Un final feliz: tras una rehabilitación de cinco meses, liberaron a un cóndor que estaba intoxicado con plomo en Villa Traful
El animal había sido rescatado en las aguas del lago de esa localidad neuquina; recibió un tratamiento para eliminar el material de su cuerpo en la Fundación Temaikèn, en Escobar
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SAN CARLOS DE BARILOCHE.- El cóndor andino que fue rescatado a principios de abril en las aguas del lago Traful fue liberado este mediodía en su hábitat tras culminar su rehabilitación en el Centro de Recuperación de Especies Temaikèn (CRET), en Escobar.
El cóndor llegó ayer a Bariloche en avión y esta mañana fue trasladado en camioneta hasta Villa Traful. Tras un ascenso en un vehículo 4x4 y una caminata de unos 40 minutos, sus cuidadores lo liberaron en un sector alto de la montaña. “Lo liberamos en un lugar cercano a donde fue encontrado en abril, pero en lo más alto que se pudo, para darle mayores chances de encontrar una corriente térmica ascendente que le permita levantar vuelo y que no vuelva a caer en el valle. Además, eso le permite ubicarse sobre dónde está, porque hace meses que se fue a Buenos Aires, y pueda volver al dormidero que habitualmente usaba”, explicó Hernán Pastore, biólogo de Parques Nacionales, y coordinador del traslado y la liberación del cóndor.
El macho juvenil había ingresado al CRET el 20 de abril luego de ser rescatado a principios de ese mes en Villa Traful. Un guía y una veterinaria de esa localidad neuquina estaban realizando actividades en la costa del lago cuando divisaron un cóndor que, luego de despegar desde la ruta provincial 65, no consiguió levantar vuelo y cayó al agua cerca de la margen norte del lago.
El rescate fue particularmente curioso: el guía Maximiliano Solohaga y la veterinaria Martina Picotto, junto al guardaparques Diego Schro y la etóloga María Loreto Campbell, se acercaron al cóndor y lo rescataron a bordo de un kayak.
“Una vez que aterrizan, los cóndores no levantan vuelo fácilmente como otras aves. Necesitan un desnivel del terreno y tomar una corriente óptima de aire que les permita subir. Básicamente, como un parapente”, explicó, en aquel momento, Susana Seijas, del Área de Biología de la Conservación del Parque Nacional Nahuel Huapi.
Diagnóstico y tratamiento
El animal presentaba un alto contenido de plomo en sangre, según revelaron en aquel momento los análisis y el diagnóstico realizado por los especialistas. Desde el área protegida advirtieron que se trata de aves carroñeras, es decir, que se alimentan de animales silvestres muertos. En muchas ocasiones, estos poseen esquirlas o municiones que contaminan la carne e ingresan al torrente sanguíneo cuando se los ingiere.
“Ni bien se hizo el diagnóstico de intoxicación por plomo, que se determina con un estudio en sangre, se comenzó con el tratamiento específico de quelación [un proceso en el que se pasa una medicación que se une a este elemento y permite sacarlo del cuerpo]. Luego de los trámites para traerlo a Temaikèn, se le hizo una revisación clínica en el hospital veterinario. Pudimos constatar a través de los estudios que seguía presentando valores de plomo en sangre por encima de los valores aceptables para un desenvolvimiento normal. Además, esta patología estaba afectando en cierta medida su estado general, ya que los valores de la funcionalidad hepática seguían alterados”, contó a LA NACIÓN Martín Falzone, veterinario y responsable del Hospital Veterinario de Fundación Temaikèn.
Por eso, el ejemplar de cóndor andino volvió a recibir el procedimiento de quelación de plomo, que se realiza con una medicación específica: edetato de calcio. A su vez, los expertos le pasaron fluidos y vitaminas para ayudar a su estado general. “A través de análisis de determinación de plomo en sangre, fuimos evaluando que gracias al tratamiento de quelación podíamos llevar los valores de plomo en sangre por debajo de los valores aceptables”, sumó Falzone.
Al finalizar esa etapa de la rehabilitación, el animal fue trasladado del hospital veterinario al CRET, que se encuentra a un kilómetro del Bioparque. Como se trata de un animal silvestre, allí se lo evaluó en aislamiento, para ver cómo se desenvolvía, cómo se comportaba y alimentaba. “Una vez que constatamos que se pudo recuperar tanto clínica como físicamente, pasamos a la última etapa de nuestro proceso de rehabilitación y se empezaron a realizar todas las gestiones para su liberación”, afirmó el veterinario.
Falzone descarta que puedan existir dificultades en la reinserción del cóndor. Destaca que, al momento de ser rescatado en el lago Traful, el animal ya se desenvolvía por sus propios medios en la naturaleza: “Además, el tiempo transcurrido no es mucho y al ser llevado al CRET, estuvo en aislamiento humano. Incluso en el lugar hay otros cóndores, también en recuperación, por lo que estuvo en relación con congéneres”.
Y si bien en el centro de recuperación de especies, no hay espacio para que animales tan grandes puedan volar, sí se los estimula para que puedan asolearse, batir las alas y hacer vuelos cortos a posaderos.
Desde 2002, el Centro de Recuperación de Especies ha brindado atención médica de alta complejidad a más de 100 cóndores derivados de todo el país. Todos habían sido víctimas de cazadores, heridos por trampas, sufrieron choques contra cables de alta tensión o envenenamiento por uso ilegal de cebos tóxicos. “En estos ambientes especialmente diseñados para la rehabilitación de cóndores en aislamiento humano se puede estudiar y evaluar su conducta, analizar la evolución y determinar su posible reinserción”, indicaron desde la Fundación Temaikèn.
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