Una barriada marginal, con los códigos de la calle
Calles de tierra, casitas bajas coloreadas con revoques que todavía salpican los ladrillos huecos que nunca terminan de fraguar en no pocos frentes a medio hacer. Muchachotes de miradas desafiantes, cruzados de brazos y con sus torsos desnudos esperan anclados en la esquina de Estrada y Güiraldes; montan guardia delante de la casa de la pequeña Milagros. Es que, dicen, ya pasaron por allí hermanos del hombre que casi desencadena una tragedia: el abuelastro de la niña.
"Ya vinieron con una cuchilla y con una 45 para vengar la paliza que se llevó su hermano por lo que hizo con la niña, pero con la ayuda de los de Barrio Mitre, La Ilusión, La Ponderosa, Pecorena, Villanueva y Malvicino no se van a animar a volver a pasar por esta esquina", juró un amigo de la familia.
Con el rostro curtido por el paso del tiempo, Miguel Angel Omar, de 54 años, abuelo de la niña, quedó maltrecho después del accidente. "Lo vi venir con el auto directamente hacia el frente de la casa, quedé duro, no lo podía creer; tengo golpes en el brazo derecho y en el cuerpo", dijo.
Mientras, montones de chicos descalzos merodean y usan como un subibaja el esqueleto calcinado del Peugeot 504 con el que Juan José Amicone arrolló a su hijastra, a la pareja de ella y a la pequeña.
Es la esquina conocida como Los Zorrinos, un apéndice de la humilde barriada que sobrevive diariamente con los códigos que impone la ley calle adentro del gran barrio histórico que es Juana María, que está más allá del casco principal de Zárate, cerca de la estación de tren y algo más alejada del río Paraná de las Palmas.
Es un conjunto de manzanas construido allá por los años sesenta, con mayoría de casitas sencillas (buena parte de ellas, enrejadas por la inseguridad), habitadas por gente de trabajo que transita tanto por calles de asfalto como de tierra.
Con su capilla y su Sociedad de Fomento y sala de primeros auxilios como nobles estandartes sociales, el barrio mantiene en pie su reclamo por la falta de cloacas y la escasez de agua potable.
La barriada que presenció el hecho policial no suele conciliar el sueño por las noches; más aún después de este trágico suceso.
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