a la parte pedagógica de las alumnas y los alumnos, pero me parece que acá el Ministro de Educación se está arrogando una representación que no le corresponde –señaló Romero–. Si se habla del trabajo de los maestros y maestras, lo primero que debe hacer el Estado es dialogar en paritarias con los sindicatos. No reunirse primero con los empleadores en el Consejo Federal [de Educación] para decidir unilateralmente. Porque los que están al frente de las aulas son los y las docentes, y [con la nueva propuesta] se podría estar modificando las condiciones y la organización del trabajo”.

Como secretario adjunto de la asociación docente Ademys, Jorge Adaro, se había manifestado su oposición bajo tres argumentos: “Primero, es una medida inconsulta que va a repercutir socialmente y al interior del sistema educativo –consideró el gremialista, que es maestro de grado en la Escuela N°19–. La segunda cuestión es la logística familiar. Modificar esto en mayo, de repente, resulta problemático. Por último, se modifica la extensión de la jornada laboral, y la realidad que viven los maestros en medio de una crisis económica dominada por la inflación, con sueldos totalmente licuados, obligan a que los docentes tengamos que trabajar en dos y hasta tres turnos. En este contexto, incorporar más horas de trabajo nunca puede resultar en una mejora de la calidad educativa”.

Con el nuevo cambio se modificará la carga horaria de los chicos en las escuelas de jornada simple y de gestión estatal, que pasará de cuatro a cinco horas por turno, y en consecuencia se alterarán los horarios de ingreso y salida. La idea que compartió Perczyk ayer, en principio, es que los estudiantes que van por la mañana, de 8 a 12, ingresen una hora antes; mientras que los del turno tarde, que va de 13 a 17 en la mayoría de las instituciones, salgan del colegio una hora más tarde. Lo mismo, en sintonía, deberán hacer los maestros, el equipo directivo y el personal no docente.

¿Qué otras medidas acompañan la iniciativa?

En la actualidad, apenas el 14% de los alumnos del nivel primario tiene jornada extendida, o en el mejor de los casos, jornada completa. Por eso, según explicó Perczyk, esa hora extra en la carga diaria significa un salto cuantitativo del 25% en cantidad de horas de clases al año: de 720 a 950 horas.

Los expertos en educación que fueron consultados por LA NACION acuerdan con la medida y consideran que más tiempo en la escuela siempre es bienvenido. Pero advierten que una mayor cantidad de horas no se corresponde directamente con más y mejores aprendizajes. “Hay muchas preguntas sin respuestas: ¿Qué otra medida acompaña el aumento de una hora de clase? ¿Algo más relacionado con la calidad de ese tiempo? ¿Qué evaluación de impacto está prevista?” —cuestionó Claudia Romero, doctora en Educación, profesora e investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella—. ¿Por qué cuando las clases ya comenzaron y es abril? Se tuvo todo 2021 para plantear la medida y permitir que las familias y escuelas se organicen”.

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