Una familia desaparecida desde hace 8 años, un misterioso antecedente del caso Pomar
Un matrimonio de Entre Ríos y sus cuatro hijos son buscados desde 2002 y no hay pistas firmes; "Nunca en mi carrera había estado abocado a un caso tan extraño", afirmó a lanacion.com el juez a cargo de la investigación
Mientras aumenta el desconcierto ante la falta de pistas para dar con el paradero de los Pomar, en un pequeño pueblo de Entre Ríos persiste la búsqueda de otra familia, los Gill, en un caso que lleva casi ocho años de misterio y del que tampoco se tiene ninguna hipótesis firme.
Como los Pomar, se trata de una familia completa que se esfumó misteriosamente. Pero a diferencia del suceso que conmueve a Pergamino, donde cuentan con imágenes captadas por las cámaras de dos peajes, en el caso de los Gill nadie los vio partir, ni pasar, ni llegar, desde aquel 14 de enero de 2002 donde tuvieron noticias de ellos por última vez.
Rubén Mencho Gill, su esposa Norma Margarita Gallego y sus cuatro hijos María Ofelia, Osvaldo José, Sofía Margarita y Carlos Daniel, comenzaron a ser rastreados en abril de 2002, cuando se radicó la denuncia. Es que recién en ese momento la familia advirtió que hacía tiempo que Rubén se había ausentado de su trabajo como puestero en la estancia La Candelaria, ubicada en Crucecitas Séptimas, del departamento entrerriano de Nogoyá, donde vivía con su esposa e hijos.
Ese lugar y su dueño fueron eje de la investigación, a cargo del juez de instrucción Jorge Sebastián Gallino. Se realizaron numerosos rastrillajes siguiendo la hipótesis del homicidio múltiple y ante la sospecha de que sus cuerpos pudieran estar allí. Pero nada se encontró.
Es que, como indicó Gallino a lanacion.com, ni siquiera se pudo establecer si se trató de un crimen o de una desaparición, ya que ninguna hipótesis pudo ser descartada en todo este tiempo. "Desde 2002 que comenzó la búsqueda de pruebas, tanto para encontrar su paradero como para saber si hubo un delito", indicó el juez.
Gallino dijo que se tomaron medidas de todo tipo: comunicación con todos los pasos fronterizos, rastrillajes en toda la zona aledaña a Nogoyá, búsquedas en varias provincias como Corrientes, Santa Fe y Córdoba, y pedidos de informes a todas las fuerzas de seguridad.
El magistrado indicó que no se supo que la familia tuviera deudas o que hubiera recibido alguna amenaza antes de su desaparición. Tampoco su familia tenía conocimiento de que estuvieran con planes de abandonar su trabajo en La Candelaria. El hermano del hombre desaparecido, Otto, nunca dudó que Rubén se hubiera comunicado con él si hubiera decidido irse, ya que ambos mantenían contacto con periodicidad.
Gallino indicó que las últimas medidas que se tomaron en la investigación fue el pedido de informes al Registro Nacional de las Personas, que en este momento se avoca a la renovación de los documentos de identidad, por si llegan a verlos, así como también a la ANSES para ver si hubo movimientos realizados con el CUIT de la familia.
"No hay pruebas firmes, ni testimonios elocuentes, ni hemos encontrado nada que nos diga que están muertos. Nunca en mi carrera había estado abocado a un caso tan extraño", concluyó Gallino y aseguró que, pese al desconcierto, seguirá con la causa hasta las últimas consecuencias.
Ver El misterio de la familia Pomar en un mapa más grande
Otras búsquedas sin resolver
Florencia Pennacchi . Desde el 16 de marzo de 2005 nadie sabe nada de Florencia Pennacchi, la joven neuquina, estudiante de Ciencias Económicas que vivía en Palermo. Cuando desapareció tenía 24 años. Su familia está convencida de que se la llevaron contra su voluntad y asegura que la investigación siempre avanzó con lentitud.
Fernanda Aguirre . Aunque se supo que la adolescente de la localidad entrerriana de San Benito había sido secuestrada, el principal sospechoso del hecho, Miguel Angel Lencina, se suicidó en octubre de 2004 en la seccional donde estaba detenido y nunca hubo novedades del paradero de la joven.
Sofía Herrera . La niña neuquina que hoy tiene 4 años, es buscada desesperadamente por sus padres desde septiembre de 2008. Los Herrera habían ido de camping en los alrededores de Río Grande. Cuando buscaban un lugar para acampar la perdieron de vista. Y empezó una intensa búsqueda, que todavía hoy continúa.
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