Un psicoanalista indemnizará a una paciente
La Justicia reconoció que alteró las relaciones de la mujer con su propia familia
Después de más de 20 años de pleitos judiciales en un caso con pocos precedentes, y de asistir a la fractura de su familia, Celia González no puede ocultar su satisfacción.
La Cámara Civil confirmó la sentencia que reconoció que el médico psicoanalista José Abadi (casi homónimo de su primo José Eduardo Abadi, psicoanalista y periodista) le ocasionó daño moral al tratarla primero a ella y luego a su entonces marido y a sus hijos en forma individual, violando las pautas psicoanalíticas y la indispensable confidencialidad, pues les refería a unos lo que otros le confiaban en las sesiones.
El fallo de la Sala J de la Cámara Civil afirmó que Abadi convenció al ex marido de Celia de que abriera una cuenta bancaria en el exterior a nombre de él. Tan peculiar es el caso que nueve años atrás, como informó LA NACION en aquel momento, luego de un largo y doloroso proceso penal iniciado con la denuncia de Celia, un tribunal oral absolvió a Abadi, antes procesado por lesiones graves y estafa reiterada, por considerar que los delitos en danza no figuraban en el Código Penal. Fue un golpe para ella, que sin embargo inició una denuncia civil por daño psicológico y moral.
La jueza civil Marcela Eiff reconoció la existencia de daño moral, no psicológico, y luego su sentencia fue confirmada por las camaristas Beatriz A. Verón, Zulema Wilde y Marta del Rosario Mattera, reconociéndole una indemnización de $ 50.000.
"No fue un juicio de valores económicos, sino de honor. No hay resarcimiento para tanto sufrimiento -dice Celia-, porque no puedo volver 20 años atrás para que me devuelvan mi vida. Lo importante es que finalmente la Justicia me dio la razón."
Los abogados de Abadi, Jorge Kielmanovich y Ramiro Flores Levalle, no aceptaron una entrevista con LA NACION ni el ofrecimiento de entrevistar al psicoanalista.
El fallo de la cámara reproduce testimonios de otros ex pacientes de Abadi, casi todos de muy buena posición económica y conocidos de Celia y su familia, que confirmaron los dichos de la mujer. Uno afirmó que el psicoanalista se refirió a ella como "una loca de miércoles" y otro sostuvo que la hija de Celia le contó que Abadi "le hacía escuchar cassettes de sesiones de su hermano y le decía «este chico está totalmente loco»", y que cuando ella se recibió de psicóloga les prohibió a sus padres asistir a la entrega del diploma porque así se lo ordenó Abadi: "Van ellos o voy yo".
Agrega la sentencia que con esos elementos "bastaría para demostrar el quebrantamiento de la confidencialidad" y el de "la ética que debe impregnar los actos de todo profesional, por ello, llama la atención la apertura de cuentas bancarias con quien si bien no es parte en el proceso, estuvo bajo tratamiento con el demandado (Abadi) y fue cónyuge de la actora (Celia)".
Años atrás, ella presentó una denuncia en la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) que no prosperó porque, según la sentencia, la entidad consideró que Celia y su entonces marido "no acreditaron los graves hechos denunciados".
Pero al mismo tiempo la APA reconoció que las respuestas de Abadi -sobrino de Mauricio Abadi, patriarca del psicoanálisis argentino y ex presidente de la APA- "no resultaron totalmente satisfactorias. En una primera contestación eludió considerar los hechos que en la denuncia se le imputan, y luego dio una respuesta formal limitándose a negar los hechos. No resultó satisfactoria, a su vez, la entrevista personal con el asociado, donde no hubo respuestas totalmente claras, incurriéndose inclusive en contradicciones".
Según Celia, "Abadi captaba pacientes para sacarles dinero. En nuestro caso produjo una gran disfunción familiar, que cuesta mucho revertir. Mi esperanza es que la Justicia tenga en cuenta, como finalmente hizo ahora, que estos casos existen y producen mucho mal".
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