Un helicóptero turístico, trampa mortal para una joven argentina
Carla Vallejos Blanco, de 28 años, voló para cumplir su sueño de fotografiar Manhattan, pero la nave cayó al río; ella y otros dos pasajeros quedaron atrapados por los arneses; otras dos personas fallecieron en un hospital; el piloto se salvó
La noticia conmocionó a Corrientes en la madrugada de ayer. Carla Vallejos Blanco, de 28 años, estaba a bordo de ese helicóptero que se había caído en Nueva York y no se sabía nada de ella. Guadalupe del Arca, la amiga que había viajado con ella, llamó a Martín Beltrametti, el novio de Carla, y le contó entre gritos y llanto que la joven correntina nunca volvió de la excursión y que se había enterado que había habido un accidente. "La estoy buscando por todos lados, pero no aparece", le dijo.
Un helicóptero se había estrellado pasadas las 19.30, en el East River de Nueva York, con seis personas a bordo. Y el llamado de Guadalupe conectaba la tragedia que golpeaba a la Gran Manzana con la ciudad de Corrientes. Apenas supo del accidente, Guadalupe se subió a un taxi y comenzó a recorrer los hospitales, pero sin encontrar rastros de su amiga. En Corrientes, Martín caminaba sin parar por el departamento del centro de la capital provincial, esperando noticias. Los portales de noticias de los Estados Unidos publicaban de la tragedia, pero no daban datos de los pasajeros.
A Carla le gustaba sacar fotos. El domingo a la tarde, cuando llevaba casi una semana en Nueva York, después de haber pasado tres días en Miami, se subió a un helicóptero para dar un paseo que brinda precisamente la posibilidad de tomar imágenes de los rascacielos y la famosa línea que Manhattan dibuja en el horizonte. Para eso, este tipo de aeronaves tiene puertas abiertas y arneses, que son cinturones extremadamente rígidos, tal como notó anteanoche el equipo de rescate que llegó hasta el East River.
Junto a la turista argentina, viajaban en helicóptero otras cuatro personas: el bombero Brian Mc Daniel (26 años) y su amigo de la adolescencia y periodista Trevor Cadigan (26), y Tristian Hill (29) y Daniel Thompson (34) que trabajaban en Liberty Helicopters, la empresa dueña de la aeronave. Los cinco fallecieron. El único que sobrevivió fue Richard Vance (33), el piloto, que pudo salir porque tenía un mecanismo de seguridad menos rígido que el de los pasajeros.
Aunque aún no se saben las causas, según los medios estadounidenses, el piloto culpa a la valija de un pasajero: el objeto habría presionado un botón y dejado a la aeronave sin combustible. Liberty Helicopters no hizo comentarios. "Estamos enfocados en apoyar a las familias y en cooperar con las investigaciones de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte y la Administración Federal de Aviación", publicó en su página web.
Se sabe, por un audio que difundieron los medios locales, que el piloto notó que algo extraño sucedía y dio la señal de alarma. "Mayday, mayday, mayday. Tenemos una falla en el motor sobre el East River", se escucha en la grabación. Vance decidió aterrizar en el río que separa Manhattan de Queens y Brooklyn, pero el mecanismo inflable de flotación no funcionó. La aeronave se dio vuelta apenas tocó el agua y comenzó a hundirse. Vance logró salir y trepar por el exterior, pero los cinco pasajeros no pudieron soltarse de los arneses.
Antes de subir al helicóptero, Carla le había mandado a su novio un mensaje. Estaba emocionada. Esa era la tercera vez que estaba en Nueva York, la ciudad que la había deslumbrado, pero por primera vez la iba a conocer desde el aire. Poco después de las 19.30, volvió a escribir para avisar que el helicóptero había despegado. Ya estaban en vuelo. Carla se había sentado junto a la ventanilla derecha, al fondo del helicóptero. Ese fue el último mensaje que le envió. Horas después, Martín seguía esperando noticias.
En todos los hospitales, a Guadalupe le decían que allí no estaba. Finalmente, cerca de las 2 de la mañana, la llamaron para pedirle que enviara fotos de Carla. Las más recientes. Y mandó las que se habían tomado anteayer, por las calles de la ciudad helada. Pocos minutos después, la llamaron. Había una persona con esas características y tenía que ir a reconocerla.
El piloto de la nave había sido el único que había logrado escapar; otras tres personas fueron rescatadas y trasladadas en condiciones críticas a un hospital de la zona, donde luego murieron, y otras dos personas perdieron la vida en la nave, atrapadas por los cinturones de seguridad que no se desprendían. Entre ellas, estaba Carla.
Cuando el teléfono de Martín sonó en Corrientes, después de más de una hora de silencio, estalló en un grito de dolor. Estaba junto a Juanita Vallejos, la hermana de Carla, de 40 años. Quien llamaba era el cónsul argentino en Nueva York, Mateo Estrémé. "Iban cinco pasajeros y los cinco fallecieron. El único que sobrevivió fue el piloto", les dijo.
Eran las 4 de la mañana y esa noticia que tanto temían se había confirmado. Todavía quedaba la parte más difícil: contarles lo que había pasado a los padres de Carla, que son jubilados y viven en las afueras de la ciudad. Hacia allá fueron y desde ese momento, la familia, quebrada de dolor, permanece en contacto con el cónsul.
"Tuve la triste responsabilidad de comunicárselo a la familia. Es un momento terrible y muy difícil. Obviamente estamos trabajando con ellos, dándoles contención, tranquilidad", apuntó el cónsul. Hasta el momento, no sabe si la familia va a viajar a los Estados Unidos.
"Están con una angustia terrible. Yo les dije que ellos consideraran que si no pueden viajar, nos vamos a encargar de todo", dijo el cónsul, que también está asistiendo a Guadalupe, que permanece en estado de shock. "Ella quiere acompañar a Carla a Corrientes. Le vamos a dar todo el apoyo que ella necesite", agregó.
Carla había cumplido 28 años un día antes de embarcarse a Nueva York. Su novio la llevó a ella y a Guadalupe a Asunción, desde donde tomó el vuelo a Miami y allí festejaron su cumpleaños. Llevaban varios años juntos, y convivían desde hacía tres.
Ella se dedicaba a la publicidad, se había recibido hacía un año y había abierto la agencia Mentta, en Corrientes. Él se dedica al marketing y, en agosto de 2014, viajaron juntos a Nueva York. En este viaje iba sola. Con su amiga. Se despidieron y siguieron en contacto a diario. Hasta ayer.
Con la colaboración de Rafael Mathus Ruiz y Aldana Vales
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