Una app permite comprar comida más barata antes de que los restaurantes la tiren a la basura
En la esquina de Marcelo T. De Alvear al 1600, una calcomanía sobre la puerta vidriada anuncia que el local All that Food trabaja con Winim: la nueva aplicación que permite comprar la comida que los restaurantes no vendieron en el día a mitad de precio. Disponible en Android y en IOS, a un mes de su lanzamiento, Winim ya superó las dos mil descargas.
"Comenzamos con 60 locales y ya sumamos más de 110. Para algunos comercios, sobre todo por la situación que atraviesa el país, es complicado calcular cuánto producir en el día. A veces la demanda no es la esperada y les sobra comida que, si no llega a ser donada, termina en la basura", explica Santiago López Silveyra (24), Licenciado en relaciones internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella y co-fundador de Winim junto a Santiago Guglielmetti (25) y Federico Broggi (25). Inspirados en modelos europeos (como Karma) y estadounidenses (Food for all), los tres amigos y ex alumnos del Colegio Argentina Modelo, empezaron a trabajar en este proyecto en octubre de 2018 y, finalmente, lo lanzaron al mercado el pasado 11 de abril.
#salválacomida
No importa en qué sentido se lea (de arriba hacia abajo o viceversa): "Winim" significa "Win-Win". "Lo bautizamos de esta manera porque con este sistema ganan todos: los locales al generar ingresos extra con comida que, de otra manera, terminaría en la basura; los usuarios al conseguir comida rica a precios accesibles; y el medioambiente, dado que se reduce el desperdicio de alimentos", resumen sus creadores.
Este último punto, no es un dato menor. En Argentina, de acuerdo con los últimos datos de la Secretaría de Agroindustria, se desperdician 16 millones de toneladas de alimentos al año: a razón de 38 kilos per cápita. De la totalidad de esa cifra, 14,5 millones corresponden a pérdidas (etapas de producción, almacenamiento, transporte y procesamiento) y 1,5 millón corresponde a desperdicio (comercialización y consumo).
"Esta es una tragedia silenciosa de la que poco se habla. Mientras tiramos toneladas de comida, millones de personas se mueren de hambre. Al mismo tiempo, estamos afectando a nuestro planeta con la emisión de gases de efecto invernadero y derroche de agua", agrega Guglielmetti.
En primera persona
Hasta el momento, las zonas con más adherencia a Winim son Microcentro y Tribunales. "Estamos usando la aplicación desde fines de abril y el resultado es súper positivo. Logramos vender dos o tres platos por día un 25% más baratos", expresa Diana Kobrinsky (54), dueña de All that Food. El lugar tiene capacidad para 60 personas y, por día, elabora cuatro menúes diferentes: uno vegetariano; uno con pastas; uno con carne, pollo o pescado; y la infaltable tarta.
"Cuestan $ 170, pero con el descuento de la aplicación quedan en $ 127", dice Diana que, con la ayuda de su hija Micaela, aprendió a manejar la App sin problemas. La dinámica –dicen a dúo- es muy simple. "A eso de las 15 hs, cuando termina el horario pico, nos fijamos qué quedó en la cocina. Hoy, por ejemplo, sobraron unos crepes de ricota y nuez y una tarta caprese. Lo que hacemos es meternos en la aplicación, poner la descripción del plato, el precio y listo", cuentan madre e hija.
En el caso de los usuarios, una vez que descargan la aplicación (funciona con geolocalización) pueden encontrar los locales más cercanos que trabajan con Winim y elegir la comida que más les guste a precios económicos. Después, pagan y retiran el pedido por el local de acuerdo a la franja horaria estipulada. Quienes se animan, pueden puntuar el servicio (las opciones van de una a cinco estrellas) y dejar su comentario.
(Casi) todos contentos
Para Gervasio Grosso (26) y Juan Pablo Iriso (26) de BUFFA Deli & Takeaway, Winim fue un hallazgo. El local, ubicado en la calle Paraguay 372, inauguró en diciembre de 2018 y una de sus principales dificultades era calcular la cantidad de comida diaria. "Producíamos mucho y no vendíamos tanto. Ahora que nos hicimos un poco más conocidos, tenemos clientes que vienen casi todos los días. Muchos ya saben que usamos Winim así que, además de sentarse a comer, aprovechan y se llevan algo para la cena al 50%", explican. Si bien hace apenas tres semanas que trabajan con la aplicación, dicen estar muy satisfechos con la propuesta.
"Ofrecemos las tartas y las ensaladas que no pudimos vender a mitad de precio ($ 100), que es el equivalente al costo. De esa manera recuperamos lo que invertimos. No se trata de ganar dinero, lo que más valoramos es no tirar comida", aseguran, mientras acomodan la mercadería en la heladera.
En Recoleta, sobre la Avenida Manuel Quintana 456, se encuentra escondido al final de una galería el restaurante José Luis. Con más de treinta años de trayectoria, la cocina de esta lugar ofrece comida española y variedad de pescados y mariscos. Liliana Lugones (47), a cargo del local desde hace ocho años, cuenta que desde que usa Winim pudo volver a cocinar un cochinillo entero por día.
"Antes no me rendía: terminaba regalando la mitad a mis empleados o a personas que venían a pedir. Ahora, lo que no se come al mediodía, lo vendo en porciones con papas a la española y cebolla a través de la aplicación. El precio original es de $ 590 y lo dejo a $ 400", dice Liliana.
En Kanú Sushi Bar de Palermo, los descuentos son aún más tentadores: Wok de pollo (de $ 400 a $ 200), ensalada de salmón, queso y palta (de $ 429 a $ 250) o una tabla de sushi de 20 unidades (de $ 700 a $ 400). Cerca de allí, en la esquina de Dorrego y Cabrera funciona, hace un cuarto de siglo, El Timón de Don Jesús: un restaurante de comida casera. Su dueño, Hernán, dice que se descargó App, y que la usa a modo de publicidad para tener presencia en las redes. "Acá en el barrio me conoce todo el mundo, pero quizá sirve para que acerquen personas de otros lugares", expresa.
Sin embargo, no todo es color rosa. Winim, también fue duramente criticada en las redes sociales. "Me estoy enterando ahora de la existencia de una aplicación para comprar la comida que sobran de los restaurantes. Este país es, por momentos, vomitivo", escribió @ferosoriano. En su cuenta de Twitter, el periodista @Juan_Amorín abrió el debate: "¿Militando el ajuste o eficiencia? ¿No era mejor hacer una app para que esa comida sea donada a comedores?". "Me parece terrible estar negociando con las sobras, es el revolver la basura de manera más top", contestó @marconstruye. Indignada @maria_elena_mdq agregó: "Es una vergüenza. Hay personas que sacan de lo poco que tienen para ayudar a otros que necesitan y estos miserables van a vender las sobras".
Si bien esperaban cierta reacción negativa, los creadores de la aplicación la defienden a capa y espada. "No se trata de militar la crisis. La propuesta de Winim es combatir un problema global, como el desperdicio de comida. No sucede solo en Argentina sino en el resto del mundo y, por eso mismo, hay aplicaciones similares en otros países", dice Guglielmetti. Y agrega: "Los comerciantes hacen lo posible para que no les sobre comida; incluso aún regalando, muchas veces les queda y la terminan tirando. Nosotros apoyamos y complementamos a organizaciones no gubernamentales, como Proyecto Plato Lleno, que dona comida a través de voluntarios a personas que la necesitan. Para nosotros sería ideal hacer llegar esto a diferentes comedores, pero operativa y logísticamente es muy difícil de lograr. De hecho, en Francia, el Estado intentó hacerlo y no lo logró. Así fue que triunfó la App Too good to Go".
Más allá de las opiniones a favor o en contra, con apenas un mes en el mercado, Winim sigue sumando adeptos. Para fin de año, estiman sus creadores, serán más de 600 los comercios adheridos. "Además de probar el sistema, recomendamos probar la comida", concluye Guglielmetti.
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