Con esta declaración, desde el parque nacional homónimo buscan garantizar la preservación del vapor que protagonizó la primera tragedia lacustre de estas latitudes
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SAN CARLOS DE BARILOCHE.– El legendario vapor Helvecia, tragado por las aguas del lago Nahuel Huapi el 31 de diciembre de 1906 y recientemente encontrado en impecable estado de conservación, acaba de ser declarado patrimonio cultural del parque nacional homónimo. Desde el área protegida buscan garantizar la preservación del barco que protagonizó la primera tragedia lacustre de estas latitudes.
“Está buenísimo que se preserve el naufragio como patrimonio, porque es una cápsula del tiempo. Mantener el último vapor de la época de los vapores (de la etapa agrícola-ganadera de Bariloche) es conservar un eslabón perdido”, afirmó hoy a LA NACION Nicolás Mazzola, quien se crio escuchando la historia del Helvecia y finalmente dio con el barco hace casi dos años.
Y sumó: “Para mí es más que una mera reliquia histórica. Es lo que me permitió reencontrarme con la pasión que tenía mi viejo. Y de alguna manera recibir ese mensaje que me dejó tras su muerte”.
Mazzola es buzo profesional y realizador audiovisual subacuático: heredó de su padre la pasión por el buceo. “Desde chiquito me contaba sobre el naufragio del Helvecia y que nunca lo habían encontrado. Ya de grande, buceamos mucho juntos, pero nunca lo encontramos. Él falleció en 2017 y yo estaba viviendo en Buenos Aires. Su muerte me movilizó tanto que decidí volver a Bariloche. Estando acá, lo que me hizo conectar con mi viejo fue volver a buscar el barco”, narró.
A diferencia de los años en que estaba en la escuela de buceo y solo podía dedicarle los ratos libres, Nicolás encaró en 2020 una búsqueda metódica. Su trabajo incluyó charlas con antiguos pobladores y recopilación de relatos populares sobre la tragedia del Helvecia.
Se rodeó también de especialistas –entre ellos, biólogos, geólogos, antropólogos, historiadores náuticos y arquitectos navales– así como de miembros de la empresa local Páncora Robótica Submarina, dedicada a la fabricación de equipos sumergible de inspección y rescate. Toda la información recolectada durante estos años de investigación se transformaron en el documental La búsqueda del Helvecia, que estará listo a fines de año.
Rompecabezas
“La mayoría de las crónicas de la época y los relatos tergiversaban la verdadera historia. Lo que trascendió hablaba muy mal de los tripulantes, se decía que iban borrachos y que habían salido a navegar a última hora del día. En realidad, luego de buscar en los registros oficiales del Archivo Histórico de Río Negro, en Viedma, descubrimos que tuvieron la mala suerte de salir un día en que hubo vientos de 97 km/h en el lago. Encontré incluso el telegrama que se envió al gobernador interino en ese momento, en el que se decía que la embarcación salió entre las 8 y las 9 de la mañana. Poco a poco, la historia se fue armando como piezas de un rompecabezas”, señaló Mazzola.
Fabricado en Glasgow, el Helvecia II –su nombre original– fue un vapor encargado por el norteamericano James Leeds, dueño de la Compañía de Maderas del Neuquén. Establecido en esa ciudad, el empresario poseía una concesión forestal en varias hectáreas de la zona del Nahuel Huapi. Entre las obligaciones vinculadas con esa concesión estaba la de establecer en el lago una línea de vapores que comunicaran los diversos puertos.
Leeds utilizaría la flamante embarcación para transportar en jangadas los rollizos de maderas que ingresaba por Puerto Blest la Compañía Comercial Ganadera Chile-Argentina, fundada por Carlos Wiederhold, a quien Bariloche debe su nombre.
El Helvecia llegó desarmado a Buenos Aires y desde allí emprendió un cinematográfico periplo hacia el sur: “Lo transportaron en 30 carretas con 60 personas. Es hermoso imaginar esa caravana trashumante con partes de un barco. Llegaron hasta lo que hoy es la entrada a Bariloche, donde Jarred Jones tenía su estancia. Era un texano que, entre otras cuestiones curiosas, trajo los primeros Ford T a la Patagonia. Allí ensamblaron y botaron el Helvecia, en 1903″, agregó el buzo documentalista.
La embarcación perteneció a Leeds hasta 1905, cuando se la vendió a la sociedad comercial Hube y Achelis, que exportaba materias primas a Europa y compraba manufacturas procedentes de los puertos de Hamburgo y Bremen. Y fue el último día de 1906 cuando el vapor Helvecia emprendió su último viaje: una gran tormenta hizo que zozobrara.
Por notas en diarios antiguos, Mazzola y su equipo descubrieron que había una causa judicial por el incidente, cerrada en marzo de 1907. Eso les permitió revelar incluso los nombres de los seis tripulantes, todos chilenos, que aquel día murieron en el naufragio y que habían permanecido en el anonimato.
El gran día
El gran día llegaría a principios de febrero de 2023, cuando Mazzola, Pablo Sigüenza y Lucas Bonfanti –junto a Leonardo Leocata y Mariano Nowakowski, de la empresa Páncora– encontraron finalmente el Helvecia. Barrieron el fondo del lago con ecosondas en tres grandes zonas distintas. En una de ellas, muy cerca de la costa, las imágenes en la cámara submarina parecían confirmar la gran noticia.
Con su traje seco de buceo, Mazzola descendió por la línea de la cámara junto a Bonfanti: “Fui descendiendo y pasé por una nube de sedimentos. Era mediodía, pero estaba bastante oscuro el fondo. Y de repente, como una imagen fantasmagórica, apareció el barco entero. Fue impresionante. Me invadió el recuerdo de mi viejo. Ver al Helvecia ahí, intacto, fue reencontrarme con mi viejo, que desde los 8 años me hablaba de ese barco. Es una experiencia que no olvido más: fui la primera persona en estar en presencia de un barco que lleva ahí 117 años”.
Al ver las imágenes del barco, especialistas del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano confirmaron que, por el estado de conservación que posee, es uno de los más importantes de la región. “A nivel lacustre, ese hallazgo es comparable al de la Corbeta HMS Swift, que naufragó en 1770 en Puerto Deseado. Sus restos fueron encontrados en 1982″, indicó el capitán de ultramar Carlos Solari.
Más allá de la importancia a nivel naval, para Nicolás también representa un homenaje a su padre: “Con mi viejo estuvimos muy cerca de verlo antes. Una vez, pasamos por al lado, habremos estado a cinco metros del barco. Pero como es una zona muy oscura, no lo vimos. El lugar en que hoy está el Helvecia es como un oasis, a unos 30 metros de la superficie. Podría haber caído mucho más profundo, pero encontró un plano y ahí quedó. De otra forma, solo podríamos acceder con robots subacuáticos”.
Para preservar el hallazgo, el lugar exacto en el que descansa el Helvecia se mantiene en secreto. En ese sentido, la Intendencia del parque Nahuel Huapi decidió implementar un sistema de vigilancia subacuático y superficial del naufragio.
“El patrimonio cultural de los ambientes acuáticos es de gran relevancia para contribuir a la comprensión de la compleja y rica historia de ocupación humana de la región patagónica, y en particular del lago Nahuel Huapi: evidencias arqueológicas confirman que su navegación se remonta desde al menos unos 2000 años atrás”, afirmaron desde el área protegida, que cuenta con 88 sitios arqueológicos e históricos inventariados dentro del Registro Nacional de Recursos Culturales de la Administración de Parques Nacionales.
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