El Golf Club de Mar del Plata podría convertirse en parque público
Un senador bonaerense presentó un proyecto de ley para que el predio pase a ser un espacio verde abierto a la comunidad cuando termine la actual concesión
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MAR DEL PLATA.— ¿Adiós a la reconocida y centenaria catedral del golf argentino? ¿Dejará de ser un lugar exclusivo para, a corto plazo y como se propone, derivar en un nuevo parque público? Las dudas se abren con un proyecto de ley ingresado en la Legislatura bonaerense para que en poco menos de nueve años, cuando finalice la actual concesión, en esos links de Playa Grande desaparezcan hoyos y banderines para convertirse en un espacio verde abierto a toda la comunidad.
La propuesta corre por cuenta del senador bonaerense Pablo Obeid (FdT) y apunta a que se declare “Paisaje Protegido de Interés Provincial” esa superficie de casi 30 hectáreas que hasta 2031 continuará bajo administración del Golf Club Mar del Plata, según lo dispuesto por ordenanza municipal en diciembre de 2001.
El legislador puso el tema sobre la mesa con la intención de abrir un debate sobre destino de este espectacular predio que enfrenta al mar a la altura de la Base Naval de Mar del Plata y es, sin ser el más destacado por su extensión y características de juego, la escala obligada de los golfistas argentinos y quienes llegan desde el exterior, tanto profesionales como amateurs.
Dentro de esos límites, en las alturas del extremo norte de la propiedad, se encuentra una imponente casona de estilo tudor que está a punto de cumplir su primer siglo en pie, edificio que es Club House, sede administrativa, alberga un restaurante, es escenario de distintos eventos y tiene protección patrimonial por parte de la comuna, según consta en la ordenanza 10.075.
Obeid comentó a LA NACION que la intención es que se inicie con debida anticipación la discusión del destino de este predio que originalmente pertenecía a la provincia de Buenos Aires y fue transferido al municipio de General Pueyrredon a finales de 2001.
“En nueve años finaliza la actual concesión y la prioridad es evitar que se le dé cualquier destino posible para futuros desarrollos inmobiliarios y, desde nuestra idea, pensarlo como un nuevo parque público para la ciudad”, afirmó.
El partido de General Pueyrredon, cuya ciudad cabecera es Mar del Plata, cuenta con otros tres campos de golf de 18 hoyos. Dos de ellas en la zona sur y la restante en Sierra de los Padres. Si se toma la región como destino de práctica de deporte se puede sumar una quinta opción, ya en el distrito vecino de General Alvarado, con los links del acceso a Miramar.
La Catedral del Golf
Esta oferta de golf es uno de los principales atractivos turísticos que tiene la ciudad dentro de sus propuestas que apuntan al segmento ABC 1, como se define y encuadra a los visitantes de mayor poder adquisitivo. Es una franja en la que desde hace tiempo se trabajo y mucho en busca de un mejor posicionamiento de la ciudad, complementado con desarrollos inmobiliarios y servicios de categoría.
La cesión a la Asociación Civil Mar del Plata Golf Club se selló el 11 de diciembre de 2001 a partir de la sanción y promulgación de la ordenanza municipal 14.404 que le otorga a la entidad la concesión de uso y explotación de ese espacio por un plazo total de 30 años por la que deberá abonar un canon anual fijado en 10.000 dólares.
Obeid propone que se declare paisaje protegido el actual predio que ocupan el campo de golf y su área de servicios en el marco de los parámetros establecidos por la Ley Provincial 12.704. Al mismo tiempo pide que se conforme un comité de gestión con participación provincial y municipal que debería elaborar un plan de manejo ambiental específico para ese espacio enfocado en su nuevo destino como espacio público abierto a toda la comunidad.
LA NACION se contactó con autoridades de Mar del Plata Golf Club en busca de repercusiones sobre este proyecto —que por cierto generó sorpresa entre quienes son parte de este deporte—, y respondieron que “el tema es muy reciente” y que están “analizando el contenido del proyecto presentado”.
Algunos jugadores que son habitués del lugar se reconocieron impactados por la propuesta, así como confiados en que no se dé curso y se mantenga el lugar como escenario de práctica de golf.
Esas canchas vieron jugar a los mejores golfistas del país y otros visitantes extranjeros distinguidos, ya sea en competencias o tan solo por el gusto de probar un campo de juego no solo complicado por su diseño sino por el viento que sopla desde el mar, eterno y común rival a la hora de aplicar un golpe de varias yardas. Se atribuye al propio Roberto De Vicenzo, el mejor golfista argentina de todos los tiempos, haber bautizado este espacio como “La Catedral del Golf”.
También ha sido escala obligada para algunas figuras internacionales y no precisamente del mundo del deporte. Por esas canchas, por ejemplo, anduvieron dos presidentes de Estados Unidos. Primero fue Dwight Eisenhower, en febrero de 1960. Luego fue George Bush, que jugó una partida con el entonces jefe de Estado argentino, Carlos Menem. Fue bajo la lluvia y, según trascendió, el anfitrión lo desafió con un particular premio en disputa: una botella de champagne de marca que llevaba su apellido.
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