Un reconocido psicólogo, preso por pedofilia
Los chicos eran captados en Barrio Norte y en Recoleta
Eduardo Jorge Corsi es considerado una de las máximas autoridades académicas en violencia doméstica. Reconocido psicólogo, profesor de la UBA y autor de media docena de libros de texto, integró una comisión para elaborar un proyecto de ley del Gobierno sobre violencia de género. Ayer fue detenido, acusado de formar parte de un grupo de pedófilos que mantenía relaciones sexuales con menores de edad, a quienes seducían con regalos.
Los chicos eran captados por dos jóvenes en cíbers y casas de comida rápida en las zonas de Barrio Norte y de Recoleta, donde reside el psicólogo, de 62 años. Así lo informaron fuentes de la Policía Federal, que también detuvieron a otras dos personas, conocidas del profesional, acusadas de haber mantenido relaciones sexuales con un chico de 15 años, al que grabaron durante esas prácticas. Además, hay una persona prófuga. El psicólogo detenido, según dijeron a LA NACION fuentes policiales, es Eduardo Jorge Corsi, que es reconocido por ser director de la carrera de Especialización en Violencia Familiar de la Universidad de Buenos Aires (UBA) desde 1989, además de ser uno de los fundadores y ex presidente de la Asociación Argentina de Prevención de la Violencia Familiar. Ayer, la Facultad de Psicología de la UBA lo separó preventivamente del cargo hasta que se aclare su situación, según dijo a LA NACION Osvaldo Varela, secretario del Consejo Directivo de esa facultad.
Si bien en un principio fuentes policiales habían dicho que trabajaba como funcionario de un programa oficial de protección de víctimas de maltrato, la titular del Programa Víctimas contra la Violencia, del Ministerio de Justicia, Eva Giberti, aclaró que no trabaja allí y explicó que, junto con otras 50 personas, colaboró en la redacción de un anteproyecto de ley. La experta, conmocionada por la noticia, recordó que ella misma había participado en la cátedra del ahora detenido.
La investigación de la División Delitos contra Menores de la Policía Federal se inició a fines del año pasado con la denuncia de un chico de 15 años.
Con el acompañamiento de sus padres, el adolescente se animó a contar lo que le había pasado y se puso en marcha una pesquisa que incluyó escuchas telefónicas, rastreos de correos electrónicos y vigilancias encubiertas, que terminó en ocho allanamientos realizados en Barrio Norte y en Olivos, en la provincia de Buenos Aires.
El muchacho relató que conoció en una casa de comidas rápidas de Barrio Norte a dos muchachos de unos 18 o 19 años que le propusieron ir a un locutorio. Allí lo tentaron con acceder a imágenes pornográficas, lo que era imposible desde el local donde lo reclutaron, dado que tenía filtros que impedían ver esas páginas web. Así lo convencieron de que los acompañara al departamento de uno de ellos, donde navegaron por páginas de contenido sexual. Se inició una relación con estos jóvenes, que no pasaba de recibir regalos, como teléfonos celulares, ropa o programas de videojuegos.
El nexo entre el muchacho y sus nuevos amigos se prolongó, pero comenzó a cambiar cuando los jóvenes, que mantenían relaciones homosexuales entre ellos, lo invitaron a participar de esas prácticas. "Primero, con un rol activo, y luego, con un rol pasivo", describió a LA NACION uno de los investigadores policiales.
Cuando el muchacho se integró al grupo, lo invitaron a participar del juego junto con otras personas.
Allí, según los policías que investigaron el asunto, lo habrían llevado hasta el departamento del prestigioso psicólogo, situado en la calle Paraguay al 3700, de Palermo.
"Utilizaban prácticas de seducción, no hay ejercicio de violencia", dijo a la prensa el fiscal Martín Niklison, a cargo de la causa, quien explicó que no hay evidencias de que las imágenes de los chicos se hubieran subido a Internet e intercambiado con otros navegantes en la Argentina u otra parte del mundo.
Según los voceros consultados, de esas reuniones con el psicólogo, con el paso del tiempo, empezaron a participar otros hombres amigos suyos, con quienes mantuvo relaciones sexuales. Ahora dos de ellos están detenidos y uno prófugo. Tienen entre 35 y 40 años y se dedican al comercio.
Tras la denuncia del adolescente, la policía reunió evidencias que llevaron a los allanamientos donde se secuestraron discos compactos con imágenes pornográficas. La policía busca ahora a los dos jóvenes que se relacionaban con los chicos en los cíber, pues podrían ser considerados víctimas y testigos de cargo y no imputados. Además, creen que por lo menos otros dos chicos fueron violados por integrantes del grupo.