Cómo es el trámite para el alquiler de vientres en el país
El médico Fernando Akerman viaja entre Miami y la Argentina para contactar a sus pacientes con una agencia estadounidense; allá es legal este procedimiento; testimonio de la conductora Marisa Brel, que quiere legalizar la técnica en el país
Encontró la especialidad justa. El médico Fernando Akerman estudió en la Argentina pero se especializó en infertilidad en Estados Unidos, donde es legal el alquiler de vientres. En nuestro país esta forma de concepción no está legislada y allí es donde calza perfecto la gestión del especialista: él viaja desde Miami, donde reside, y monta transitoriamente su consultorio en Buenos Aires. Una vez acá recluta mujeres interesadas en alquilar (subrogar) un vientre y es el vínculo con una agencia norteamericana que selecciona a una mujer dispuesta a prestar su útero por 9 meses para que allí crezca un bebe. En su centro de infertilidad del país del norte concreta el procedimiento.
En la Argentina, una de cada seis personas tiene problemas de fertilidad. Pese a no ser legal, a partir de este año se quintuplicaron las consultas, sobre todo, a partir de las confesiones de famosos que hablaron del uso de esta técnica para tener bebes: entre ellos están el millonario Ricardo Fort, la vedette Florencia de la V y la periodista Marisa Brel, por nombrar los más reconocidos.
En la sala de espera de Akerman, una pareja aguarda su turno. Adentro, una paciente está en una consulta. Se escucha cómo discuten el precio. El médico le habla de 90.000 dólares y a ella le parece mucho, dice que tiene que hablarlo con su marido. "Sabíamos que era caro pero no imaginamos tanto", se sincera. "Es una inversión importante. Tienen que estar muy seguros", apunta el médico, que contrasta los precios que él ofrece en Miami contra los que debería pagar en California, por ejemplo, donde los valores son más elevados por la demanda de famosos como Elton John o Sarah Jessica Parker.
En la Argentina, Brel, que fue la última en dar a conocer su decisión, cuenta su historia a LA NACION. Habla de sus 10 intentos de embarazo vía inseminación artificial –tuvo a su hija Paloma con este procedimiento-, de sus intenciones frustradas de adopción en la Argentina y en el extranjero, defiende el alquiler de vientres y cuenta que trabaja por la legalización de esta práctica en nuestro país.
Akerman es el médico de Brel. La conoció en la presentación de su libro "Voy a ser madre…a pesar de todo" en Miami. Se le acercó y le comentó de las bondades de este procedimiento que ella desconocía. "Me quedé impactada por lo fácil que es todo", dirá ella.
El proceso completo
-¿Qué es el alquiler de vientres?
-Es un procedimiento. Después de hacer fertilización in vitro, se sacan óvulos de una mujer, se juntan con espermatozoides del esposo y se forman embriones; en lugar de ser colocados en el útero de la mujer se colocan en el útero de una madre sustituta.
-¿Por qué hacerlo?
-Es necesario porque hay indicaciones de mujeres que no pueden tener hijos: algunas nacen sin útero, otras lo pierden por alguna cirugía que determinó que el útero tiene fibroma o cáncer; puede ser que la paciente tenga abortos repetitivos; puede, que haga tratamientos de fertilización in vitro y no quede embarazada, entre otras situaciones.
-¿Cómo es el proceso desde que se insemina la mujer hasta que nace el bebe?
-Una vez que uno hizo el diagnóstico para saber que está bien indicado este tipo de tratamientos, hay que conseguir a la madre sustituta a través de una agencia, una organización que lo que hace es trabajar desde el punto de vista social con madres sustitutas para ver si son las candidatas apropiadas. Por ejemplo, hay una agencia en Florida que es muy conocida y ahí las pacientes consultan para ver del catálogo disponible cuáles son las madres compatibles.
Entonces, una vez que la eligen y que la evaluación médica está completa y se ve que esa es una madre sustituta adecuada lo que hay que hacer es coordinar los ciclos menstruales de la pareja de los padres biológicos con los de la madre sustituta.
¿Por qué? Porque cuando le estoy sacando los óvulos a la madre biológica tenemos que saber que la matriz, el útero de la madre sustituta está lista para recibir unos embriones. La coordinación se hace con pastillas anticonceptivas y después con distintas medicaciones para estimular a los ovarios a que desarrollen varios folículos y óvulos en la madre biológica y pastillas que se le dan a la madre sustituta para estimular el útero.
-¿Cómo es su metodología de trabajo?
-Me formé en la Argentina, pero hace 20 años que vivo en EE.UU y tuve una capacitación completa en universidades norteamericanas. Por ser argentino y tener mucha relación con institutos de este país, soy una fuente de consulta permanente. Lo que hago es venir a dar información, a dar consultas gratuitas para informar a pacientes a ver si esto es algo indicado para ellas. Entonces, una vez que ella se informa hay que completar una evaluación con análisis de sangre, psicológica, con una ecografía, espermatograma y análisis de sangre del esposo, para ver si están en condiciones de hacer ese tratamiento. Mientras tanto, la madre sustituta que está en Florida hace el mismo tipo de evaluación y se inicia la coordinación de los ciclos para que en el momento adecuado la paciente argentina viaje a la Florida para empezar la estimulación y llegar a poder hacer la implantación de los óvulos en mi centro en Miami.
-¿Por qué no se puede hacer en la Argentina?
-Porque no hay legislación. El código civil en la Argentina no reconoce la figura de madre sustituta. Aquí, la mamá es la que está pariendo, la que está pujando y es de donde sale el bebe. Técnicamente se podría hacer acá, obvio que les llevaría años a los profesionales locales capacitarse. Pero el tema es que no es legal hacerlo aquí, entonces no hay ninguna herramienta legal para poder decir que ese hijo es de la madre biológica. Yo no creo que ningún centro de infertilidad serio acá lo haga, porque entienden todas estas limitaciones.
-¿Cree que hay una condena social por este tipo de tratamientos?
-Creo que la sociedad ve esto como algo tremendamente inusual, que se sale de lo común y como si fuera ciencia ficción, pues se relaciona este tipo de tratamientos con las personas públicas que los hicieron. Tenemos una persona sola como Ricardo Fort, que tuvo a sus hijos por esta vía, entonces se puede cuestionar que un hombre solo lo esté haciendo. Después, Flor de la V, una persona travesti, casada con un hombre también dice que busca un hijo así, entonces se mezcla el tema del matrimonio igualitario. Por eso ciertos grupos critican este tipo de tratamiento, por brindar posibilidades a esas parejas que quizá están llenas de amor y que lo quieren brindar al cuidado de unos niños.
-Cuál es el perfil de demandantes?
-La gran mayoría son parejas héteros que tienen algún problema para concebir. Hay muchos famosos, pero también gente común, en general de clase media para arriba, porque es un tratamiento caro, pero no millonario como se cree.
-¿Cuánto cuesta?
-El rango puede ir desde 60 a 140 mil dólares. El primer caso es para alguien que vive en Florida y que tiene la hermana o la prima que va a ser la madre sustituta. A alguien de Argentina le sale más o menos 90 mil.
-¿Cuánto le llega a la madre sustituta y cuánto queda en el camino?
-De 90 mil a ella le quedan 20 mil y no se le dan de entrada sino que se deposita en una cuenta judicial y de a poco se va liberando. Unos 9 mil se llevan los abogados porque se firma un contrato para que se establezca bien lo que va a ocurrir durante el embarazo y para que una vez que nazca el bebe tengan una protección jurídica, para que tengan la certeza de que ese bebe va a poder ser inscripto en el registro civil con el nombre de la pareja que encomendó el tratamiento.
-¿Hay mujeres que reclamaron a su hijo?
-Hubo casos en EEUU que la madre subrogada cambió de idea y trató de pelear en la Corte y no lo logró. También se dio el caso de unos gemelos que los padres que habían encomendado el tratamiento dijeron que querían quedarse sólo con uno de los gemelos y al final la madre sustituta se encontró con un bebe que ella no quería, pero decidió quedárselo y fue a la Corte, que le dio la custodia de los dos. Pero si hay una buena legislación y un buen contrato no hay peligro.
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