Un investigador de la UBA descubrió un “error” de los mosquitos que reduciría el dengue
El estudio evaluó qué sitios eligen las hembras para poner sus huevos; “No hay que dejar abandonado ningún recipiente a la intemperie, aun por poco tiempo, si se quiere controlar al mosquito”, concluyó
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Un nuevo estudio, que forma parte de la tesis doctoral del investigador argentino Pedro Montini, permitió conocer un comportamiento del mosquitos Aedes aegypti, transmisor de dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla. El trabajo de investigación del integrante del Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), también se publicó en la revista científica e internacional Acta Tropica.
El estudio tenía por objetivo evaluar qué sitios eligen las hembras para poner sus huevos y qué consecuencias tenía esa elección en el desarrollo de las larvas. A fines de que el hábitat de los insectos fuera recreado lo más fiel posible, Montini realizó los experimentos en diez jardines de viviendas situadas en puntos variados del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). “En principio, quería saber si la mayor o menor disponibilidad de detritos -partículas de materia orgánica provenientes de la descomposición de flores, hojas, semillas, insectos y otros productos del entorno-, que es de lo que se alimentan las larvas del mosquito, influía en dónde las hembras elegían poner sus huevos”, explicó el sitio de divulgación Nex Ciencia.
El hecho de que las hembras elijan poner sus huevos en los recipientes más viejos que, generalmente, acumulan más detritos y, por otro lado, que a las larvas les vaya mejor en los recipientes nuevos, expone una contradicción. “Pareciera ser que las hembras no eligen donde poner sus huevos con un criterio óptimo, lo cual pondría en cuestión la hipótesis hegemónica”, explica Fischer a Nex Ciencia. “De hecho, si en nuestro experimento en lugar de dejar solamente 19 larvas por frasco hubiéramos puesto una cantidad de larvas igual a la cantidad de huevos que se pusieron en cada recipiente, en los recipientes más viejos las larvas habrían tenido que competir con muchas más larvas por un recurso menos nutritivo y, entonces, el desempeño hubiese sido mucho peor”, señala el científico.
Cómo fue el estudio
Para llevar adelante su trabajo, el especialista colocó cuatro recipientes idénticos, uno junto al otro, y los dejó al aire libre para que acumulen detritos. Dos de esos recipientes quedaron dos semanas al aire libre acumulando los detritos que caían, mientras que los otros dos recipientes quedaron al aire libre durante ocho semanas. “Cada dos semanas Montini visitaba las viviendas, recolectaba los detritos de cada recipiente por separado, los pesaba y los volcaba en tarritos con agua, que después cerraba y guardaba”, agregó.
Lo primero que observó fue que a las larvas les va mejor en recipientes nuevos con mucha acumulación de detritos, que en recipientes viejos que acumularon pocos detritos. Ocho semanas después, “disponía de 40 tarritos (cuatro por vivienda) que contenían detritos sumergidos en agua. Veinte tarritos contenían detritos acumulados durante dos semanas y los otros veinte tarritos tenían detritos acumulados durante ocho. A los primeros, los llamaron ‘recipientes nuevos’; a los segundos, ‘recipientes viejos’”.
“Considerando que en nuestro estudio hay viviendas donde cae muy poquito detrito porque hay pocas plantas y que hay viviendas donde cae mucho detrito, nosotros estamos representando en cierta forma el rango natural de variabilidad que ocurre en la realidad”, añadió Sylvia Fischer, investigadora del CONICET y directora del GEM.
Conclusión del estudio
“Observamos que les va mejor cuantos más detritos se acumularon en el frasco, independientemente de si es un recipiente viejo o un recipiente nuevo. O sea que en recipientes nuevos con mucha acumulación de detritos les va mejor que en recipientes viejos que acumularon pocos detritos”, explicó Fischer.
Este resultado coincide con lo que habían observado en el trabajo anterior, efectuado en primavera, y confirma que no hay que dejar abandonado ningún recipiente a la intemperie, aun por poco tiempo, si se quiere controlar al mosquito. “Aquel estudio evaluaba el desarrollo de las larvas durante la primavera. Ahora, quisimos estudiar la actividad de oviposición en condiciones ambientales lo más reales posibles. Por eso, este nuevo estudio lo hicimos en verano, que es cuando las hembras son más activas poniendo huevos”, precisó Fischer.
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