Un drama sin final: las familias que buscan por años a sus hijos desaparecidos
Cada día se pierden un promedio de 7 personas en el país; la mayoría son adolescentes y chicos; la frustración de los padres, entre la falta de información y las obligaciones diarias
LA PLATA.- El 16 de mayo de 2017, Gala Cancinos salió de su casa en Salta para ir a educación física en la escuela y después, a clases de inglés en un instituto. A las 19.30 debía estar en el hogar de su tía. Pero nunca apareció. Tenía 14 años. Su habitación sigue intacta, incluso con los pósteres de youtubers en la pared. En ese mismo año, más de 2500 niños, niñas y adolescentes fueron reportaron como perdidos en el país. La mayoría, en la misma región en la que desapareció Gala.
En las cuatro provincias en las que anteayer hubo elecciones, las fotos de niños y niñas perdidos del lugar estaban pegadas en las mesas de votación. Aún quedan, según registros de Red Solidaria, 515 adultos y 67 chicos por encontrar. "Esas historias que no se resolvieron hay que reactivarlas todo el tiempo", explicó a la nacion Juan Carr.
En la Argentina se pierden entre cinco y nueve personas por día, de las cuales entre uno y dos son menores. Según Carr, "el 90% aparecen en cuestión de horas". Pero advirtió que cada caso es particular: "Cada historia es distinta de la otra. El año pasado encontramos a una persona que se había perdido hacía 20 años en Corrientes y no sabíamos que se había perdido".
A Lidia Grichener, presidenta de Missing Children Argentina, no le gustan las estadísticas: "No nos gusta hablar de números. Para un padre su hijo que se perdió es el 100%".
El dolor de las familias de María Cash, desaparecida en 2011, en Salta, cuando tenía 29 años, o de Sofía Herrera, de quien no se supo nada más desde 2008, cuando tenía tres años, y había ido de camping con sus padres en Río Grande, quizás hayan sido de los más reflejados por el periodismo, pero hay centenares que sufren la misma incertiumbre en silencio.
Eso lo sabe Javier Cancinos. El 16 de mayo de 2017 estaba por ir a Buenos Aires por trabajo. Antes de subirse al avión, llamó para ver si su hija había llegado. Mucho después, cuando en la historia entraron policías y fiscales, supo que Gala había estado de las 15 a las 16.30 en el Parque del Bicentenario, en el centro de la capital salteña. "Nos enteramos porque una cuñada estaba en el parque y a ella se la ve en la cámara que entra, está 12 minutos y sale. Es la última cámara que la ve", contó Cancinos. "Llamo al instituto y me entero de que no había ido. Llamo al colegio y me entero de que tampoco había ido", recordó Cancinos. Repasó ese momento cientos de veces frente a investigadores y a periodistas. Desde ese instante, sus rutinas ya no fueron las mismas.
Gala es un poco tímida. A los 14 años, cuando desapareció, medía 1,56 metros, pesaba unos 46 kilos y llevaba el pelo corto y negro. "Todas las rutinas donde nos podíamos encontrar han cambiado. Pero el dormitorio sigue igual. Es muy difícil el día a día", admitió su padre.
La causa, caratulada como "fuga", estuvo a cargo el fiscal Justo Vaca hasta septiembre de 2018. Durante ese tiempo los investigadores hablaron con sus compañeros de la escuela, vecinos, buscaron información en redes sociales, en el celular y en las computadoras que había en la casa. Incluso se las llevaron a Buenos Aires para analizarlas, pero no se logró nada. Desde enero pasado interviene una nueva fiscalía en la que la familia pone sus esperanzas. Es la Unidad de Graves Atentados Contra las Personas Nº 4 de Salta, a cargo de Ramiro Ramos Ossorio.
La semana pasada la búsqueda se reactivó. Según el Ministerio Público de Salta, el equipo de búsqueda y rescate, asistido por cadetes de la policía provincial, personal militar y perros adiestrados, hizo rastrillajes en terrenos del Ejército que están al lado de la ruta provincial 28, en la zona norte de la ciudad.
El 25 de mayo, Día Internacional de los Niños Desaparecidos, Missing Children Argentina usó la foto de Gala en las redes sociales para insistir en su búsqueda. La recompensa para quien brinde información sobre su paradero era inicialmente de $500.000; ahora es de $1.500.000. La foto de Gala aparece en un mapa con otros casos emblemáticos en la región: una niña y un niño perdidos en 2017, en Guatemala, y otro niño que desapareció este año en Jamaica.
"Se han generado varias hipótesis, empezando desde el homicidio. Hicieron hasta investigación con perros. Ya no se puede encontrar nada, únicamente cuerpo. Después pensaron en una fuga, y el tema de que haya habido trata. No hay ninguna en concreto; son hipótesis", manifestó Cancinos, aún a la espera.
Vivir sin Camila
"Siento un vacío, y en las fiestas y cumpleaños, es mucho mayor. Ver una foto que la buscan me duele mucho, más sabiendo que pasan días, meses y años y ni siquiera aparece una pista", escribió Gabriel en WhatsApp ante la pregunta de qué siente vivir sin su hermana Camila.
Hoy, Camila Cinalli tiene 19 años. Pero el 29 de agosto de 2015, la última vez que su familia la vio, tenía 15. Según Gabriel, apenas unos años mayor, la adolescente es callada, introvertida y estaba en su mundo. Vivió casi siempre con él y su padre, salvo los últimos meses en los que se había mudado con el novio, enfrente de su casa. Su madre, su padre y sus hermanos, viven cerca, en el mismo barrio de San Miguel del Monte, provincia de Buenos Aires.
Gabriel cree que en 2015, cuando dejó de saber dónde estaba su hermana, "hubo una especie de encubrimiento por parte del centro de monitoreo" porque "recién a los seis meses de la búsqueda apareció la última cámara en la que ella volvía a la casa". "Si hubiesen encontrado esa cámara antes, todo hubiera cambiado", consideró Gabriel. De la misma forma piensa María José, su madre, que no descarta que la desaparición esté vinculada con la droga o la trata de personas.
Missing Children Argentina es una organización de voluntarias que ayuda en la búsqueda de chicos perdidos a través del 0800-333-5500 y de las redes sociales. "Estamos para ayudar a todas las familias que no saben dónde están sus chicos: difundir las imágenes, acompañar a las familias, ver en el día a día qué esta pasando", explicó Grichensen. Sabe que solas no pueden: "Necesitamos la ayuda de todos, entre todos podemos encontrarlos. Cuanta más gente sepa que alguien está perdido, más rápido se encuentra".
A esa ONG llegó la madre de Camila cuando su rutina cambió y se dedicó a criar a sus otros hijos y a recorrer ministerios y organizaciones para que la ayuden. Incluso viajó a Tucumán para encontrarse con integrantes de la Fundación María de los Ángeles, creada por Susana Trimarco, la madre de Marita Verón, desaparecida el 3 de abril de 2002. Había una pista sobre la tía de una de las amigas de Camila, pero no prosperó.
"La Policía Federal está buscando una aguja en un pajar. En el pueblo nadie habla, nadie la ve. Las cámaras aparecieron a los seis meses. Nunca pudimos encontrar su teléfono", dijo María José, que intenta hacer malabares en su vida entre la búsqueda de su hija y la rutina que, sin que ella la pueda controlar, sigue.
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