Un millonario empresario negó a su hija por 38 años y tuvo que indemnizarla
El juez consideró que la demandante vivió de manera precaria al no ser reconocida por su padre; el hecho ocurrió en Córdoba
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Si hay algo que nos enseñó la literatura o las películas, es que la justicia siempre llega. Tarde o temprano la verdad siempre sale a la luz y los implicados recibirán lo que les corresponde. Esto también sucede en la vida real y uno de los casos que lo puede comprobar, es la condena que recibió un empresario por una suma de 13 millones de pesos por haber negado a su hija por más de tres décadas.
Los hechos se desarrollaron en Monte Maíz, una pequeña ciudad al sureste de la Provincia de Córdoba, Argentina. Allí, la sentencia, que fue emitida por el juez en lo Civil y Comercial de 3° Nominación de la ciudad cordobesa de Bell Ville, consideró que el demandado de 75 años, a quién se le llamará ‘R. A. C.’ — como está identificado en el fallo judicial-, negó a su primogénita durante 38 años. Según el documento, “R.A.C. conocía, desde su concepción, que la joven J.M.Z. era hija suya”.
El veredicto se dio después de varias horas de alegatos por las dos partes, pero una de las evidencias fundamentales fue la prueba de ADN que tanto la mujer como su padre se hicieron en el 2019. De hecho, según el fallo, los estudios realizados en el Centro de Excelencia en Productos y Procesos (Ceprocor), “determinaron que la probabilidad de paternidad del R.A.C. es del 99,999 %”, lo cual sirvió como argumento de peso para ganar la demanda.
El caso se volvió mediático, en especial porque no es una historia común y mucho menos en un pequeño pueblo en donde todos saben de los demás.
Pero, ¿quiénes son estos personajes?, ¿por qué tardó tanto en reconocerla?, ¿a qué se debe una suma tan alta de dinero? Acá te lo contamos.
La noche que comenzó todo
La madre de la demandante, H. E. Z, contó en uno de sus testimonios que había conocido al empresario R. A. C en la Sede Social del Club Atlético Lambert, lugar en donde ella desempeñaba labores de limpieza. Meses más tarde seguiría viéndose con él con más frecuencia, debido a que trabajó en una librería de la familia del empresario.
Según declaró ante el juez Eduardo Pedro Bruera, al quedar embarazada, ella se lo contó y él decidió alejarse para que todo quedara en rumores. Monte de Maíz es un pequeño pueblo que, de acuerdo con el censo realizado en el 2010, apenas tiene un poco más de 7.300 habitantes. Para cuando la madre de J.M.Z. dio a luz hace 41 años, había solamente 5.000 habitantes. La defensa argumentó que los dos vivían cerca y que con tan poca población, era imposible pasar por desapercibido un hecho como este.
Además, dijeron que realmente era un secreto a voces. Muchas personas del pueblo le decían a la demandante que se parecía mucho, en temperamento y físico al empresario, que realmente era una de las figuras más importantes de la región. J. M. Z relató a los peritos que tuvo contacto con su padre desde el año 2013, cuando comenzó a trabajar para la firma C. S.A., una empresa dedicada al consumo de alimento para animales de granja. R. A. C. Para ese entonces era un cliente frecuente y fue así como en el 2015, decidió acercarse a él.
Pero lamentablemente la respuesta que recibió no fue la esperada. El demandado le dijo que lo admitía, pero que debía permanecer callada porque no quería perder a su familia. “Años después, motivada por su familia y sus amigos, decidió iniciar la demanda por lo que le fue negado. En mayo de 2019 se confirmó la paternidad y en agosto de ese año iniciamos la demanda por daños y perjuicios”, dijo el abogado Orlando Carena, representante de J. M. Z en el juzgado.
El artículo 587 del Código Civil y Comercial de la Nación de Argentina dicta que “el daño causado al hijo por la falta de reconocimiento es reparable”, razón por la cual la demanda apeló al hecho de que la crianza de la mujer se dio en una situación económica vulnerable, muy dispareja a la que tuvieron sus hermanos, con quienes compartía los mismos derechos.
De hecho, una de sus medio hermanas, hija del matrimonio de su padre, es una profesional universitaria, arquitecta egresada de la Universidad Católica de Córdoba; mientras que su otro medio hermano es piloto profesional de carreras de autos. Esto se vio reflejado al comentar que en el 2001, un mes antes de cumplir 21 años, tuvo que dejar la carrera de Derecho en Córdoba y volver con su madre, ya que no tenía los recursos económicos suficientes para sobrevivir. Fue entonces cuando decidió buscar a su padre y pedirle ayuda.
Una condena que suma y suma
Actualmente, la sentencia dicta que R. A. C. debe pagar una suma de 13 millones de pesos argentinos, en concepto de daño moral y otros ítems vinculados a su educación y manutención. Pero, de manera adicional, hay otro punto que se está debatiendo: la herencia que hay en juego.
Los peritajes psicológicos declararon en los informes entregados al juez que la mujer siempre sintió la segregación de una sociedad que la rechazó desde su infancia, debido a su origen y a las situaciones de precariedad que vivió.
Es aquí entonces en donde entra el tema de la herencia, que por derecho le corresponde. El empresario es dueño de cinco inmuebles y tiene una participación relevante en dos sociedades. En julio del 2020, la hija pidió que se declarase la “nulidad por simulación” del acuerdo de división de bienes entre el empresario y la madre de sus dos hijos menores.
Resulta que presuntamente R. A. C. fingió su divorcio con el fin de no tocar el tema de sus bienes y dejó todo a nombre de su esposa. Pero después de que un oficial de Justicia fuera al domicilio y constatara que la pareja sigue viviendo bajo el mismo techo, la petición quedó abierta y pendiente de aprobación. Por otro lado, en cuanto a la fecha de pago sobre la condena, aún no se tiene algo concreto, ya que R. A. C apeló la decisión y alargó así el proceso.
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