Un diciembre más frío: las causas de la anomalía térmica que se registró en el país
Hubo temperaturas de hasta cuatro grados por debajo del promedio en los primeros días del mes
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El fenómeno climático sorprendió en los primeros días de diciembre, cuando temperaturas de hasta 4°C por debajo del promedio se registraron en gran parte del país, según informó el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). La irrupción del aire frío, inusual para la época, tuvo su origen en la Patagonia y avanzó hacia el centro y norte del territorio nacional, afectando especialmente a la provincia de Buenos Aires, Río Negro, Neuquén y otras regiones del sur argentino.
En estos lugares, los descensos térmicos más marcados registraron valores hasta 3°C inferiores a la media habitual. En otras zonas, como La Pampa, Córdoba, Santa Fe y el litoral, las temperaturas también descendieron, aunque con menos intensidad, ubicándose 2 grados por debajo del promedio. El norte del país y el oeste de Cuyo no quedaron exentos del fenómeno, pero las diferencias fueron menores, con un descenso de apenas un grado.
“Las temperaturas bajaron porque hubo una masa de aire frío que avanzó desde la Patagonia hacia el norte del país. Por lo tanto, los primeros días de diciembre fueron con temperatura algo más baja de lo que es normal para diciembre. En cuanto a los pronósticos del verano, se sigue esperando que sea, en promedio, con temperaturas superiores a las normales, pero como no hay ningún forzante activo, como El Niño o La Niña, es posible que siga habiendo mucha variabilidad térmica”, explicaron a LA NACION desde el SMN.
El impacto de la variabilidad térmica
La falta de estos forzantes climáticos ha hecho que el panorama sea más incierto. Desde el SMN explicaron que, en un contexto de neutralidad, las temperaturas extremas pueden alternarse con descensos puntuales, como los que se registraron en los últimos días. Esta variabilidad térmica, advierten, no descarta la posibilidad de un verano caluroso en promedio, pero sí podría generar períodos irregulares en los que el termómetro fluctúe más de lo habitual.
Este comportamiento podría impactar en otros fenómenos asociados al clima, como la propagación del dengue, una enfermedad que depende en gran medida de las condiciones climáticas. Si bien las temperaturas más bajas pueden retrasar la proliferación del mosquito Aedes aegypti, un repunte del calor en enero o febrero podría acelerar su desarrollo y propagación, advirtió Elías Olivera, entomólogo, en diálogo con LA NACION.
Un verano aún marcado por el calor
A pesar de la sorpresa que generaron las bajas temperaturas en diciembre, el informe trimestral del SMN mantiene la proyección de un verano con temperaturas superiores a lo normal en gran parte del país. Las zonas más afectadas por esta tendencia serían el norte de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, donde las probabilidades de temperaturas por encima de la media superan el 55%.
En estas zonas, el aumento de las temperaturas también coincide con un pronóstico de precipitaciones inferiores a lo habitual. Según el SMN, la posibilidad de sequías se extiende a casi toda la región pampeana y el litoral, afectando también a Córdoba, el centro y sur de Santa Fe y gran parte de Entre Ríos.
En contraste, en otras regiones como Cuyo y el noroeste argentino, el pronóstico de lluvias muestra un panorama más alentador. Allí se esperan precipitaciones dentro de los valores normales o incluso por encima del promedio. En la Patagonia, en cambio, la situación es inversa: el sur de esta región presenta mayores probabilidades de precipitaciones por debajo de la media, lo que podría agravar los períodos de sequía que afectan históricamente a la zona.
El calor de los últimos años
El contexto de las anomalías climáticas actuales se enmarca en una tendencia más amplia de calentamiento global. Según los registros históricos del SMN, los veranos en la Argentina han sido cada vez más calurosos en las últimas décadas. En 2023, por ejemplo, se registraron diez olas de calor, cuando el promedio habitual es de entre cuatro y cinco eventos de este tipo.
Ese verano fue catalogado como el más caluroso del que se tienen registros en el país, obligando al organismo a agregar un nuevo color en sus mapas climáticos para representar las temperaturas extremas que se registraron. A su vez, fue también uno de los más secos de los últimos 30 años, evidenciando el impacto del cambio climático en el clima local.
El verano 2021-2022 ocupa el cuarto puesto entre los más calurosos de la historia reciente, consolidando una tendencia preocupante que podría seguir intensificándose en los próximos años.
El pronóstico actual del SMN muestra una tendencia de temperaturas más cálidas en promedio para los próximos meses, aunque la falta de forzantes climáticos predominantes podría generar altibajos y variabilidad térmica. En este contexto, las olas de calor seguirán siendo un fenómeno recurrente, especialmente en regiones como el centro y norte del país.
Por ello, desde el SMN recomiendan a la población mantenerse atenta a los pronósticos diarios y semanales, especialmente en las regiones donde las temperaturas extremas suelen registrarse con mayor frecuencia.
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