Una ballena polar en Mar del Plata
El oceanario de la ciudad balnearia incorporó una beluga rusa que lleva semanas aclimatándose; críticas de expertos
MAR DEL PLATA.- Como las mejores vedettes, Beluga tiene formas voluptuosas, es la gran estrella del espectáculo y no siempre se lleva del todo bien con sus compañeros de escenario.
Nada del otro mundo, si no fuera que la portadora de estos atributos es una ballena blanca del Artico, la única de su especie que actuará en un oceanario del hemisferio sur y por cuyas condiciones reclama la Fundación Cethus, que estudia a los cetáceos.
El ejemplar mide 4,50 metros, pesa aproximadamente 800 kilos y lleva tres meses y medio en el Aquarium de esta ciudad, donde en pocas semanas más será oficialmente incorporada en el show acuático.
Los entrenadores han destacado los avances del animal en este período de adaptación y confían en que será uno de los mejores atractivos que allí se ofrecen.
El gerente general de Aquarium, Fernando Mumare, destacó que la nueva incorporación va mucho más allá de lo que la beluga pueda dar en un show. "La idea -explicó- apunta a vincular el conocimiento con la educación; darle al público la oportunidad de tener cerca una especie novedosa y distinta de las tradicionales."
De Rusia con amor
Con el permiso correspondiente, el ejemplar fue traído de Rusia, donde estaba cautivo en un centro de recuperación. "Surgió la oportunidad de traerlo, le dimos atención y ahora está espléndido", resaltó Mumare.
Desde Moscú también llegó Serguei Kozhemiakin, un experto entrenador habituado a trabajar con belugas, especie que es muy común en los oceanarios de esa región.
El biólogo marino Alejandro Saubidet, responsable del cuidado de los animales de Aquarium, dijo que la beluga "sanitariamente está bárbara", aunque admitió que no había llegado a Mar del Plata en las mejores condiciones.
Para albergarla adaptaron el que hoy es su hábitat. "Incorporamos equipos de refrigeración para adecuar la temperatura del agua a la de su ámbito natural", contó Saubidet. Esta es una exigencia de la Secretaría de Recursos Naturales de la Nación incluida en la resolución 351/95 sobre animales en cautiverio.
Uno de esos equipos está actualmente en funcionamiento y con otro se hará lo mismo en cuanto el clima estival así lo demande. Actualmente el animal se mueve en un piletón con una temperatura promedio de 15º C.
Cambio de dieta
Los especialistas del oceanario han notado ahora un saludable cambio en la beluga a partir de que incorporaron variaciones en su dieta. Después de un prolongado proceso, acepta en su alimentación entre 14 y 15 kilos diarios de palometas, jureles, anchoas de banco, pescadillolas y próximamente también se le suministrarán calamares.
Entre las características de la especie se destaca la capacidad para acumular grasas y pasar períodos de ayuno -precisamente durante la primavera- de hasta 60 días.
Saubidet explicó que la beluga está lejos de ser una especie en extinción, aunque como punto débil subrayó lo sensible que el animal es a la contaminación marina. "El mayor número de muertes se produce en Canadá, en la desembocadura del río San Lorenzo, donde se ven afectadas por pesticidas y clorados", detalló.
Sin embargo, a los investigadores de Fundación Cethus les preocupa que las capturas para exhibición terminen diezmando la población, cada vez más raleada por problemas como la caza indebida y la intoxicación por organoclorados. También les inquietan las condiciones de vida de estos cetáceos en cautiverio.
Según Cristian De Haro, de Cethus, son factores de stress para estas ballenas la falta de espacio donde moverse a gusto, la inclusión de otras especies con las que normalmente no conviven en la naturaleza, la imposibilidad de realizar sus migraciones, la sobrecarga de atención por parte de los espectadores a la que están sujetas y las enfermedades nuevas a las que se las expone.
Rumbo al estrellato
Recién llegada al Aquarium, y durante algunos días, la beluga compartió el piletón mayor con varios delfines, con los que no llegó a alcanzar una buena convivencia. La agilidad y constante actitud lúdicra de estos últimos no coincidían con su pesado desplazamiento, lo que derivaba en algunos intentos de ataques sin consecuencias para ambos.
Ahora dueña exclusiva de una pileta, quizá porque sabían que lloverían críticas de los conservacionistas, paso a paso demuestra avances en su camino a ser parte del show acuático.
"Estamos terminando la etapa más difícil del entrenamiento, que es la de desensibilización del animal; después empezaremos a enseñarle las pruebas", explicó Luis Rizzotto, el entrenador del Aquarium que comparte con su par ruso la difícil tarea de adiestrar a la ballena blanca.
Kozhemiakin tiene paciencia absoluta. Con su paso sereno carga con el balde repleto de palometas y, silbato de por medio, inicia otra de las sesiones de entrenamiento.
"Trabajábamos bien con el animal, pero desconocíamos que era lento el aprendizaje de nuestra enseñanza, por eso se optó por convocar a un especialista ruso", contó Rizzotto.
El público no deberá esperar de la beluga movimientos similares a los de los delfines ni de las orcas, tradicionales protagonistas en los acuarios. "Esta especie -destacó el entrenador- puede hacer saltos pero no saca la cola del agua."
Sí puntualizó que tiene la misma habilidad que aquéllos para captar sonidos y responder a los requerimientos de quien la está preparando para un espectáculo.
Si la beluga sigue respondiendo positivamente, en los próximos días se anunciará su incorporación oficial al programa del oceanario. Atributos no le faltan para ser la estrella del espectáculo.
Sufren si son apartadas
Las belugas son grandes mamíferos que experimentan sufrimiento al ser transportadas fuera de su grupo. En la bibliografía aportada por la Fundación Cethus, que estudia los cetáceos, consta que el primer récord de captura fue del Barnum de Nueva York, en 1861: en esa ocasión atraparon a seis ejemplares, de los que sólo uno sobrevivió.
Los números denunciados indican que dos acuarios atraparon 14 ejemplares, de los que sobrevivieron solamente cuatro, en 1984. Y al año siguiente repitieron el operativo, pero apenas dos de diez cetáceos llegaron con vida a los piletones.
Esta especie de ballena, el Delphinapterus leucas, tiene su hábitat natural en el Artico, en Groenlandia y el mar de Okotsk, y en la región subártica. Es decir, cerca del Polo Norte, donde las condiciones climáticas son bien diferentes de las que ofrece la pileta de un acuario o de un oceanario.
Son animales muy sociables que viven en grandes grupos, de 5 a 20 ejemplares. Sin embargo, la tasa de supervivencia de este tipo de cetáceo en cautiverio es infinitamente pequeña, por lo que en todo el mundo se calcula en alrededor de 70 la cantidad que se muestra en oceanarios norteamericanos y canadienses.
La Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza expresa: "La reintroducción en el medio silvestre debería ser el principal objetivo de todo programa de cría en cautiverio". Y Cristian de Haro, de Cethus, contrapone: "Esa nunca ha sido una meta de los oceanarios ni de los acuarios. Los programas de cría en cautiverio no contribuyen a la educación de los espectadores ni a fomentar el amor por los animales".