Un joven confesó ser el asesino
Sorpresivo: un vecino que trabajaba en el club donde concurría la pequeña dice ser el criminal; le hicieron exámenes psiquiátricos.
TRES ARROYOS.- Ocho años y veintisiete días después de ocurrido el crimen de la niña Nair Mostafá, de 9 años, se presentó espontáneamente ante la policía un hombre que dice haber sido el autor del asesinato y que decidió confesar "ante un gran cargo de conciencia y una situación que se tornaba intolerable".
Fernando Ignacio Bayugar Aispurúa, de 25 años, sorprendió a todos, incluso a sus familiares con su declaración. Al momento del crimen tenía 17 años y, al parecer, su único nexo con la niña muerta es que el verano de 1990 trabajaba en la pileta del Club Huracán, donde se dirigía la pequeña cuando se produjo el homicidio.
"En horas de la tarde del martes se presenta esta persona, que dice haber sido el autor de la muerte de Nair Mostafá. Se le tomó declaración, se citó a sus padres y quedó detenido a disposición de la Justicia", sintetizó el subcomisario Carlos Brusadín a La Nación .
"Debemos ser muy cautos. Esto no es producto de ninguna investigación policial. Es un caso de declaración espontánea y ahora se le practicarán las pericias psiquiátricas y médicas", dijo Brusadín.
Determinar si se está en presencia de un fabulador o del autor material del crimen será la tarea de los peritos en las próximas jornadas.
El 31 de diciembre de 1989 Nair Mostafá partió con destino a la pileta del club Huracán, con una mochila que le había preparado su mamá, con una malla de baño y un toallón entre otras cosas.
Su cuerpo fue hallado en la madrugada del 1° de enero de 1990, entre las vías del tren, y la ropa estaba sin usar, con lo que se determinó que Nair nunca llegó a la pileta.
Al compás de la búsqueda del autor del hecho se originó una movilización popular que, con antorchas, recorrió las calles. Los más enfervorizados arrojaron piedras contra la sede policial, en Pringles 50, y se originó una gran revuelta que concluyó con la quema de un patrullero y tres autos particulares, además de otros destrozos.
El único detenido y procesado, ahora en libertad, fue Carmelo Piacquadío, un trabajador municipal discapacitado, a quien, después de una larga internación en el instituto Melchor Romero, se lo consideró inimputable. Sustanciaba la causa el juez Leopoldo Juan Velázquez, de Bahía Blanca.
Desde entonces, y hasta la fecha, la investigación del caso permaneció quieta. "Me extraña que haya pasado tanto tiempo y este chico no haya dicho nada", relató un familiar. En el domicilio de Sarmiento 558, donde vive Bayugar Aispurúa, no fue posible hallar a los padres del joven, al parecer de buena situación social. Fernando Bayugar, el padre del detenido, se desempeña como productor agropecuario.
"Es un chico que siempre vivió acá, estaba estudiando y actualmente está inactivo", relató el subcomisario Brusadín. "Inmediatamente citamos a los padres y les informamos respecto de sus dichos..."
Prefirió no responder cuando se le preguntó si se sintieron sorprendidos. El detenido tenía como antecedentes policiales algunas contravenciones por consumo de alcohol. "No hubo otros motivos para su ingreso en esta comisaría antes", dijo el oficial.
Piacquadío no opina
En esta ciudad todos conocen a Carmelo Piacquadío, de 47 años, empleado, que se desempeña en el corralón municipal.
A su primo Jorge esta presentación lo sorprendió. "Yo aguardo que le hagan las pericias. Sí puedo reafirmar que Carmelo no fue y sólo espero que se limpie nuestro apellido. Tuvimos que pasar muchas cosas", expresó el hombre.
Carmelo Piacquadío, que participó de la conversación, respondió con monosílabos, pero al requerírsele que relatara cómo lo detuvieron, dijo: "En la comisaría me pegaron para que dijera que la maté. Yo no la maté".
Fernando Ignacio Bayugar Aispurúa, de 25 años, será sometido a análisis clínicos para comparar su grupo sanguíneo con las muestras de semen tomadas del cadáver de la niña.
También deberá determinarse si al momento de declarar no estaba bajo los efectos de algún medicamento y debe estudiarse su personalidad.
Fueron sospechosos
- Jorge Carmelo Picquadío: en agosto de 1990, trascendió que este barrendero había confesado la violación y asesinato de Nair. Pocos creyeron que este débil mental de 36 años, fuese el autor del crimen. El hombre fue internado en el Instituto Melchor Romero, donde lo consideraron "inimputable". Tiempo después fue liberado.
- José Meglia: dos meses después, este mecánico dental fue apresado en el partido de Almirante Brown por la violación de dos nenas. Las posteriores investigaciones revelaron que un hombre con iguales características físicas había merodeado los pasillos del nosocomio en el que se efectuaba la autopsia de Nair. De allí huyó, ante las preguntas de un médico.
- Jacobo Pastuchik: el padrastro de Nair sería un conocido de Meglia. La policía federal lo detuvo en enero de 1991 en Claromecó, donde se incautó de drogas.
- Santiago Dalimier: conocía a Meglia. Vivía frente a la Escuela Nº 6, donde la niña habría pasado sus últimas horas. Tenía llave del lugar.
Ninguno de los sospechosos permanece detenido.
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