Fue en la parroquia de un pequeño pueblo de España; "Nunca lo hice a escondidas", dijo la mujer
Un fresco de Jesucristo que era el orgullo de una parroquia en un pueblito de España quedó deformado cuando una feligresa se "apiadó" del deterioro que había sufrido con los años y la humedad.
La anciana sorprendió y alarmó a funcionarios españoles de Cultura al intentar, sin autorización, restaurar la imagen.
"Ecce Homo" (He aquí el hombre), un fresco pintado por Elías García Martínez en el siglo XIX, tenía un lugar de honor en la iglesia del Santuario de Misericordia en la localidad de Borja, cerca a Zaragoza, desde hace más de 100 años.
Cecilia Giménez sintió el deseo de empuñar su brocha, al ver la pintura deteriorada por años de exposición a la humedad. Funcionarios de Cultura expresaron que ella tenía las mejores intenciones y manifestaron su esperanza de que pueda restaurarse apropiadamente.
Se dice que la octogenaria estaba mortificada por el modo en que el fresco se había estropeado con el tiempo y tomó la iniciativa de "restaurar" ella misma la imagen.
"El cura lo sabía y todo el mundo que entraba en la iglesia me veía pintando, nunca lo hice a escondidas", declaró Giménez a la televisión española
El corresponsal de la BBC Christian Fraser señala que las delicadas pinceladas de Elías García Martínez han quedado enterradas bajo una salpicadura descuidada de pintura.
Donación
El retrato alguna vez digno se asemeja ahora a un boceto en crayola de un mono muy peludo en una túnica que le queda mal.
La mujer parece haberse dado cuenta que no estaba haciendo un buen trabajo y contactó a Juan María Ojeda, el concejal de la ciudad a cargo de asuntos culturales.
Se espera que historiadores del Arte se reúnan en la iglesia pronto para discutir los pasos a seguir. Según el diario español El País, dos restauradoras examinarán el fresco el lunes para evaluar su futuro.
Ojeda dijo: "Creo que sus intenciones eran buenas. La próxima semana se entrevistará con un reparador para explicarle que clase de materiales usó.
"Si no podemos arreglarla, probablemente cubriremos la pared con una foto de la pintura".
No se cree que el fresco sea muy valioso -de hecho, según una leyenda escrita en la obra, se hizo en dos horas- pero tiene un gran valor sentimental para la gente local.
Nuestro corresponsal agrega que, para empeorar las cosas, el centro local que trabaja para preservar obras de arte acababa de recibir una donación de la nieta del pintor, con la que pensaban restaurar el fresco original.
La nieta, Teresa García, reconoció que en el pasado la anciana había retocado la túnica.
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