Un reclamo de justicia que aún persiste
Luego de siete años, los padres de las víctimas responsabilizan a la escuela y todavía esperan un cierre
A pesar del tiempo transcurrido, las heridas siguen abiertas, sobre todo para los padres de estos jóvenes, que aún no sienten que se haya hecho Justicia.
"Te da bronca lo que viviste gratuitamente. No tuvimos ni tiempo de llorar. Nos sentimos muy desprotegidos por parte del gobierno de la provincia de Buenos Aires. Ni siquiera nos llamaron para ver cómo estaban los chicos. Como para no sentirnos tan solos en el fin del mundo", dice Nina.
Se habló mucho de advertencias y señales que Junior había dado en la escuela. Eso es algo que generó mucha molestia entre los padres de los adolescentes. "Esto se podría haber evitado. Los responsables no aparecen. Siento que se ha cuidado mucho más al agresor que a las víctimas. Se lo llevaron, lo cuidaron, lo trataron, atendieron a la familia. Y nosotros con una causa guardada esperando que la Justicia nos de una respuesta y sin saber qué pasó con Junior", dice Claudia Kloster.
Tomás y Marisa Ponce, que perdieron a su hijo Federico aquel trágico día, aún sienten que falta mucho por hacer para al menos sentir que hay un cierre, más allá de que nada puede devolverles a su hijo.
"Nos prometieron que los sumarios iban a estar resueltos en poco tiempo. Nunca hubo una novedad. Es como que ya está, no pasó nada. Queremos Justicia. Que cada uno asuma la culpa que le corresponda. Y el que no tuvo culpas, que quede exonerado", sostiene Tomás.
A ocho docentes, entre ellos la directora y el profesor de Derechos Humanos, se les abrió un sumario en la Justicia en el marco de la investigación de la masacre.
Tomás tampoco considera justo cómo se actuó con el agresor y su familia. "La Prefectura sacó al padre de Junior con su familia en un helicóptero. Los mantuvo protegidos para conservarlos sanos y salvos. L e dieron sólo 45 días de sanción . Ni si quiera fue preso", se lamenta el padre de Fede.
Por su parte, Raquel Incaminato, inspectora del distrito, considera que "hay que evitar victimizarse, porque hasta el que empuñó el arma es víctima".
"Yo creo que se logró ir saliendo. Lo que los padres van a ver mucho después es que desde la escuela se les brindó un lugar de reconocimiento a los chicos", asegura.
Nina también reclama un resarcimiento económico por lo sucedido. "Hoy me puse cruel. Espero que salga el juicio y que la Provincia me pague por todo lo que pasé. Que me indemnicen. Ese sería mi cierre", dice la mujer. "Me dirán fría; no me interesa nada. No me importa lo que la gente diga. Quiero que el gobierno se haga cargo de lo que pasó en ese momento".
Su hijo Rodrigo, en cambio, no cree que haya nada que pueda liberarlos de lo que tuvieron que vivir. Sólo sus propias fuerzas y el acompañamiento de sus seres queridos.
"A mí la plata que me den no me significa nada. Lo que me hicieron ya está hecho. Lo que viví, lo que sueño, no me lo saca nadie. Pero si sirve para que no vuelva a pasar, perfecto. Siendo un país tan lindo, hay tanta mierda. Sólo quiero que no vuelva a pasar", dice el joven.
Pablo coincide con su compañero. "Para mí, lo importante es que no se olvide. Fue terrible lo que pasó, único. El 28 de septiembre tendría que haber asueto", dice el más grave de todos los heridos.
Antecedentes de violencia escolar en distintas partes del mundo
lanacionarTemas
Más leídas de Sociedad
Luna del Castor. Por qué se llama así y a qué hora se verá desde la Argentina
¿Lavás tus dientes antes o después del desayuno? Una de estas opciones produce sarro y propaga las bacterias
Tragedia en la ruta 22. Se cruzó de carril y provocó un choque devastador por el que murieron tres personas en Neuquén