Un misterio casi milenario. Cuál es la razón del dolor de cabeza asociado al vino tinto
Una investigación científica busca determinar si la culpa es de los sulfitos, de los taninos o de otro responsable oculto en las cefaleas después de tomar una copa de Malbec
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NUEVA YORK.- La gente se viene quejando del dolor de cabeza que provoca el vino desde la época de la Antigua Grecia. Si bien todas las bebidas alcohólicas pueden provocar dolor de cabeza, especialmente en personas propensas a las migrañas, el vino tinto parece ser el más pernicioso, pero los científicos siguen sin estar seguros de por qué lo desencadena.
“Es un acertijo que tiene literalmente miles de años de antigüedad”, dice el doctor Morris Levin, director del Centro de Migrañas de la Universidad de California en San Francisco. “El vino tiene un montón de ingredientes que pueden causar dolor de cabeza, y uno de ellos, por supuesto, es el alcohol en sí mismo.”
Un estudio preliminar publicado el lunes último en la revista científica Scientific Reports propone una novedosa teoría: un antioxidante presente en el orujo de la uva afecta la forma en que nuestro cuerpo procesa el alcohol, y eso conduce a la formación de un subproducto tóxico que provoca el dolor de cabeza.
Esto dice la ciencia sobre el dolor de cabeza provocado por el vino tinto y cómo evitarlo antes de tomar el primer sorbo.
El dolor de cabeza provocado por vino se desata en las tres primeras horas después de haberlo consumido, a diferencia de la resaca, que ocurre mucho después.
Una posibilidad es que el culpable de ese dolor punzante sea un proceso alérgico. Algunas personas son sensibles a las histaminas presentes en muchos alimentos fermentados, entre ellos, el vino tinto. Pero los estudios que pusieron a prueba la hipótesis de las histaminas no encontraron diferencia en la reacción del cuerpo a distintos vinos tintos con niveles altos y bajos de histaminas. Y tampoco hubo diferencias si tomaban un antihistamínico antes de beber una copa de chianti.
Otra potencial causa podría ser una alergia a los sulfitos, un tipo de preservante presentes en el vino, aunque no hay estudios que demuestren realmente que los sulfitos que contiene el vino puedan causar dolor de cabeza. Y hay otros alimentos, como la fruta desecada —pasas de uva o de ciruela, orejones y demás— que tienen más sulfitos que el vino y, sin embargo, no tienen su mala fama.
La teoría que predomina actualmente entre los científicos apunta a un grupo de químicos conocidos como polifenoles, entre los cuales se cuentan los taninos y los antioxidantes presentes en el vino tinto. Pero los investigadores tienen problemas para determinar los compuestos específicos que podrían causar el problema, o cómo lo producen exactamente. Para colmo, hay otros alimentos —el chocolate, la cebolla y los frutos rojos—, que también contienen altos niveles de esos químicos pero no están tan asociados con el dolor de cabeza.
Pero el nuevo estudio sugiere que la migraña por vino tinto puede ser causada por una combinación del alcohol con un cierto polifenol antioxidante llamado quercetina.
Para llegar a esa hipótesis, los investigadores estudiaron otra causa conocida del dolor de cabeza inducido por el alcohol: una variante genética común entre los descendientes de Asia Oriental y que provoca migraña, enrojecimiento del rostro y nauseas cuando toman alcohol. Esa variante interfiere con el modo en que el cuerpo procesa el alcohol, ya que genera una acumulación de un compuesto nocivo llamado acetaldehído.
“En pocas cantidades, nuestro cuerpo puede manejar el acetaldehído sin que nos sintamos mal”, dice Lara Ray, profesora de psicología de la Universidad de California en Los Ángeles y especialista en desórdenes causados por el consumo de alcohol, quien no tomó parte en el nuevo estudio. Pero cuando el alcohol no es metabolizado adecuadamente, “el cuerpo manifiesta su rechazo”.
Así que los investigadores se propusieron analizar el vino tinto en busca de algún compuesto que impidiera esa correcta metabolización del alcohol. En pruebas de laboratorio encontraron qué es lo que ocurría con la quercetina, un antioxidante producido por las uvas cuando se exponen a la luz solar. “Es el ‘protector solar’ de las uvas”, dice Andrew Waterhouse, profesor emérito de enología —química del vino— de la Universidad de California en Davis, y autor del estudio.
La idea de que la quercetina es la causante del dolor de cabeza inducido por el vino sigue siendo solo una teoría, pero “es un argumento convincente”, señala Ray.
Sin embargo, Vasilis Vasiliou, presidente del Departamento de Ciencias de la Salud Ambiental de la Universidad de Yale y especialista en metabolismo del alcohol, advierte que lo que sucede bajo el microscopio no siempre se traduce en lo que sucede en el cuerpo humano. Vasiliou agrega que otras investigaciones sugieren que la quercetina, en realidad, tal vez ayuda a proteger contra el daño causado por el alcohol.
Para probar su hipótesis, los investigadores tendrán que comparar la reacción de las personas a vinos con alto y bajo nivel de quercetina.
Cómo hay que prepararse antes de servirse una copa
Las personas propensas a sufrir dolor de cabeza cuando toman vino tinto pueden tomar un analgésico de venta libre antes de beber: según un pequeño estudio, la estrategia funciona. Pero si vamos a tomar más de un par de copas, hay que tener cuidado con el paracetamol y el ibuprofeno: tomarlos cuando bebimos mucho puede aumentar el riesgo de daño hepático y hemorragia gastrointestinal.
La solución más sencilla, en realidad, es cambiar de vino. Tanto las uvas verdes como las rojas contienen quercetina, pero en el caso de los vinos blancos y rosados, el orujo es separado inmediatamente después de triturar la fruta. En los vinos tintos, por el contrario, el orujo se deja durante todo el proceso de fermentación, y por lo tanto hay más cantidad de quercetina que pasa al vino. Ya hay investigaciones en curso sobre los niveles de quercetina en las distintas variedades de vino tinto, pero todavía sin respuestas concluyentes.
Para el doctor Levin, coautor del nuevo estudio, esa búsqueda se ha convertido en un tema personal: en los últimos tiempos desarrolló una reacción indeseada al vino tinto y ahora está buscando alguna variedad que no lo afecte. “Creo saber cuáles son los tintos más tolerables, pero todavía no estoy del todo seguro”, apunta Levin. “Pero ese es otro experimento aparte”, concluye.
Dana G. Smith
(Traducción de Jaime Arrambide)
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