Salud. Por qué un dispositivo médico puede ser “un antes y un después” en la calidad de vida de 500.000 argentinos con una patología muy frecuente
Permite un control continuo de glucosa en diabéticos tipos 1 y tipo 2, lo que ayuda a evitar complicaciones
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Un estudio local sobre más de 5000 pacientes diabéticos demostró que la utilización del único sistema continuo de monitoreo de glucosa disponible en el país eleva el promedio de control de la glucemia a 14,5 veces por día. Cuantos más escaneos se realizan estas personas, con más precisión se alimentan, se aplican insulina y realizan sus actividades, lo que evita complicaciones a mediano y largo plazo, como el infarto de miocardio, el accidente cerebrovascular, la amputación de miembros inferiores, la insuficiencia renal y la ceguera.
El método tradicional, que es el pinchazo en el dedo, debería realizarse cuatro o cinco veces por día entre los diabéticos que utilizan insulina, pero es menor hasta en el 50% de los casos, en general por la incomodidad de la metodología. Habitualmente, las mediciones se realizan con una gota de sangre a través de las clásicas tiras que se “leen” con un glucómetro.
Existen dos grandes tipos de diabetes: tipo 1, que ocurre cuando el páncreas no elabora insulina para regular los niveles de glucosa y esta debe administrarse exógenamente, y tipo 2, cuando el organismo fabrica poca insulina o no la aprovecha como debería, generalmente tratada con medicación oral, pero en algunos casos también con insulina. La patología puede además aparecer durante el embarazo.
El estudio mencionado, “Monitoreo de glucosa flash en el mundo real en la Argentina”, ganó el premio a la Mejor Publicación 2021 de la Revista Argentina de Endocrinología y Metabolismo.
El monitoreo continuo de glucosa se logra con un sensor pequeño de 35 mm de diámetro x 5 mm de alto que se coloca en el brazo y se cambia cada 14 días; mediante un pequeño filamento mide la glucosa intersticial en el líquido de los espacios que rodean las células una vez por minuto, en forma automática. También en forma automática y cada 15 minutos realiza un promedio de las mediciones y muestra si la glucosa tiene tendencia a subir o a bajar. Todos los datos se pueden “leer” con una aplicación por el celular, que es gratuita.
El sistema está cubierto por algunas obras sociales y prepagas, y la Federación Argentina de Diabetes (FAD) –que agrupa a más de 30 sociedades de personas diabéticas del país– tiene un modelo de carta redactado para que puedan solicitarlo legalmente, ya que sus ventajas son indiscutibles.
“En la Argentina tiene diabetes el 12% de la población mayor de 18 años y esta modalidad de control glucémico sirve para los diabéticos tipo 1 (10% de los diabéticos) y hasta el 15% de los diabéticos tipo 2 que están insulinizados en forma intensiva. También pueden usarlo las embarazadas, tanto las que ya tienen diabetes antes del embarazo como aquellas que desarrollan diabetes gestacional, que son un 4%”, indica León Litwak, autor principal de la investigación, profesor consulto del Instituto Universitario del Hospital Italiano y expresidente de la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD). Entre los niños, está indicado desde los 4 años.
“Utilizamos datos de pacientes argentinos, una posibilidad que no siempre ofrecen las investigaciones –explica Matías Ré, médico diabetólogo del Hospital Italiano de La Plata, del Hospital Interzonal San Juan de Dios y también autor del estudio–. Cada vez que el paciente se monitorea, los datos quedan guardados durante ocho horas. Según nuestros números, los pacientes argentinos se escaneaban más en promedio que los de otros países”.
“Nuestra investigación no está relacionada con una marca determinada de sistemas de medición continua de glucosa, sino con un instrumento nuevo que apareció en la diabetología –aclara Litwak–. En otros países hay tres o cuatro sistemas diferentes, acá tenemos solo este. Lo que quisimos establecer es cuántas veces deberían escanear su glucosa los pacientes para llevar un control adecuado de su diabetes. Entonces, cuando indicamos este sistema, ahora sabemos que deben mirarlo entre 12 y 14 veces diarias. Antes no lo sabíamos”.
Si bien la utilización de este sistema es creciente, una preocupación de la FAD es que más personas que necesitan insulina puedan acceder. “Es un antes y un después –dice Judit Laufer, presidenta de la FAD y madre de un paciente diabético de 37 años, que hace 20 vive con la enfermedad–. Estamos a la espera de una nueva reunión con la Comisión Permanente Asesora de Diabetes del Ministerio de Salud de la Nación para que nos den una respuesta para incorporar el FreeStyle Libre [nombre del sistema] y varios fármacos orales e inyectables para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Contamos con una ley reglamentada en 2014 que debía actualizar los insumos y fármacos cada dos años. Recién hubo una actualización en 2018 y luego otra, pero parcial”.
Ese ministerio respondió a LA NACION que “se encuentra trabajando en el proceso de actualización de las normas de provisión de medicamentos e insumos para personas con diabetes mellitus. Se analizan propuestas de incorporación de nuevas tecnologías para el tratamiento y seguimiento de pacientes diabéticos, que cuentan con la mejor evidencia disponible para mejorar la atención integral de estos pacientes”.
En este link de su distribuidor oficial es posible comprar el dispositivo a un precio de $6670. El sistema completo (un sensor más lector) cuesta alrededor de $18.000, pero se puede usar el celular para “leer” los datos, mediante una aplicación gratuita.
“A veces los sensores se desprenden y se deben usar más de dos por mes –advierte Laufer–. Entonces hay que suplementarlos con las tiras reactivas tradicionales. En teoría, y por ley, los pacientes tienen reconocidas todas las tiras que necesiten. Pero esto, al igual que la provisión de insulina, lamentablemente no siempre se cumple: muchos van y vienen haciendo trámites para obtener lo que necesiten”.
Glucemia en rango
Gabriel Lijteroff, magister en diabetología y jefe de Diabetología del Hospital Santamarina de Monte Grande, quien no participó del estudio, indica que el control convencional –llamado monitoreo capilar, que se realiza utilizando un glucómetro– proporciona información sobre los niveles de glucemia en determinados momentos, pero que aun haciendo varios controles en el día pueden pasar inadvertidos tanto episodios de hiper como de hipoglucemias. Tampoco brinda datos mientras el paciente duerme.
“Existe un análisis, llamado hemoglobina glicosilada (HbA1C), que permite conocer el promedio de los últimos tres meses de glucemia, un dato muy valioso, pero que no analiza las fluctuaciones cotidianas. En cambio, este monitoreo continuo de glucosa permite registrar lo que sucede con los valores en forma permanente. Con un escaneo se puede saber el promedio de glucemia de los últimos 12 minutos y nos permite conocer el llamado ‘tiempo en rango’, que es el lapso con un nivel de glucosa en sangre entre 70 y 180mg/dl. A más permanencia en tiempo en rango y en correlación con una hemoglobina glicosilada de 7 o menos, existe una mayor prevención de las complicaciones de la diabetes. Y esto se consigue usando este sistema”.
Laufer añade que el pinchazo es una práctica invasiva y que muchos pacientes, luego de varios años, tienen sus dedos muy castigados. “Esto facilita una maniobra que los diabéticos necesitan hacerse, tanto chicos como grandes. Con este sistema, basta acerca el celular al sensor para comprobarlo y actuar en consecuencia. Es una manera de que el paciente o sus padres, en caso de que sea pequeño o pequeña, puedan tomar decisiones”, explica.
Si bien el aparato no tiene una alarma de hipoglucemia –es decir, cuando los niveles de azúcar en sangre bajan demasiado–, los datos que arroja permiten ver la tendencia de los últimos niveles y anticiparse así a un posible descenso crítico, una situación que puede resultar peligrosa. Por ejemplo, si se está está conduciendo un automóvil.
Los glucómetros habituales que miden glucemia con una gota de sangre tienen un sesgo y una variación de +/-10%. “Con el sistema de monitoreo continuo existe una ‘ventana’ entre el tiempo capilar y el tiempo intersticial, pero no trae mayores dificultades si el paciente está con sus glucemias estables”, aclara Ré.
Lijteroff, que es director científico de la FAD, afirma que sobre la base de la evidencia científica, que es abundante, aspiran y trabajan para que el sistema continuo de monitoreo de la glucosa sean incluido en el Plan Médico Obligatorio (PMO) en aquellos pacientes en quienes esté indicado.
“Desde el punto de vista costo-beneficio es la primera vez que una modalidad novedosa termina teniendo el mismo costo que el sistema anterior: es decir, cinco tiras de medición de glucosa al día cuestan lo mismo que dos parches mensuales para el monitoreo continuo”, concluye Litwak.
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