Congelada en el tiempo: un explorador mostró cómo está hoy la ciudad fantasma de Chernobyl
Adam Mark capturó impresionantes imágenes de Pripyat, la urbe que fue el centro de una de las tragedias más grandes de la historia
Libros, muñecas, cunas y cientos de máscaras de gas tiradas por el suelo se encuentran entre los artículos personales que permanecen congelados en el tiempo en la ciudad fantasma de Pripyat, en Chernobyl, como recuerdos de lo que alguna vez fue una comunidad de 50.000 personas. Así lo retrató recientemente el explorador Adam Mark, quien capturó unas impresionantes imágenes de la urbe que vivió una de las tragedias más grandes de la historia de la humanidad.
Prípiat fue una ciudad situada en la zona de exclusión de Chernóbil, al norte de Ucrania, y estaba destinada a albergar a los trabajadores de la central nuclear. Pero tuvo que ser evacuada en su totalidad tras la explosión, ocurrida en 1986. Y pese a que en sus días activos albergó a casi 50.000 personas, nunca volvió a estar habitada.
Según el balance oficial de la ONU, el evento dejó 50 personas muertas y un millar que sufrió consecuencias físicas por los niveles de radiación. 35 años después, sigue vacía y con niveles de radiación altos. Sin embargo, muchos turistas se animan a visitar las instalaciones de la central y el pueblo fantasma que quedó luego de la tragedia, pero para hacerlo deben acatar un estricto protocolo de seguridad.
El fotógrafo británico visitó la zona del desastre hace solo unos días y capturó escalofriantes imágenes de Prípiat, que parece haber quedado congelada en el tiempo.
Entre las postales más destacadas que Mark subió a su cuenta oficial de Instagram (@adammarkexplores) se puede ver una guardería, con hileras de cunas, colchones y muñecas todavía en su lugar o una zona donde hay miles de máscaras de gas abandonadas en el suelo.
Pero no todo se mantuvo tal cual lo dejaron hace 35 años, algunas partes de la ciudad, como las atracciones de los parques temáticos, están siendo engullidas por la naturaleza y los animales están recolonizando el área, ya que según el informe de la ONU los humanos no podrán vivir allí hasta dentro de un lapso de 24 mil años.
Alarma por los animales “mutantes”
Pese a que los humanos de la zona de exclusión fueron totalmente evacuados, los animales no tuvieron la misma suerte y aun sufren las consecuencias de la alta radiación esparcida por el territorio. La ciencia realizó investigaciones para determinar si la flora y la fauna de esta zona de Ucrania mostraron mutaciones en sus apariencias físicas y en sus formas de comportamiento.
Actualmente, en el territorio habitan osos, bisontes, lobos, linces, caballos de Przewalski, y unas 200 especies de aves, entre otros animales, según establece el doctor en Biología e investigador de la zona, Germán Orizaola, en un artículo donde expone sobre la “fauna de Chernobyl 33 años después del accidente nuclear”.
“Hemos encontrado además algún indicio de respuestas adaptativas frente a la radiación, como cambios en la coloración de las ranas. Las ranas de la zona de exclusión son más oscuras, lo que podría protegerlas de la radiación”, indicó el experto.
También se detectaron algunas características inusuales en los insectos, cuya vida es más corta o son más vulnerables ante los parásitos, sobre todo en zonas de alta radiación. Un informe de Nat Geo, relatado por el actor Will Smith, mostró telarañas extremadamente inusuales en la zona del desastre: el tejido es desordenado, irregular, con grandes agujeros y sin un patrón claro. El material concluye en la existencia de una mutación en los arácnidos, ya que se detectaron “problemas para tejer una telaraña normal”.
Otro cambio llamativo que se detectó en el lugar es el de la chinche de la malva arbórea, que se parece mucho a la vaquita de San Antonio. En el citado informe indicó que se observaron cambios en el color y falta de algunas partes del cuerpo, como algún ojo.
Pese a que, según especialistas de la Reserva de Radiación y Biosfera Ecológica de Chernobyl, se observaron cambios en el comportamiento del ganado y efectos negativos en las aves como daño en su sistema inmune, aumento de albinismo y alteraciones genéticas, los estudios revelaron que la fauna más pequeña fue quizás la más afectada, dado que frente a la radiación mostró las peores consecuencias en su salud, como tumores y cataratas.
Con información de Europa Press
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